Los problemas se han enquistado tanto en España y Cataluña que cada vez resulta más evidente que el conjunto del país y su comunidad autónoma más conflictiva constituyen algo así como una unidad de desatino en un magma de inmovilismo, negligencia e incapacidad.

Con Rajoy decidido a no hacer nada -tras proclamar que 2017 fue un buen año- y las instituciones catalanas abocados a un bloqueo sin precedentes, el atolladero es comunal. Ambas entidades -España y Cataluña- constituyen encrucijadas trabadas sin que se vislumbre más movimiento que el que predicen los últimos sondeos, según los cuales el empate entre PP, PSOE y Cs está servido. En el examen del rompecabezas hay veinte piezas distinguibles.

1. La constitución de la Mesa del Parlament

La sesión de constitución del Parlament se celebrará el 17 de enero. El control de la mesa (siete diputados) es fundamental porque ella decide qué se vota y ordena los plenos. Basta recordar el papel de Carme Forcadell y las modificaciones del reglamento que permitieron la aprobación de las leyes de desconexión para comprender la importancia del presidente o la presidenta del Parlament.

ERC quiere que repita Forcadell. JpC no ve mal esta posibilidad en tanto que refuerza el relato de la restitución del Govern legítimo y sus posibilidades de presentar a Puigdemont como único plato. Cs acaricia la idea de que los cinco diputados huidos no acudan a la sesión de investidura para tomar el control de la Mesa, presidencia incluida, pero necesitaría cerrar un acuerdo con los comunes.

Hay serias dudas incluso de si podrá constituirse el Parlament en la sesión del 17 de enero porque Carles Puigdemont amenaza con boicotearla, tal como ha adelantado EL ESPAÑOL.

El artículo 89 del reglamento de la Cámara catalana dice que "para poder adoptar acuerdos válidamente, el Parlament debe hallarse reunido con la asistencia de la mayoría absoluta de sus miembros". Si Puigdemont pide a los diputados independentistas que no acudan a la sesión de investidura, no habrá quorum, ni votación, ni posibilidad de constituir la Mesa.

2. La sesión de investidura

Los números no salen en Cataluña. El bloque independentista tiene mayoría absoluta con 70 diputados: 34 de Junst per Catalunya -candidatura de Puigdemont-, 32 de ERC y 8 de la CUP. Y los partidos constitucionalistas suman 65 (36 de Cs, 17 del PSC y 4 el PP) si en este grupo incluimos a los 8 comunes, refractarios en principio a cualquier pacto con el partido de Inés Arrimadas. De los 135 diputados electos hay cinco prófugos de la Justicia y tres en prisión.

Puigdemont, que no ha dejado de presentarse como legítimo presidente, quiere ser investido a toda costa, pero -consciente de que si vuelve será detenido- no descarta la posibilidad de presentar un candidato delegado a modo de conseller en cap (Elsa Artado, Jordi Turull o Josep Rull).

Oriol Junqueras era la opción B de ERC (Gabriel Rufián), pero esta posibilidad ha sido prácticamente truncada por el Supremo al dejarlo en prisión. Por si esto fuera poco, la posibilidad de que, en un año, el juicio por el 1-O concluya con condenas -como mínimo- de inhabilitación condiciona todo el escenario.

Carles Puigdemont. Reuters

3.- Puigdemont y los exiliados

Carles Puigdemont, Toni Comín, Meritxell Serret, Clara Ponsatí y Lluís Puig están huidos en Bélgica. El ex presidente quiere ser investido con plenas garantías de que no será detenido nada más pisar suelo español, pero la impunidad es lógicamente inviable. Su apuesta es o yo o elecciones.

No está claro que puedan tomar posesión de sus actas y escaños. Los prófugos valoran la posibilidad de dejar que corra la lista y vivir como expatriados, pero quieren que el soberanismo garantice su manutención en el extranjero.

4.-Junqueras y los presos de Estremera

Oriol Junqueras, Jordi Sánchez y Joaquim Forn siguen en prisión. El auto del Supremo que desestimó la excarcelación del ex vicepresidente planea sobre los otros dos reos como una mala premonición. Sus respectivos recursos llegan a la Sala de Apelaciones el próximo jueves, pero en principio todos parecen sujetos a la misma cuerda.

