Un Ejecutivo de gran confianza, muy político, paritario y con algún ministro inesperado pero de gran trayectoria o prestigio profesional. Aunque nadie tiene ninguna certeza, ya que se trata de una decisión que corresponde a Pedro Sánchez, las quinielas sobre el nuevo Consejo de Ministros ya han comenzado. Lo hicieron antes casi de que el nuevo presidente del Gobierno, que promete su cargo este sábado ante el rey Felipe VI, contara con los votos necesarios para ser investido. 

Sánchez tiene el compromiso electoral, expresado en numerosas ocasiones, de formar un Ejecutivo paritario, con tantas mujeres como hombres, y en el PSOE se da por hecho que su número dos será una mujer. Entre los nombres que más suenan están Meritxell Batet, líder de los diputados del PSC en el Congreso, Adriana Lastra, número dos del PSOE, y Carmen Calvo, la número cuatro de Sánchez en Ferraz y secretaria de Igualdad. 

Batet tiene un perfil que gusta en el partido. Es catalana y podría mejorar la gestión de la crisis territorial que hizo Soraya Sáenz de Santamaría. Porque la crisis institucional en Cataluña será uno de los temas clave de la legislatura. Exprofesora de Derecho Constitucional, extremadamente discreta, con un discurso moderado y moderno en los medios, es respetada intelectualmente y se le atribuye una gran capacidad de trabajo. 

Calvo cuenta con la ventaja de haber asumido ya responsabilidades de Gobierno como ministra de Cultura con José Luis Rodríguez Zapatero y consejera en la Junta de Andalucía. Sería una apuesta por la veteranía, por una política de raza y con carácter y, además, proveniente de Andalucía, la federación socialista más importante, aunque la exministra tenga una gélida relación con Susana Díaz y su equipo. Otros la ven en un superministerio social, que incluya responsabilidades como Igualdad, Políticas Sociales o Sanidad. 

Lastra sería la opción más clara como número dos si Sánchez quiere a un miembro de su Ejecutiva, muy cercano, 100% leal y con conocimiento del partido. Pero precisamente por ese motivo, además de por su escasa trayectoria de gestión pública, Lastra podría ser perfecta para comandar el partido y crecer como referencia orgánica indiscutible. 

El dúo Ábalos-Lastra

Lastra y José Luis Ábalos son, hoy por hoy, los dos principales apoyos de Sánchez. En el PSOE ha calado la impresión de que el nuevo presidente los premiará a los dos, pero que uno se volcará en el Gobierno y otro en el partido. En ese sentido, si Lastra es ministra, Ábalos podría centrarse en el partido y como secretario de Organización preparar las elecciones del año que viene. Esa función más orgánica podría ser ampliable al grupo parlamentario, que va a ser clave en lo que queda de legislatura, y podría ser combinada por quien acabe asumiéndola.

Con 84 escaños, el grupo socialista va a tener que llegar a acuerdos con tantos o más diputados de los que tiene y de distintos grupos. Está por ver el talante y flexibilidad que muestra Pablo Iglesias. El PSOE quiere explotar la geometría variable: con Podemos y Ciudadanos para algunos asuntos (por ejemplo, reforma de RTVE) y con Podemos, ERC y los partidos que se sumen en asuntos más ideológicos. 

Ábalos ha sido ya el interlocutor de los demás grupos parlamentarios durante la moción de censura y podría ser un buen portavoz parlamentario si la actual, la magistrada Margarita Robles, da el salto al Gobierno como ministra de Justicia, una cartera obvia para una jueza con una larguísima trayectoria y muchos puntos de vista propios sobre el sistema judicial. En el PSOE sólo la ven en esa cartera o en Interior, materia de la que ya fue secretaria de Estado con Felipe González pero también hay quien duda de que Sánchez se la conceda, ya que su relación ya no es tan cercana como en otras épocas.

Economía y Hacienda

Como ministros de Economía y, quizás, de Hacienda en un ministerio refundido que podría alcanzar el rango de vicepresidencia, suenan el exministro Jordi Sevilla, ahora directivo en la consultora Llorente & Cuenca, que siempre ha querido dirigir la política económica. Se quedó sin hacerlo en tiempos de Zapatero, cuando acabó en Administraciones Públicas, y ha asesorado a Sánchez, siendo negociador con Podemos y Ciudadanos en su primer intento de llegar a la Moncloa. El exsecretario de Estado David Vegara, con un perfil más técnico, también podría ser una buena opción. En algunas quinielas está también el secretario de Economía de la Ejecutiva, Manuel Escudero, aunque su nombre suena con menos fuerza. 

Patxi López suena en todas las quinielas. Es el único miembro de la Ejecutiva de Sánchez (de 49 miembros) que no le apoyó en las primarias. Su talante dialogante, su experiencia como lehendakari, su discurso y relación con los medios lo convierten en uno de los ministrables llamados a ocupar una cartera importante. Suena en Interior o Defensa, pero él dice no saber nada. 

Narbona suena en Medio Ambiente

A partir de aquí, los demás nombres suenan sólo en algunas porras. Se da por hecho que la política energética, el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático merecerán un ministerio en el Gobierno Sánchez. Cristina Narbona, presidenta del PSOE y exministra de Medio Ambiente, es la opción más obvia. Pero también suenan Hugo Morán, miembro de la Ejecutiva y muy respetado, cercano a Narbona, o la exsecretaria de Estado Teresa Ribera, con experiencia en negociaciones climáticas internacionales. 

En Exteriores, Sánchez podría decantarse por Ángel Ubide, con experiencia internacional, aunque hay quien no descarta un golpe de efecto y que el presidente ofrezca el puesto a Josep Borrell y Joaquín Almunia, dos perfiles que aportarían un enorme peso y prestigio al Ejecutivo. 

Las demás carteras

Beatriz Corredor podría ocupar un ministerio y conservar la posibilidad de ser candidata a la alcaldía de Madrid, pero aparece en una investigación sobre una presunta financiación irregular en el PSPV, el partido en la Comunidad Valenciana. 

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, otro de los miembros de la Ejecutiva andaluces, podría ocupar una cartera. Algunos lo ven en Defensa, pero también en Administraciones Públicas o incluso en Fomento. Mari Luz Martínez Seijo, actual portavoz de Educación en el Congreso, podría ocupar esa misma cartera en el Ejecutivo. Magdalena Valerio, exdiputada y miembro de la Ejecutiva, podría ir a Trabajo, Asuntos Sociales o una cartera que lleve pensiones y Seguridad Social.

El exconsejero Rafael Bengoa podría ocupar Sanidad. Ya estuvo en el Gobierno en la sombra de Sánchez, un grupo de expertos. Pero la senadora Luisa Carcedo tiene también un buen perfil y es más cercana a Sánchez. 

El diputado madrileño Rafael Simancas podría ocupar una posición relevante en el grupo parlamentario, pero también un ministerio. Algunos lo ven en Fomento. La secretaria de Política Municipal del PSOE, Susana Sumelzo, también podría ocupar una cartera, aunque no está claro cuál. 

Manuel González Ramos, diputado por Albacete, la onubense María Luisa Faneca, secretaria de Pesca socialista, o incluso la eurodiputada Iratxe García, que se da por hecho que no será cabeza de cartel en las europeas, podrían ser ministros de Agricultura, una cartera para la que vienen bien conocimientos de política comunitaria por el peso de la PAC. 

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