El líder del PP, Pablo Casado, ha llamado hoy a concentrar en su partido todo el voto útil del centroderecha para arrebatar a los socialistas el Gobierno de Andalucía, algo que solo es posible, ha advertido, si todo ese voto se aglutina en su partido y no busca opciones nuevas.

Casado ha lanzado este mensaje en la segunda jornada de la campaña andaluza y en Córdoba, una de las provincias en las que el PP admite que el desvío de votos a Vox, aunque sean pocos, les puede hacer perder un escaño que por el reparto de la Ley D'hont acabaría en Adelante Andalucía: "Los apoyos a Vox podrían provocar que perdiéramos el cuarto escaño, que iría para Podemos".

Y en Córdoba, además, el PP asume que Ciudadanos doblará su representación hasta dos escaños, porque estuvo a punto de lograrlo en los anteriores comicios y solo necesitaría unos pocos apoyos más para consolidarlo.

La sombra de Vox aparece en cualquier caso en otras provincias porque aunque el PP no cree que la formación de extrema derecha vaya a obtener escaño en ninguna, reconocen que hay riesgo de que el partido de Santiago Abascal les haga daño también en Sevilla y Málaga haciéndoles perder algún escaño en favor de la izquierda.

"Que no os hablen de voto nuevo", o de "probar" porque con el PP "no ha sido posible", ha dicho Casado, quien ha atribuido esa imposibilidad, precisamente, al hecho de que el PP no haya conseguido aglutinar todo ese voto útil.

Pese a que Casado haya incluido esta advertencia en su discurso, en la dirección nacional del partido restan importancia al resurgimiento de Vox, creen que la izquierda promueve que se hable de esta formación y la consideran, en cualquier caso "más un movimiento que una adscripción a una papeleta".

Y creen que los actos de esta formación son concurridos -como el de hoy en Málaga- o bien porque sus fieles van de una provincia a otra o bien por un fenómeno "ochentero", como cuando al principio de la democracia los mítines se llenaban de propios y ajenos por pura curiosidad.

El partido, en cualquier caso, no baja la guardia. Hasta la telonera del acto, la presidenta de Nuevas Generaciones de Córdoba, Cintia Bustos, ha hecho una alusión a Vox al subrayar que el PP "no hace campaña a caballo sino en la calle y con los ciudadanos".

En esta segunda jornada, Pablo Casado ha vuelto a hacer gala del perfil que quiere tener en esta campaña. Por un lado, como líder del partido, lanza su mensaje nacional, que hoy ha endurecido al arremeter contra Pedro Sánchez por no criticar a los dictadores "vivos" y los totalitarismos de países como Venezuela, Nicaragua o Cuba en la cumbre iberoamericana mientras por otro lado insiste en "desenterrar" dictadores muertos, en alusión a Franco.

Y por otro, ha defendido que el PP se haya desplegado en varias caravanas -la de Moreno, la suya, la del secretario general, las de otros dirigentes o las visitas puerta a puerta- y ha llamado a todos los populares andaluces a ser también "candidatos desde las bases" para pedir el voto al partido.

En Génova son optimistas porque creen que las expectativas para el PP "son tan bajas" que podrán vender el resultado del 2 de diciembre como un éxito. Están convencidos de que aunque Ciudadanos pudiera incluso doblar su representación no se acercaría en ningún caso al 'sorpasso' a los populares. Además, rechazan la idea de que un mal resultado se vincule directamente con el líder.

La dirección popular insiste en que ahora hay que concentrarse en esta campaña, y defienden que Casado se haya involucrado tanto en ella porque están convencido de que suma votos. Y no deja de ser también su campaña: el equipo de Casado cree que no tiene tiempo que perder y esto ya es una carrera sin descanso hasta que haya elecciones.

Aunque advierten, eso sí, de que esa fecha está aún lejos, y no creen que Pedro Sánchez convoque los comicios hasta diciembre de 2019. Incluso aventuran una fecha exacta: el 15 de diciembre del año que viene. Habrían pasado justo cuatro años de las de 2015 y así los votantes, dicen, no tienen percepción de adelanto electoral.

Pero Casado, explican, tiene ya claro el mensaje de oposición hasta entonces, el de denunciar que el Gobierno va a tratar de aguantar "como un zombi".

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