Para dejar a Junqueras en la cárcel el Supremo alegó que todos actuaban de manera coordinada en función de un “plan organizado”, cuyas directrices recogía el documento Enfocats, incautado a Josep María Jové.

5.-El enfrentamiento en el bloque independentista

Con todo, el bloque independentista dista mucho de tener unidad de acción y estrategia: el pulso entre ERC y el PDeCAT por la hegemonía del soberanismo continúa. Ahora se escenifica en que ERC y el PDeCAT insisten cada uno en presentar a sus respectivos candidatos.

Pero va más allá. Dentro del PDeCAT, Puigdemont tampoco las tiene todas consigo por haber ido demasiado a la suya: ni siquiera comunicó su plan de fuga tras el 1-O y su apuesta por la unilateralidad ha merecido contestación interna. Las tensiones internas afectan lógicamente al grado de compromiso de cada partido con su aspirante.

6.- Un 2019 con juicio por el 1-O y penas de prisión e inhabilitación

El escenario judicial es otro elemento de tensión en las negociaciones. Es previsible que el juicio por el 1-O se celebre en un año. Los imputados afrontan penas enormes de cárcel e inhabilitación. Los diputados electos investigados tendrían que dejar sus cargos si son condenados. La amenaza judicial es uno de los elementos que más altera la normalidad perdida y que más peso tiene en las negociaciones.

7.- El 1-O y la DUI en el Supremo

El bloque independentista radica en el referéndum del 1-O la legitimidad democrática del de la posterior declaración unilateral de independencia, como si en democracia existiera un derecho al voto al margen de los cauces legales establecidos.

A partir de ahí, está por ver si el compromiso electoral y programático de renunciar a la unilateralidad es sólo una añagaza para que el Estado baje la guardia y retomar el procés otra vez investidos de poder, o si los emplazamientos a emprender una negociación bilateral con el Estado es sólo un paso atrás para tomar impulso.

Al respecto, el tribunal no tiene ninguna duda de que la intención de Junqueras y “su partido” es hacer que la DUI “alcance efectividad”. Lo mismo cabría decir del resto de imputados. La CUP dará su apoyo a ERC o el PDeCAT en función de quién más se comprometa y apueste por la unilateralidad.

Félix Millet, durante el juicio del caso Palau Efe

8.- La sentencia del ‘caso Palau’

El día 15 de enero está previsto que la Audiencia de Barcelona haga pública la sentencia del caso Palau, el escándalo de corrupción que obligó a Convergència a cambiar su nombre. En este caso de corrupción no se dirime sólo el enriquecimiento personal de Félix Millet y Jordi Montull, sino también 6,6 millones de comisiones a CDC a cambio de adjudicaciones de obra pública.

La sentencia se producirá en pleno proceso de negociación del bloque soberanista y constituye un elemento de tensión añadido que podría lastrar los intentos de Artur Mas por volver a primera línea.

9.-Rajoy y su Gobierno numantino

Mariano Rajoy ha fracasado estrepitosamente en Cataluña. La aplicación light del 155 para convocar elecciones ha deparado al PP un batacazo sin precedentes en esta Comunidad y ha desacreditado al Gobierno como garante de una posible solución al mayor problema de España.

El avance histórico de Cs en Cataluña, y su efecto colateral en los sondeos a nivel nacional, convierten al PP de Rajoy en un partido en retroceso; con graves problemas de liderazgo en la Comunidad Valenciana o Baleares; asediado por las causas judiciales; y sin mayor proyecto que seguir alardeando de una recuperación económica titubeante si no se soluciona la crisis territorial y se logra algo de estabilidad política.

10.- La comisión de investigación sobre las finanzas del PP en el Congreso

Las comisiones de investigación tienen un valor ciertamente relativo. Pero la investigación sobre las finanzas del PP en el Congreso va a tener la virtualidad de hacer de caja de resonancia de las vergüenzas que ya han pasado en los tribunales el partido del Gobierno, el propio presidente y muy destacados miembros de la anterior cúpula de Génova.

