El pulso de los independentistas catalanes al Estado tras el referéndum ilegal del 1-O hizo saltar todas las alertas de la política nacional y activó varios resortes de negociación para evitar una fractura social irreparable. Uno de ellos, fue protagonizado por el lehendakari vasco Iñigo Urkullu, que trató en todo momento de evitar en sus conversaciones con Carles Puigdemont que el Govern catalán declarara de forma unilateral la independencia.

EL ESPAÑOL ha accedido a las misivas cruzadas entre los dos presidentes autonómicos durante los días clave de la crisis. Una serie de correos que demuestran la voluntad de Urkullu de que Cataluña abandonara la senda de la ruptura unilateral por dos razones: la fractura social y política que supondría una Declaración Unilateral de Independencia para Cataluña y el miedo a que la retirada de competencias en aplicación del artículo 155 de la Constitución sirviera como precedente para limitar el autogobierno vasco. 

"Yo creo que la opción menos mala o la mejor es que seas tú quien disuelva el Parlament inmediatamente, y convoques elecciones (llámense constituyentes, autonómicas...) ", llega a recomendar incluso Urkullu como una salida airosa para Puigdemont, reclamado ahora por la Justicia española. 

Primera página de una de las cartas cruzadas entre ambos.

"La vía unilateral me resulta equivocada"

Esas palabras de Urkullu llegaron el día 23 de octubre de 2017, en uno de los puntos de mayor tensión política en el pulso soberanista. El primer día de octubre, la Generalitat convocó un referéndum ilegal sobre la independencia de Cataluña. Con los resultados, nueve días después Puigdemont proclamó la república catalana y la dejó después en suspenso.

Algo que activó los mecanismos de la Administración central, que dio un plazo de diez días al Govern para aclarar el significado de esa declaración. Ante la falta de concreción, el Gobierno de Mariano Rajoy puso sobre la mesa la retirada de las competencias autonómicas para Cataluña: la aplicación del artículo 155. Puigdemont echó entonces el órdago: una Declaración Unilateral de Independencia

"Sabes que siempre he considerado, y así te lo manifesté, que la vía unilateral me resulta equivocada", recuerda entonces Urkullu a Puigdemont. "No tengo objeción a que Cataluña pueda disponer de un reconocimiento de sus derechos históricos, como lo disponen los Territorios Históricos Vascos, y que desde ellos pudiera trabajarse la aspiración de un mayor autogobierno". Sin embargo, el lendakari matiza que esos objetivos deben conseguirse con un "referéndum legal y pactado, con garantías. Y, asimismo, entendido el referéndum como punto de encuentro y no como un elemento divisor".

En su misiva, Ukullu le recuerda a Puigdemont que "la primera obligación de un Presidente (más en el caso de un nacionalista [...]) es, en ausencia de otros logros inmediatos,, defender y mantener las instituciones de su pueblo (Nación) y mantener su autogobierno vigente (conseguido y heredado). Si para construir una Nación es imprescindible y prioritaria su institucionalización, el primer cometido de un presidente (en mi caso lehendakari) es hacer todo lo posible para mantenerla". 

En un segundo punto, Urkullu considera que el referéndum de Cataluña no contó con "las debidas garantías (a pesar de que pudiera defenderse que el motivo de la falta de garantías hubiera sido la actitud del Gobierno español para su anulación)" y que por ello, "no ha de ser la base legal ni legítima en el proceso/camino a la independencia, incluso de manera unilateral". 

Carles Puigdemont vota la declaración de independencia. Efe

Aliados contra el 155

El tercer argumento de Urkullu para que Puigdemont convoque elecciones tiene que ver con la aplicación del artículo 155. "Aprendido el camino será aplicable en otras circunstancias", le recuerda el presidente vasco días antes de que Puigdemont declare de forma unilateral la independencia. "Considero que corresponde al president de la Generalitat -a todo presidente y también a mí lehendakari en la situación similar que pudiere presentarse- liderar la convocatoria electoral para defender el autogobierno. Es mucho lo que se puede perder", le replica de nuevo Urkullu. 

Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, la relación entre ambos presidentes para fijar posiciones sobre la vía independentista arrancó en la reunión que tanto uno como otro mantuvieron el 19 de junio de 2017, cuando Urkullu y Puigdemont se reunieron en Barcelona.

En otra de sus cartas, el presidente vasco le espeta al catalán que las cifras del referéndum ilegal no reflejaban un apoyo mayoritario y sólido a la independencia. Algo similar a lo que sucedió en las elecciones autonómicas de 2005, tras el "portazo" que el Congreso de los Diputados dio, según las palabras del lehendakari, al llamado Plan Ibarretxe. "La Frustración forma pues parte del camino del proceso de avance de un pueblocon conciencia nacional y voluntad de decidir su futuro.  Pero también forman parte de ese proceso la paciencia y la insistencia", concluye el político vasco.

 "Debe reconocerse con honestidad que toda esa fuerza social y política explicitada, toda esa creatividad y determinación demostrada, no han sido suficientes para que en este momento pueda darse el paso definitivo a un estadio de independencia declarada unilateralmente y sin riesgo de que ello fracture por la mitad una sociedad", recuerda el líder del PNV sobre las demostraciones ciudadanas del bloque independentista.

Los CDR levantan las barreras en la salida de la AP-7 en Girona Sud, en plena 'operación retorno'. David Borrat Efe

"Tres factores son, entre otros, decisivos: la falta de reconocimiento internacional, la relación económico-empresarial y el poder coercitivo del Estado, que en ausencia de una mayoría social más contundente no encuentra obstáculo suficiente en imponerse a las instituciones catalana". "El dilema en este momento es comprensible -prosigue Urkullu- continuar a pesar de todo, en la línea de firmeza y determinación mostradas hasta ahora por una mayoría no uniforme en el Parlament de Catalunya o replantearse la estrategia". 

Por ello Urkullu insta a Puigdemont a "reconocer con honestidad y transparencia ante la sociedad catalana" que "el esfuerzo realizado y la fuerza acumulada no ha sido suficiente. Necesitamos más". Además recomienda "no perder el control del calendario ni las riendas de las instituciones" y "convocar elecciones con el doble objetivo de aumentar la fuerza social" de las fuerzas partidarias del independentismo y "plantear una reflexión y estrategia compartida de negociación con otras realidades nacionales y el Estado".