José García Molina (Barcelona, 1969) no es vicepresidente por accidente sino todo lo contrario. Su entrada en la Junta de comunidades de Castilla-La Mancha es el producto de una negociación con el PSOE de Emiliano García-Page. Llega tras meses de inestabilidad política fruto el voto en contra de Podemos en los presupuestos regionales.

García-Molina, líder de la formación morada en la región, se ha convertido en el protagonista del primer Gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos. Además de él, como vicepresidente segundo, se incorpora Inmaculada Herranz como consejera encargada de la coordinación del Plan de Garantías Ciudadanas, la medida estrella de Podemos, renta mínima incluida.

Para algunos, se trata de un experimento exótico, cuando no desafortunado. Es lo que opina Teresa Rodríguez, líder de Podemos en Andalucía, que criticó el pacto y dijo que ella nunca protagonizaría uno así. No por su animadversión con Susana Díaz sino porque no olvida los GAL o la entrada de España en la OTAN, algo que no le perdona a los socialistas. En esta entrevista, García Molina recuerda que, cuando hablan las bases para decidir sobre asuntos como este pacto de Gobierno, los dirigentes acatan sus decisiones. 

¿En qué se notará que están en el Gobierno?

Nosotros pusimos encima de la mesa hace tiempo un plan que tiene tres grandes medidas: que nadie se quede sin hogar o alternativa habitacional, que nadie se quede sin pagar los suministros de electricidad y básicos para mantener ese hogar y una garantía de rentas, ya sea vía empleo, planes específicos o instaurando la renta garantizada. Haremos una ley a lo largo de 2018 que necesitará tener dotación presupuestaria. Ese será el trabajo de la consejería. Entre las competencias de la vicepresidencia estarán participación ciudadana institucional y transparencia, algo de lo que siempre hemos hecho bandera.

¿Qué presupuesto gestionarán?

El plan integral está presupuestado en unos 120 millones, pero el trabajo es experimental y comenzará con un gran diagnóstico, con una fotografía que liderará la Universidad de Castilla-La Mancha para que la ley se ajuste a la realidad. Una vez tengamos ese diagnóstico veremos si necesitamos más o menos. Espero que sea menos, porque significará que menos personas lo necesitan.

Es el primer Gobierno conjunto PSOE-Podemos. ¿No era posible impulsar las prioridades desde las Cortes?

Hay pocos mecanismos de control desde el legislativo al Ejecutivo. Muchas veces se aprueban proposiciones no de ley o de ley, como los presupuestos. Una vez que salen de las Cortes, quedan siempre en manos del Ejecutivo. Y las medidas se acaban retrasando, cumpliendo a medias o incumpliendo. Nosotros queríamos garantías que escapaban al control de las Cortes. Reflexionamos sobre las formas para garantizar que lo que aprueba el legislativo se cumple, modificando los reglamentos de las Cortes y de la ley del Gobierno. Pero hasta que eso pasa, queremos gestionar lo que ponemos en marcha. También creemos que somos los mejores para poner en práctica esas medidas, que pueden servir de referente para otras autonomías.

Había varios escenarios: uno era el de acuerdo con el PP, un pacto integral con nosotros o ir a elecciones. Esta es la mejor solución. Nuestro adversario es el PP.

Políticamente, su entrada en el Gobierno regional nace de una situación de fragilidad política de Emiliano García-Page, que gobernaba sin presupuestos, al que le espera un congreso interno del partido y que, sin este acuerdo, podría verse abocado a convocar elecciones.

Había varios escenarios: uno era el de acuerdo con el PP, un pacto integral con nosotros o ir a elecciones. Esta es la mejor solución. Nuestro adversario es el PP. Estoy en política gracias a lo que hizo María Dolores de Cospedal y lo que hizo en esta tierra durante cuatro años, por lo tanto una alianza con el PP hubiera sido una muy mala noticia, no sólo para el PSOE o Podemos sino para Castilla-La Mancha.

A algún cuidadano podría inquietarle que usted, como otras voces en Podemos, consideren que desde el Parlamento no se puede hacer gran cosa. Que es o el poder del Gobierno o la protesta en la calle.

Creo en la división de poderes, obviamente, pero también en los contrapesos. No voy a decir que el Parlamento no sirve para nada, porque sería exagerar, sería mentir. Pero por cómo nos organizamos, los reglamentos confieren al Ejecutivo un poder que en muchas ocasiones, en demasiadas, escapan al control del legislativo.

García-Page ha dicho que el acuerdo PSOE-Podemos no es extrapolable a España y Pablo Echenique, secretario de Organización de Podemos, que marca el rumbo para uno en el ámbito nacional. ¿Se queda con su presidente o con el número dos de su partido?

Con las dos cosas, porque no son incompatibles. Aquí sólo hay tres grupos, PP, PSOE y Podemos. Podemos y PP no se van a aliar. En otros Parlamentos hay hasta siete fuerzas distintas y se pueden establecer otras dinámicas. Pero también está claro que vamos a tener un foco sobre nosotros para ver cómo transitamos este camino. Si los resultados acompañan, como dice Echenique y yo comparto, ojalá podamos echar al PP del Gobierno. Eso pasa por entendernos con el PSOE.

Con otras elecciones, aritmética parecida

Si no hubieran llegado a este pacto, ¿cree que hubiera vuelto el PP con mayoría absoluta en las urnas?

Creo que la aritmética hubiera sido muy parecida. Nos hubiéramos adentrado en unas elecciones, con lo que tiene de parálisis institucional, con un resultado similar.

¿Es su influencia ilimitada en el Gobierno de Castilla-La Mancha? ¿Se van a centrar en sus tareas o el PSOE tendrá que negociarlo todo en el Gobierno que ahora comparten?

Cuando dos diferentes tienen que llegar a un acuerdo se presentan tres escenarios: el de los asuntos en los que estamos de acuerdo, que creo que hay que potenciar, en lo que hay matices, que soy partidario de negociar, y en las medidas en las que el acuerdo sea muy difícil, que es mejor tenerlas aparcadas.

 Y en Podemos, las cosas realmente importantes las deciden las asambleas ciudadanas. No las deciden ni los secretarios generales de esta región ni de otras.

Teresa Rodríguez, líder de Podemos en Andalucía, ha dicho que no va a "entrar en gobiernos con el PSOE”. “No se nos olvida que no cumplieron las tareas de la autonomía, la reconversión industrial, las reformas laborales, la Ley Corcuera, el GAL, la OTAN y tampoco la corrupción". Son unas declaraciones un poco inoportunas, precisamente hechas este jueves, ¿no?

Respeto mucho todas las opiniones de Podemos. Cuando son de otras autonomías, creo que cada una tendrá que valorar cuáles son las opciones, aritméticas, filias y fobias. Le pediría a todo el mundo, a propios y extraños, que tenga en cuenta que el 80% de los inscritos que han votado en Podemos han dicho que querían este pacto. Y en Podemos, las cosas realmente importantes las deciden las asambleas ciudadanas. No las deciden ni los secretarios generales de esta región ni de otras. Las bases de Podemos han dicho que quieren ir adelante lo que tienen que hacer los demás es acatarlo y ser discretos.

¿Cómo se siente al haber engendrado el primer Nicolás Maduro de España o al haber podemizado a García-Page, como critica el PP?

El argumentario del PP no sé si causa risa o tristeza. Me siento muy ilusionado por poder gestionar las políticas que hemos puesto sobre la mesa y por poder dar este paso. De eso si me siento responsable. Lo que dice el PP contribuye a la espectacularización de la política que no le viene bien a la ciudadanía ni a la política.

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