Los investigadores se llevaron una sorpresa cuando, tras meses de intentos fallidos, consiguieron acceder en julio de 2017 a la información contenida en el teléfono móvil de Diana Quer. Según los datos obtenidos del terminal, ellos no fueron los únicos que intentaron la maniobra, también sin éxito. La noche que desapareció la chica, el Iphone que llevaba registra varios intentos fallidos de poner la contraseña y acceder al contenido. A sus mensajes y llamadas. Lo intentos se produjeron, según el sumario del caso, momentos antes de que el teléfono fuera tirado al agua desde un puente en la ría de Arosa, lo que apunta directamente a José Enrique Abuín El Chicle, detenido por su muerte.

Según la tesis de la Guardia Civil, Abuín intentó acceder al teléfono de Diana para confirmar si había dado o no la voz de alarma antes de ser raptada; si quedaba en aquel Iphone cualquier rastro que le vinculara con ella antes de hacerla desaparecer. No era la primera vez que lo hacía. De hecho, es una constante en los tres casos de agresión con los que se le relaciona, según los informes del caso.

En enero de 2005, El Chicle fue denunciado por violar presuntamente a su cuñada, entonces menor de edad. El caso quedó archivado por falta de pruebas pero en la declaración de la presunta víctima, aparece ya la importancia que para él tenía el teléfono móvil. Según su testimonio, lo primero que hace Abuín tras subirla en el coche y sacar un cuchillo de 20 centímetros es quitarle el teléfono, revisar su contenido y guardarlo en la guantera del vehículo para que no esté al acceso de la chica. Después, le obligó a quitarse la ropa y consumó el ataque. 

En el caso de T.R, víctima de su última agresión estas navidades, la chica caminaba por la calle con el teléfono en la mano. Eso facilitaba que El Chicle pudiera acceder al terminal, hasta el punto de que las cámaras de seguridad de un pazo cercano graban su coche dando media vuelta vuelta tras percatarse de la presencia de la chica, sola y con el teléfono en la mano. 

Según las investigaciones del caso, Abuín aparcó su vehículo varios metros por delante de la víctima y esperó a que llegara a su altura para intentar quitarle el teléfono, otra vez a punta de cuchillo. La resistencia de la chica a entregárselo hizo que el forcejeo entre ambos se alargara lo suficiente como para que dos viandantes se acercaran a ver qué sucedía. Fue entonces cuando El Chicle intentó fingir que todo era una broma del novio de la chica. Ya era tarde. Ella había memorizado parte de la matrícula del coche e identificó al agresor sin género de dudas cuando los agentes le pusieron su foto delante. Además, entregó a la Guardia Civil varias piezas de ropa (un fular, un abrigo y unas medias) para que buscaran en ellas el ADN del acusado.

Un estudio forense

En el caso de Diana Quer, el comportamiento de El Chicle con el teléfono se repite casi de forma simétrica. Los investigadores sabían que la joven tenía su Iphone en las manos momentos antes de su desaparición. Que camina distraída por una zona con poco tráfico junto a las caravanas de los feriantes mientras chateaba. De hecho, en su último mensaje Diana alerta a un amigo sobre las 2:40 de que se siente "acojonada" por alguien, una persona que le había dicho "ven aquí morena".

"Siguiendo la misma pauta de actuación que en el caso anteriormente descrito, José Enrique habría amenazado a la joven quitándole en primer lugar el teléfono móvil, metiéndola a continuación en el maletero del vehículo u huyendo del lugar", reflejan los informes de la Guardia Civil a los que ha accedido EL ESPAÑOL. 

"Destaca la existencia de un patrón común en los tres casos, que permite individualizar de manera especial y muy particular, por lo excepcional, el modus operandi utilizado por José Enrique: la solicitud del teléfono móvil de la víctima, evitando así que pueda realizar cualquier tipo de comunicación o aviso de lo que está aconteciendo", prosiguen los informes del Instituto Armado.  

En el caso de Diana Quer, esta voluntad de conocer el contenido de los terminales para saber si cualquier llamada o mensaje le comprometía "podría ser el motivo por el cual, una vez conseguido el terminal y teniendo la pantalla de inicio bloqueada, tratase infructuosamente de acceder a su contenido, intoduciendo erróneamente en repetidas ocasiones la clave de acceso, como se ha podido comprobar tras el estudio forense del terminal por parte del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil". 

De hecho, tras analizar el comportamiento de El Chicle en los tres delitos, los investigadores trabajan con la tesis de que fue esa imagen de Diana caminando sola y con el teléfono en las manos, esa oportunidad delictiva y de retirar cuanto antes el móvil a su víctima, la que pudo producir "el impulso que habría provocado la comisión de los hechos".

Para ahondar más en ese argumento, en su primera declaración como detenido tras el ataque sucedido estas navidades, El Chicle reconoció ser el causante de la muerde de la Diana, aunque aseguró que fue un accidente. Allí reconoció que tras sus antecedentes por narcotráfico sabe "que el teléfono deja rastro" y que al ver en su coche el teléfono de la Diana supo "que ya estaba identificado y que iría a prisión". Algo en lo que José Enrique Abuín estaba en lo cierto. 

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