Parece lejano en el tiempo 2016, cuando Rajoy y las filas populares focalizaban sus críticas hacia la amenaza emergente, que entonces era Podemos. "Populismo" fue el término despectivo al que se recurrió con insistencia para desacreditar a la formación morada, el mismo que ahora desempolva el PP para minar la imagen pública de su nuevo rival, Ciudadanos. Una vuelta de tuerca en la estrategia de contención de la formación naranja tras verle las orejas al lobo el último mes, entre el resultado de las elecciones catalanas y las encuestas de intención de voto a nivel nacional que sitúan a Cs a la altura del PP.

El termino "populismo de centro" en referencia al partido de Rivera fue usado por primera vez este sábado por el portavoz del partido en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons, en un acto en Málaga.

"El populismo de centro es capaz de ser patriota sólo cuando le da votos" y "hace sólo lo que le resulta simpático a la gente", definió, en clara referencia al partido encabezado por Albert Rivera aunque sin mencionarlo directamente en ningún momento."Somos los únicos hoy en España, en el centro político, que podemos decir que somos populares, no populistas", afirmó González Pons.

Una estrategia basada en "el viento"



También presumió de patriotismo, por el coste electoral que asumió el PP por la aplicación del 155 en Cataluña, donde Ciudadanos fagocitó el 21-D buena parte del electorado popular: "Somos el único partido verdaderamente patriota que hay, porque somos los únicos capaces de perder para que España gane. El sentido del deber que tiene el PP no lo tiene ningún otro partido".

Aunque el uso del término "populismo" para desacreditar a Ciudadanos sea nuevo, los dardos a la formación naranja son constantes desde comienzo de año. Como cuando el coordinador general, Fernando Martínez Maillo, dejó caer hace tres semanas que Rivera es un veleta, porque "su estrategia es el viento, por donde va el viento. Si va por allí, por allí. Con tanto mirar las encuestas, van a acabar muriendo de éxito".

Unos ataques azuzados por las encuestas de intención de voto nacional en las últimas semanas que ponen a la formación naranja a la par del PP. Entre ellas, la que SocioMétrica confeccionó para EL ESPAÑOL la primera semana de enero y que vaticinaba un triple empate entre PP, PSOE y Cs. Pocos días después, El País publicaba otra encuesta, de Metroscopia, que situaba ya a Ciudadanos como primera fuerza política.



Restar importancia a las encuestas



En público el PP trata de mostrar calma y resta importancia a las encuestas, alegando que son sólo "fotografías fijas de un momento" y que el panorama puede volver a cambiar mucho hasta 2020. Internamente hay sin embargo nerviosismo y los barones han pedido una estrategia de contención, cuyo primer movimiento será adelantar el anuncio de los candidatos populares para las municipales y autonómicas de 2019.



Una jugada, por una parte, para para dar tiempo a preparar la estrategia de contención a Ciudadanos y por otra para poner cuanto antes el foco en unas elecciones en las que el PP parte teóricamente con ventaja, al ser un partido más asentado territorialmente, con infinidad de alcaldes, concejales y diputados regionales, y con unas potentes estructuras locales de las que carece su rival.