Hace un mes, Eduardo Madina presentó su renuncia al acta como diputado en el Congreso de los Diputados. Esta vez iba en serio. La intención se materializó en forma de escrito en el registro de la Cámara Baja para dar cumplimiento a su anuncio, hecho en verano. 

Madina, nacido en Bilbao en 1976, víctima de un atentado de ETA y durante mucho tiempo joven promesa del socialismo español, había amagado muchas veces con tirar la toalla desde que en 2014 perdió las primarias contra Pedro Sánchez. Desde hace tres años ha asistido, generalmente con pesar, a las decisiones del líder del PSOE. Tanto, que abogó por su marcha y apoyó más tarde a Susana Díaz en las primarias. Volvió a perder. Madina, licenciado en Historia Contemporánea y Master en Relaciones Internacionales, ya no quiere seguir luchando. De momento. 

Este lunes, la consultora Kreab anunció mediante un comunicado que lo ha fichado como director de Kreab Research Unit, un departamento de análisis e investigación. En la práctica, Madina coordinará un centro de estudios sobre asuntos políticos, institucionales y regulatorios. También estará a cargo del área de formación, diseñando programas para empresas.

La empresa sueca de Zapatero y Bono

En esa empresa, como reveló en exclusiva EL ESPAÑOL en agosto, trabajan ya en proyectos concretos el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y el exministro y presidente del Congreso José Bono. Según el comunicado de la empresa sueca, de implantación internacional, Madina se incorpora a un equipo de 450 consultores. 

Su trabajo en la consultora ocupará gran parte de su tiempo, pero también dirige un curso en la escuela de negocios y académica Esade titulado "Agenda pública, poder y contrapoder". Es el segundo año que lo coordina, pero hasta ahora era sin remuneración por el régimen de incompatibilidades del Congreso. En el plantel de profesores se encuentran Zapatero o el exministro y ex secretario general de la OTAN Javier Solana. Una tribuna de opinión al mes en El País hará que lo que piensa sobre los grandes problemas de España siga contando en el debate público. 

Una marcha agridulce

La marcha de Madina es amarga. Nadie en el partido duda de su valía intelectual y muchos lamentan la marcha de un perfil atractivo para las clases urbanas y los jóvenes, donde más flaquean los intereses electorales del partido. Otros aseguran que Madina ya no pintaba nada en el Congreso, que no estaba dispuesto a trabajar con Sánchez y que su resentimiento le superaba. 

Ahora, él, que pudo serlo todo en la política española, que entusiasmó a Zapatero y a Alfredo Pérez Rubalcaba durante sus etapas como líderes, que dirigió el grupo parlamentario y que nunca utilizó políticamente el atentado que le marcó física y psicológicamente para siempre, afronta con ilusión la nueva etapa, según explican fuentes cercanas.

El exdiputado siente una cierta tristeza por la situación política del país en general y en particular por la falta de políticos que estén a la altura. Pero está encantado de aprender en otros sectores tras 13 años sentado en el Congreso y, sobre todo, por no tener que preocuparse más por Pedro Sánchez y comenzar a pensar más en él mismo. 

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