Hay que tener en cuenta que el PP está en minoría en esta comisión y que las conclusiones las redactarán los partidos de la oposición. En el juicio de Gürtel primera época ha quedado acreditado no sólo que el PP se lucró, sino también que el presidente mintió por partida triple cuando dijo que no había contabilidad B en su partido; que cuando él llegó a la presidencia del Gobierno Luis Bárcenas ya no estaba en el PP y que cuando escribió su SMS de apoyo al ex tesorero desconocía que escondía una fortuna en Suiza. El Congreso levantará acta de estas tres mentiras de Rajoy, con lo que ello comporte de desgaste para un Gobierno ensimismado y sin capacidad de tomar la iniciativa ni de presentar un proyecto de país.

11.- Los sumarios de la corrupción del PP

El PP afronta un 2018 judicial muy complicado. El juicio por Gürtel primera época ha quedado visto para sentencia. En enero empieza el juicio a la trama Gürtel en Valencia, con lo que conlleva de examen a la financiación ilegal del partido en esta Comunidad durante los gobiernos de Francisco Camps. Luego empezarán los juicios por los casos papeles de Bárcenas y Gürtel segunda época. Además, se completarán -probablemente- las instrucciones de los casos Lezo y Púnica.

Basta recordar que la reciente imputación de la senadora Pilar Barreiro en Púnica-Murcia ha sido motivo para que Cs amenace con dejar de sostener a Rajoy para comprender hasta qué punto puede complicarse la situación para el PP con esta cuesta judicial por delante.

Rivera y Arrimadas, en la Ejecutiva de Cs celebrada un día después del 21-D. Javier Etxezarreta Efe

12.- Los dos frentes de Ciudadanos

En Cataluña, Inés Arrimadas logró más votos y más escaños que nadie, pero se ve obligada a hacer de Birgitte Nyborg cuando acaricia el sueño de llegar a convertirse en presidenta en las actuales circunstancias. Lo tiene francamente difícil, por no decir imposible, pero políticamente la tensión en el bloque independentista no le perjudica y, después de haber fagocitado al PP y de haber pasado de 25 a 36 diputados, la posibilidad de ir de nuevo a elecciones, tampoco.

En España, Albert Rivera es consciente de que su papel como muleta del Gobierno de Rajoy no le da demasiado margen a ser intempestivo. Si juega la carta de la estabilidad no puede precipitarse y pedir ya un adelanto electoral -por mucho que los sondeos acompañen- a no ser que el escenario quede agotado. El desenlace en Cataluña y el debate de los Presupuestos de 2018 pueden convertirse en detonadores de un nuevo tiempo en el que el adelanto electoral sea más la única esperanza de solución que una posibilidad a tener en cuenta.

13.- Los dilemas de Miquel Iceta y Pedro Sánchez

El PSC tiene motivos sobrados para replantearse su estrategia en Cataluña. Su apuesta por contemporizar y convertirse en una ‘tercera vía’ entre el soberanismo y Cs sólo le ha servido para entregarle un escaño a Ramón Espadaler. También para que el partido de Inés Arrimadas fije posición en algunos de sus caladeros tradicionales.

El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, ha dejado claro que Podemos no es socio preferente de los socialistas. El PSOE deja atrás el fantasma de Pablo Iglesias y, a tenor del empate a tres que vaticina el último sondeo de SocioMétrica, tiene posibilidades para explorar nuevas alternativas de cara al futuro, incluida una reedición del pacto del Abrazo con Cs.

14.- El PNV y los Presupuestos

Los cinco diputados del PNV son cruciales para que Rajoy pueda sacar adelante las cuentas públicas de 2018. El pacto del cupo parecía engrasar los Presupuestos de este año, pero el partido de Andoni Ortúzar supedita su apoyo al fin del 155 y a la normalidad en Cataluña. Está por ver si se trata sólo de una estrategia de presión para sacar más tajada en unas eventuales negociaciones o si es un posicionamiento firme, pero cualquiera de las dos alternativas constituyen un problema para Rajoy y la estabilidad de la legislatura.

