El Instituto Internacional de la Prensa alerta del aumento del acoso y las amenazas online contra periodistas en España. Entre los motivos, la radicalización que ha provocado en los usuarios los principales cambios políticos; principalmente, el procés. Así lo advierte un estudio elaborado por el organismo internacional.

De acuerdo a los datos que arroja el estudio Safety of Female Journalists Online del Instituto Internacional de la Prensa, el acoso digital afecta a todos los periodistas, pero son ellas las que sufren de un modo más directo sus consecuencias. Las informadoras sufren más humillación, ninguneo y amenazas de violencia sexual, sobre todo, en redes sociales. Se ven afectadas tanto por la intensidad de los insultos como por las campañas de coacción de las que son objeto. 

Los investigadores sostienen que la polarización política y el proceso independentista en Cataluña han generado un contexto de crispación que tiene su reflejo en Internet. "Convertidas en trincheras ideológicas, fanáticos de distintas ideologías usan las redes sociales para intimidar, insultar a los periodistas y desacreditar su labor", explican.

Acoso de los independentistas a los medios de comunicación en Cataluña.

De acuerdo a los datos que arroja el estudio Safety of Female Journalists Online del Instituto Internacional de la Prensa, el acoso digital afecta a todos los periodistas. Sin embargo, son ellas las que afrontan las situaciones más complicadas en las redes. El ninguneo, la humillación por su aspecto físico, los insultos machistas, las amenazas de agresión sexual y los mensajes de intimidación a sus hijos y familiares son los principales rasgos de las amenazas dirigidas a mujeres.

Los investigadores sostienen que este acoso tiene consecuencias psicológicas. Estas amenazas desencadenan en ataques de ansiedad, depresión y autocensura son algunas de las consecuencias psicológicas que padecen los periodistas, en especial las mujeres, en los casos de acoso digital extremo. Estas personas se coartan en muchos casos de publicar determinadas informaciones por el daño psicológico que pueden causarles las reacciones. 

Las amenazas no solo tienen impacto psicológico sino también a nivel laboral. Afectan especialmente a los periodistas autónomos, que temen que estas amenazas les hagan perder sus colaboraciones si son tachados de problemáticos. 

Un protocolo de actuación

Como consecuencia de estos problemas que puede generar el acoso, el instituto ha advertido de la necesidad de un protocolo de actuación en las redacciones para poder responder de forma eficiente al acoso digital. Además, consideran que hay una necesidad de reconocer el problema no sólo como algo que afecta al periodista, sino a todo el medio de comunicación. 

Este informe es el resultado de la reunión de grupos compuestos por medios de comunicación, periodistas y sindicatos de la prensa que han tenido como objetivo conocer el alcance del acoso digital en nuestro país y realizar un análisis de las estrategias más eficaces para combatir este acoso. 

El estudio forma parte del proyecto Ontheline que tiene como objetivo crear puentes de comunicación entre distintos medios de información en Europa para compartir las estrategias que utilizan y crear nuevas protocolos de actuación contra este acoso online hacia estos profesionales. Este proyecto se desarrolla en seis países: Polonia, Reino Unido, Finlandia, Alemania, Suecia y España.

El IPI, una de las organizaciones internacionales pioneras en el estudio del acoso digital contra periodistas, ha determinado que este es un problema que afecta a la libertad de prensa y a la calidad de información que recibe la ciudadanía. 

Disidente del catalanismo… en catalán

Anna Grau es periodista y escritora. Antigua columnista de El Español y corresponsal en Nueva York del diario ABC, ha colaborado para decenas de medios de prensa y TV (RTVE, 13TV, Telemadrid…). Catalana y crítica con el proceso separatista, su experiencia personal confirma las conclusiones del estudio. 

"Hace como quince años que en Cataluña empezaron a hacerse listas de periodistas buenos y malos. En todo este tiempo, a mí en las redes sociales me han dicho de todo: que si me había vendido 'al oro de Madrid', por ejemplo, cuando una simple ojeada a mis declaraciones de la renta demuestra que desengañarme del catalanismo y decirlo me ha empobrecido, no enriquecido. Si yo fuera complaciente con el procés, probablemente estaría tan forrada como Pilar Rahola. Otras veces, los ataques se centran en mi vida privada, me niegan la condición de catalana o me desean la muerte o la de mi familia" dice Anna. 

Captura de pantalla de la cuenta de Twitter de Anna Grau. Imagen cedida por Anna Grau

El caso de Anna Grau es relevante como ejemplo de algo extraordinariamente difícil de ver en Cataluña: disidencia respecto a la doctrina oficial… en catalán. "Yo fui durante años disidente del catalanismo… en catalán. Era como predicar en un desierto lleno de escorpiones. Los que estaban de acuerdo conmigo me lo decían en privado y en secreto, jamás públicamente. Hay que haber vivido en Cataluña para comprender por qué. Ahora que vivo en Madrid y tengo presencia pública en castellano y en catalán (no he dejado de acudir a TV3 las pocas veces que me invitan a hacer de sparring), considero mi deber propiciar el diálogo y la racionalidad. Pero eso pasa por evidenciar cuando no existe".

A la condición de disidente (antinacionalista o constitucionalista), Anna Grau suma la de mujer. Tal y como explica el estudio, un factor de riesgo añadido en las redes sociales. "El procés ha disparado el nivel de insultos y ataques en red a los periodistas no catalanistas, no digamos si somos mujeres, que por alguna razón damos más rabia al verdadero heteropatriarcado (machismo + feministas simplonas, faltonas y mandonas). En parte, es un efecto llamada: si los políticos agreden verbalmente, ¿qué va a hacer la gente?".

Y finaliza Anna Grau: "Pero hay más. Hay ejércitos de troles en la sombra. De repente, ves que alguien a quien no conoces de nada y que tiene poquísimos seguidores te insulta hasta la demencia días enteros… A veces se intuyen objetivos más inconfesables. Se ataca al moderador de una tertulia por 'no dejar hablar' a determinados tertulianos y se le criminaliza por 'dejar hablar demasiado' a otros. Puede bastar con un puñado de tuits estridentes para hacerle creer que se juega miles de oyentes o televidentes si permite la pluralidad. ¿Conclusión? Ladran, luego…¡cabalguemos!". 

Captura de pantalla del Twitter de Anna Grau y de algunas de las respuestas de sus troles. Imagen cedida por Anna Grau