En Quintos de Mora, Los Yébenes (Toledo), José Luis Rodríguez Zapatero recibió, entre otros, a Lula da Silva muchos años antes de que diese con sus huesos en la cárcel. En la misma ubicación, José María Aznar estrechó la mano de George W. Bush con la invasión de Irak en el horizonte y también a Tony Blair para completar la foto de las Azores. Un lugar donde se trataron temas fundamentales en la historia reciente, la española, la europea y la mundial. Un lugar donde Pedro Sánchez ha llamado a sus ministros a "trascender esta legislatura", aunque sólo dure dos años y sea a golpe de 'decretazo'.

Al igual que hicieran Zapatero y Aznar en su momento, Pedro Sánchez llegó a la finca toledana en uno de los helicópteros de la Fuerza Aérea español procedente del Palacio de la Moncloa después de acompañar a la selección española el sábado en Vannes (Francia) durante la final del Mundial femenino Sub20 que perdieron ante Japón (1-3). 

Pedro Sánchez reunió en Quintos de Mora a sus 17 ministros, todos ellos llegados en coche oficial, con un sólo punto en la agenda del día de esta reunión informal: defender "el impulso transformador del Gobierno para conseguir un país más justo y solidario, igualitario y feminista". Un impulso que va más allá del corto plazo, de los problemas del día a día, un impulso por el que Pedro Sánchez y su gabinete aspiran "a trascender la presente legislatura con una potente agenda de cambio europeísta y sostenible". Agenda que, por otra parte, ya está en marcha.

Desde la pasada moción de censura del pasado 1 de junio y en poco menos de tres meses el actual Ejecutivo ha superado con creces el número de 'decretazos' empleados por los gobiernos pasados, ya fueran los de Rajoy o los del mismo partido socialista de Zapatero. Decisiones que abarcan desde la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos a la renovación de TVE pasando por el acceso universal al sistema nacional de salud, la oferta de empleo público o la violencia de género.

Temas, todos ellos, tratados como decreto ley por su urgencia extraordinaria y también como la forma más efectiva de soslayar un Parlamento en el que el Gobierno de Sánchez se encuentra en clara inferioridad numérica, con apenas 84 diputados, y obligado a pactar cada una de sus iniciativas con todos y cada uno de los socios de viaje que encontró en la moción de censura. Desde los independentistas catalanes de ERC y PdeCAT a Compromís o Podemos. Precisamente con estos últimos alcanzó otro polémico acuerdo para evitar la capacidad de veto del Partido Popular en el Senado a cuenta de la votación del techo de gasto y con los Presupuestos Generales del Estado de 2019 en mente.

Decisiones todas ellas criticadas desde la oposición que este mismo sábado ha enconado su discurso a cuenta del abandono del juez Llarena ante la denuncia presentada por el huido Carles Puigdemont en un tribunal belga, donde el Estado sólo le defenderá en lo referente a la instrucción del 1-O pese a tener también en contra a prácticamente todas las asociaciones nacionales de jueces y fiscales.

Mesa de trabajo de Pedro Sánchez y sus ministros en Los Yébenes. Valentin Carrera EFE

Posiciones todas ellas políticas que, sin embargo, encuentran un sentido mayor en ese mensaje de "trascender la actual legislatura", pues será el Gobierno de Sánchez el que pase a la Historia como el que dio el paso al frente de exhumar los restos de Franco. También ha enarbolado la bandera del feminismo con el "si no dice sí es no" a raíz de la sentencia de La Manada de los sanfermines, aunque ha encontrado resistencia en otras medidas como la de reformar el lenguaje de la Constitución para hacerlo más inclusivo ("con o sin asesoramiento de la RAE", según Carmen Calvo). Y por supuesto se ha echado a la Unión Europea a la espalda en materia de inmigración con decisiones dispares como la acogida del Aquarius en un primer momento para después rechazarlo en su segundo viaje.

Un trayecto en el camino a "trascender la actual legislatura" que tuvo sus comienzos con una política de comunicación rápidamente abandonada en redes sociales, con el polémico uso del Falcon de la Fuerza Aérea para acudir al concierto de The Killer en el Festival Internacional de Benicassim o la contratación de Begoña Pérez, su mujer, para un puesto a medida dentro del Instituto de Empresa apenas dos meses después de solicitar una excedencia en su empresa y coincidiendo en los tiempos con el acceso de su marido a la presidencia del Gobierno.