Imagínese usted el arco ideológico, desde la extrema izquierda hasta la ultraderecha. Ahora, coloque a los partidos que conoce por orden de un lado al otro.. ¿Ya? Bien, pues cuando Pablo Iglesias acusa al Partido Popular y a Ciudadanos de estar "en la extrema derecha" a ésta le da la risa. EL ESPAÑOL ha preguntado a los líderes de España 2000, de la Falange Española y de las JONS y de VOX si creen que hay riesgo de que los de Pablo Casado y los de Albert Rivera les vayan a quitar votos. Ante la pregunta, del otro lado del teléfono se sentían las sonrisas maliciosas y se oían los ojos abrirse como platos. "Si PP y Cs son la extrema derecha, entonces VOX debe de ser fascismo y nosotros el demonio encarnado, ¿no?" Quien dice esto es Norberto Pico, líder de Falange, que además no tiene reparos en calificar a 'populares' y naranjas de "pardillos".

Iglesias hizo este diagnóstico extremista el pasado domingo, durante una entrevista en directo en La Sexta, a preguntas de Ana Pastor sobre la gestión del golpe separatista en Cataluña de hace ahora un año. Y precisamente los falangistas creen que aquel Gobierno del PP, apoyado esencialmente en Ciudadanos, se dejó engañar "como un pardillo" por los dirigentes separatistas y por el PSOE. "Aquello se cerró en falso", opina Pico, "y el Ejecutivo de Mariano Rajoy actuó de una manera negligente, como estamos viendo ahora con las consecuencias".

No muy lejos está la posición de Rafael Ripoll, líder de España 2000, para quien aquel "golpe de Estado blando" fue parado "únicamente gracias al pueblo español, a esos trabajadores nobles y leales de Cataluña que salieron a la calle a demostrar que no estaban dispuestos a aceptar la encerrona de los separatistas y el Gobierno". ¿Del Gobierno también, el de la nación? "Sí, era una pantomima en la que Rajoy y Soraya, gracias a su amistad con Junqueras, actuaron como cooperadores necesarios", espeta.

El líder de la formación que se autodefine como “social y patriota, ni de izquierdas ni de derechas” está convencido de que Rajoy “colaboró activamente” en la representación del 1-O: “El Gobierno humilló a la Policía Nacional y a la Guardia Civil en el ‘Piolín’, y la utilizó luego para escenificar la represión”. Y todo porque, en su opinión, ambas partes salían ganando: unos con su teatrillo de víctimas y los otros “porque sólo quieren su posición de poder, no les importa diluir la soberanía nacional... si ya la están regalando por arriba a la Unión Europea, ¿qué les importa la ruptura por abajo?”.

Entre llamada y llamada, el periodista se frota los ojos, repasa sus notas, subraya titulares, y comenta la jugada en la redacción... aquí hay tema. Y entonces llega al móvil el mensaje de Santiago Abascal, presidente de VOX: "Llámame cuando quieras, ahora puedo antenderte". Abascal fue dirigente del PP en el País Vasco, mandó en vísperas del referéndum del Brexit a algún militante a que tomara simbólicamente el Peñón de Gibraltar y se ha hecho fotos con Marine Le Pen, quien heredó de su padre Jean-Marie -orgullosamente fascista- el Frente Nacional francés.

Pero como los dos anteriores, Abascal rechaza la etiqueta de extrema derecha para sí y se burla de que se la atribuyan a la "derecha blandita" que para él representan los de Casado y Rivera: "Hombre, es que eso de las etiquetas de ultraderecha a nosotros nos importa un pimiento, que nos llamen lo que quieran".

El fundador de VOX se echa a reír a mandíbula batiente cuando el reportero le plantea si él colocaría a PP y Ciudadanos en el espectro de la extrema derecha: "Eso es una idiotez, que no se cree nadie. Entonces, ¿nosotros qué somos: el Ku Klux Klan? Es una chorrada que dice Iglesias por pura estrategia electoral".

El aniversario del 1-O

Los tres dirigentes que atendieron a este periódico se mostraron críticos hasta el extremo -permítase el chascarrillo- con la gestión que Mariano Rajoy hizo del 'procés', la convocatoria del referéndum ilegal de autodeterminación y la posterior declaración de independencia. "El 155 no sirvió para nada, hoy estamos en el mismo escenario que entonces", diagnosticaba el falangista Pico. "Y encima, el Gobierno del PP les dio lo que buscaban, la foto de un policía cargando... pero todo era una mascarada y una pantomima, ¿dónde están esos 800 heridos?"

Pico tiene su propia receta para detener el "golpe que sigue vivo", en su opinión. Para la Falange, habría que "suspender la autonomía de Cataluña y desmantelar sus estructuras favorecedoras del separatismo: los medios públicos, las organizaciones regadas con dinero de todos, como ANC y Òmnium". Eso en el escenario inmediato, pero a largo plazo la Falange presume de "haber anticipado hace 40 años lo que iba a ocurrir, que las autonomías iban a exacerbar el secesionismo". Y ñade: "Nosotros creemos que hay que desmantelar ese modelo de Estado que es ineficiente y tan caro que la única solución que se les ocurre a los políticos es subirnos constantemente los impuestos".

Las tres formaciones de extrema derecha aprovechan la pequeña entrevista para expresar la idea que defienden sobre la arquitectura del Estado -las autonomías no funcionan y, para empezar,  hay que arrebatarles las competencias de Educación, Sanidad, Justicia y Seguridad-, sobre la política económica -el Estado debe intervenir en defensa de las clases trabajadoras-, y la Unión Europea -”nos roba la soberanía”-.

Rafael Ripoll, de España 2000, habla muy claro: “Las Comunidades Autónomas sólo están bien si facilitan la vida de los ciudadanos, como pasa en La Rioja, Asturias, Murcia, Extremadura… que siempre han sido leales”, apunta, “pero cuando se toman competencias que no son suyas… mire, el Parlamento de Cataluña no tiene competencias para convocar ningún referéndum, ni para proclamar la independencia ni para declarar la guerra a Filipinas”.

Hablando de guerra, fue el mismo Iglesias el que dijo que ‘populares’ y naranjas están deseando “llevar los tanques” a las calles de Barcelona. Una afirmación que llamó mucho la atención de la entrevistadora, quien le pidió que la ratificara, no fuera a ser que se le hubiera calentado la boca al líder de Podemos. “Pero es absurdo”, rebate Abascal. “No hacen falta tanques, basta con la ley: los independentistas no tienen media torta si les mandas a la Guardia Civil a aplicar la Constitución como Dios manda”.

Y es que, como concluye el heredero de José Antonio en la Falange, Norberto Pico, las “políticas anticatalanas” del PP y de Ciudadanos no son tales por lo que dice Pablo Iglesias sino por todo lo contrario: “Los dos partidos, como el PSOE también, son anticatalanes porque son unos laxos, están dispuestos a pactar lo que sea por mantener sus privilegios: conspiran contra los ciudadanos de Cataluña”.