15.- Podemos y un desaparecido Pablo Iglesias

A Pablo Iglesias, desaparecido en algún momento de la derrota de los comunes en Cataluña, le quedan dos opciones. O renunciar a su maridaje con el independentismo, lo que ha lastrado al partido morado en todos los sondeos; o seguir adelante intentando cambiar el foco.

La primera opción es improbable: más áun con los comunes decididos a entenderse con ERC y cobrarse el acuerdo resultante en la Mesa del Parlament. La otra opción es que Iglesias vuelva a convertir la Monarquía y a los partidos del régimen del 78 en el objetivo a batir en las urnas por sus votantes.

Felipe VI y Juan Carlos I Efe

16.- La Monarquía se reivindica

Felipe VI ha jugado un papel fundamental en toda la crisis catalana. Sus  intervenciones fueron cruciales frente a la incomparecencia del Gobierno de Rajoy y se ha traducido en un resurgimiento patriótico que el soberanismo y Podemos quieren confundir con el fantasma del franquismo.

Hemos visto a Felipe VI y a Juan Carlos I concelebrar el 80 cumleaños del Rey Padre y la Pascua militar. Ahora también se prevén nuevos actos de reivindicación de la monarquía parlamentaria como piedra basal de la democracia en los fastos por el 80 aniversario de la Reina Sofía. La Monarquía se defiende frente a los embates del secesionismo y del populismo de izquierdas en tiempos convulsos para la estabilidad del país.

17.- Los nuevos desafíos de las Fuerzas Armadas

La ministra de Defensa, Maria Dolores de Cospedal, ha advertido reiteradamente contra la amenaza de las injerencias de hackers rusos y venezolanos en el debate político nacional a través de las redes. Se trata de la expresión más flagrante de las amenazas que se ciernen en la batalla de la opinión pública.

18.- La opinión pública

Que un 34% de españoles esté a favor de proteger los referendos de autodeterminación en la Constitución es ilustrativo de hasta qué punto el victimismo secesionista ha calado.

El bando constitucionalista tiene pendiente emprender la batalla de la opinión pública, pero las diferencias irreconciliables entre PP, PSOE y Cs impiden un relato común y coherente. Al menos mientras los socialistas no desistan de endosar al PP y a Cs como adalides de una ola recentralizadora que, que se sepa, no ha traducido en ninguna propuesta concreta de recuperación de competencias por parte del Estado.

19.- La economía: riesgos para la recuperación

El atolladero catalán y el igualmente irresoluble rompecabezas español tienen un coste en estabilidad que repercute directamente en perjuicios contantes y sonantes. La huida de más de 3.000 empresas, que han trasladado sus sedes sociales de Cataluña a otras regiones del país, debería haber servido de lección. Los resultados del 21-D demuestran que, cuando se vota con las tripas, es imposible aprender nada. El riesgo de que la recuperación económica no acabe de afianzarse es real. Y el peligro de que el problema catalán acabe desmoronando lo logrado, acuciante.

Los indicadores económicos son positivos, pero según el último macrosondeo de SocioMétrica, siete de cada diez españoles cree que seguirá igual o empeorará. El pesimismo se ha instalado en la sociedad, precisamente, por la incapacidad de los partidos de dar una respuesta política a los problemas del país.

20.- La reforma de la Constitución

En el Congreso hay una comisión para la evaluación y modernización del Estado Autonómico que se planteó como la antesala de una reforma Constitucional que pondría fin a los problemas territoriales. Nada más arrancar, sin embargo, el PP ha rebajado cualquier expectativa en este sentido.

Es decir, en las actuales circunstancias políticas, con los actuales dirigentes en el partido del Gobierno es harto complicado que los mecanismos parlamentarios sirvan por sí solos para poner en marcha la agenda de reformas que necesita el país. El problema, nuevamente, estriba la falta de voluntad política. Al menos, mientras la correlación de fuerzas y sus mantenedores sigan siendo idénticas.