Daniel Basteiro Alberto Lardiés

Quim Torra, el president de la Generalitat, llegó con 10 minutos de retraso, el lazo amarillo con el que el independentismo denuncia la existencia de presos políticos y tres regalos de cortesía para Pedro Sánchez. 

La primera reunión entre el nuevo president y el nuevo presidente del Gobierno ha comenzado un poco después de la hora prevista (11:30), al parecer por el tráfico y la llegada de Torra a Madrid con el tiempo justo. Es la primera reunión oficial entre los responsables de ambos Gobiernos desde abril de 2016, cuando Mariano Rajoy recibió a Carles Puigdemont. 

A ambos se les pudo ver relajados y sonrientes al inicio de la cita, muy esperada y que ha generado gran expectación por la posibilidad de que las relaciones institucionales entre ambos Ejecutivos puedan relajarse en favor de un diálogo sobre asuntos de mutuo interés. 

Torra ha obsequiado a Sánchez con una botella de licor de ratafía y dos libros sobre Cataluña, uno de ellos de mapas y otro sobre el Valle de Arán.

Torra no se ha quitado el ya tradicional lazo amarillo que exhiben los dirigentes independentistas en público y que pretende denunciar la existencia de presos políticos y exiliados, que es como consideran a los dirigentes en prisión o en el extranjero, huidos de la justicia española, encausados por rebelión y malversación. 

Ese lazo es, en sí mismo, una denuncia de los pilares del Estado de Derecho que Sánchez deberá defender durante la reunión, como la Constitución española, que no recoge el derecho de ningún territorio a autodeterminarse unilateralmente, o la independencia del poder judicial. 

Tampoco es el primer detalle de este tipo que Torra realiza con una institución por medio. Nada más tomar posesión como presidente colgó una pancarta en la fachada de la Generalitat en la que se podía leer "Libertad para los presos políticos y exiliados" en catalán y en inglés.

La reunión de hoy con el presidente del Gobierno es la primera que se produce con el nuevo ejecutivo socialista y aunque no parece probable que vaya a haber acuerdo alguno, pero el tono y las sensaciones de este esperado encuentro pueden marcar el devenir político de las próximas semanas, según informa Alberto Lardiés.

 

Sánchez y Torra buscan encauzar relación pero sin expectativa de acuerdos

 

La cita ha causado incomodidad en el PP y Ciudadanos, que temen que Sánchez ceda ante Torra con tal de conseguir al "normalización" de las relaciones que defiende. Inés Arrimadas ha acusado al presidente del Gobierno de ser "es capaz de vender España a trozos a cambio de quedarse unos meses en La Moncloa".

Ofertas concretas

Sánchez puede exponer el traslado de los políticos presos a cárceles de Cataluña como un gesto en la senda del diálogo. Otro movimiento previo del Gobierno ha sido ampliar los límites de la discusión para lograr el apoyo de ERC y PDeCAT en RTVE. Pero, más allá de los pasos previos, presentará ofertas a Torra para intentar reconducir la grave crisis que se vive en Cataluña desde hace meses.

Entre las propuestas concretas podría ponerse sobre la mesa una relación bilateral fluida para desbloquear la relación Cataluña-Estado, un plan de inversiones en trenes y puertos, la cesión de parte del Poder Judicial y un cambio en la política lingüística.

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