Se le acabó la vida en Carcasson (Francia). Lo mataron a cuchilladas para robarle un alijo de 300 kilos de hachís. Era un vecino de Roquetas de Mar (Almería) de 28 años que mantenía una doble vida: vendedor de coches de día, narcotraficante de noche. El crimen se cometió el 20 de octubre de 2013 y, hasta hoy, su muerte ha sido un misterio. Las pesquisas de la Guardia Civil han sido cruciales para la detención de cinco personas que planificaron el asesinato. Fuentes de la investigación relatan a EL ESPAÑOL los últimos días de este narco de Roquetas de Mar.

El negocio pintaba redondo. El narco de Roquetas de Mar, de 28 años y de origen rumano -llevaba desde los 11 años en Almería- iba a trasladarse a Francia para participar en la entrega de los 300 kilos de hachís. Él hacía las veces de coche lanzadera. O lo que es lo mismo, avanzaba primero en su vehículo para detectar una posible presencia policial, mientras que un segundo coche portaba la carga de hachís. Lo que probablemente no supiera el narco de Roquetas es que los compradores de la droga era un clan de delincuentes peligrosos, de los más temidos al sur de Francia.

Llegó el momento de la reunión. Problemas. Los compradores no tenían el dinero suficiente para pagar los 300 kilos de hachís, que posteriormente venderían al pormenor. Pese a todo, ambas partes llegaron a un acuerdo. Los franceses reunirían la suma y pagarían en unos pocos días. El narco de Roquetas aceptó el trato.

Los planes de los franceses eran bien distintos. A la cita acudieron dos de ellos y el narco asentado en España. Cuando se vieron para, supuestamente, pagar los 300 kilos de hachís, mataron al vecino almeriense. Lo hicieron con un arma blanca, un cuchillo.

Los asesinos se movían con comodidad en su barrio, una zona marginal de Carcassone. Nadie se atreve a adentrarse en esas calles si no tiene un negocio turbio en las manos. Quizá por eso no se afanaron en exceso en esconder los restos mortales de la víctima. Los ocultaron tras unos matorrales, dejándolos semienterrados. Era el 20 de octubre de 2013.

Arrancan las pesquisas

La familia del asesinado denunció la desaparición, sin saber que habían acabado con su vida. Sus padres y hermanos -una familia que vive cómodamente en Roquetas de Mar- apenas sospechaban que este individuo tenía negocios de drogas de tal envergadura entre las manos. Podían sospechar algún menudeo, visto el elevado tren de vida que mantenía, pero ni mucho menos que era capaz de transportar 300 kilos de hachís hasta Francia.

La Guardia Civil se hizo cargo de la desaparición. Los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) arrancaron las pesquisas en colaboración con las autoridades judiciales y policiales francesas, tras advertir que los últimos pasos del vecino de Roquetas conducían hasta Carcassone.

De pronto, un hallazgo clave. Un vecino de esta localidad dio la alerta. Los restos de una persona yacían semienterrados entre unos matorrales, junto a unas ruinas. Por fecha y ubicación coincidía con el desaparecido. Su familia se trasladó desde Almería hasta Francia para cotejar el ADN. Coincidencia, era él.

Hasta los asesinos

El hallazgo de los restos facilitó la investigación. Ya no se trataba de una persona desaparecida, sino de un crimen. Se abrió un procedimiento judicial tutelado por el Tribunal de Grande Instance de Narbonne. Los investigadores ataron cabos. Las sospechas se cernían sobre algunas de las bandas más peligrosas que frecuentaban la zona y los caminos condujeron hacia un grupo de cuatro personas.

El procedimiento ha terminado por explotar esta misma semana, cuando dos agentes de la Sección de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la UCO y dos agentes del Grupo de Homicidios de la Comandancia de Almería de la Guardia Civil se trasladaron hasta el sur de Francia para colaborar en las labores de detención. El operativo culminó con cuatro detenciones: dos vecinos de Carcassone (los asesinos materiales) y otros dos de Bèziers (encubridores).

Detención practicada por la policía francesa de los individuos implicados en la trama. Guardia Civil

Las investigaciones, no obstante, siguieron en marcha. Los arrestos dieron pistas clave a los agentes, que tuvieron constancia de la colaboración de un quinto individuo en toda esta trama. Era un vecino de nacionalidad española de la localidad almeriense en de Laujar de Andarax. Este miércoles, 11 de abril, se cursó una euroorden contra él, acusado de los delitos de asesinato, tráfico de drogas y pertenencia a grupo criminal. Ese mismo día fue detenido y puesto a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional española.

Se trata de una de las investigaciones más arduas a las que se ha enfrentado el equipo de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. Cuatro años y medio de pesquisas sobre una persona desaparecida, un encuentro entre peligrosos narcos, y la detención de cinco individuos temidos por su amplia trayectoria criminal.