La Policía Nacional ha llevado a cabo ya 220 detenciones de personas relacionadas con una mafia china afincada en España que se dedicaba a llamar por teléfono a su país para estafar a sus compatriotas. En nueve meses de actividad recaudó 16 millones al día procedentes de más de mil víctimas, casi siempre familias humildes del país asiático. En algunos casos, estas estafas llevaban a los perjudicados a decisiones extremas, incluso el suicidio, según ha explicado el responsable de la Policía Judicial, el comisario Eloy Quirós, durante una rueda de prensa.

Mafia china

Fuentes policiales han relatado después a EL ESPAÑOL que al menos uno de los perjudicados era un joven que perdió los ahorros para ir a la universidad y terminó quitándose la vida. La estafa contaba con varias fases. En la primera llamada de teléfono se hacían pasar por alguien cercano -como un vecino- para alertar de la existencia de unas supuestas estafas de dinero que estaban siendo investigadas por las autoridades. “Con esa primera llamada les metían el miedo en el cuerpo”, ha precisado el jefe de la Unidad de Investigación Tecnológica (UIT), Eugenio Pereiro, que ha llevado el peso de la investigación.

MODUS OPERANDI

La segunda vez que llamaban ya se hacían pasar por policías de su país para insistir en la existencia de un fraude y sus riesgos. En la comunicación definitiva simulaban de nuevo ser policías o fiscales y les recomendaban guardar su dinero en cuentas bancarias controladas por la operación. “Hay que tener en cuenta el nivel cultural de las víctimas, este tipo de estafa en España seguramente no habría tenido éxito”, ha añadido el comisario Pereiro. En la sala había un nutrido grupo de agentes chinos que han participado por primera vez en persona en una operación en España.

Para el desarrollo de sus actividades, la mafia china alquiló al menos 20 chalets en distintos puntos de España desde donde hacían las llamadas a su país. En cada casa se hacinaban hasta 40 miembros de la organización, que vivían ahí recluidos varios meses sin salir. Aunque solían ser casas apartadas -lo que dificultaba la vigilancia policial-, trataban no llamar la atención. Sellaban las ventanas, por ejemplo, para no evidenciar que su actividad se desarrollaba sobre todo por la noche (por el horario de China). Por el día dormían y por la noche hacían las llamadas usando la tecnología telefónica IP.

SORPRENDIDO CON VARIAS PROSTITUTAS

En cada casa había un responsable que sí podía salir, al menos a hacer la compra. Esos jefes disfrutaban de ciertos privilegios. Fuentes policiales cuentan como anécdota que el jefe de un chalet registrado en Algete (Madrid) fue sorprendido en su habitación con varias prostitutas. En otro domicilio hallaron a cuatro ciudadanos chinos encerrados en una habitación por negarse a las órdenes de la trama. No consta que la organización se dedicase a otras actividades delictivas, aunque también están presentes en otros países como Grecia, Armenia, Camboya, Laos o Kenia. A sus jefes máximos, que no han sido detenidos, se les ubica en China.

El saldo de arrestos al mediodía de este miércoles era ya de 220 personas. Pero la operación aún no estaba cerrada. El índice de arrestos está siendo tan elevado que los mandos policiales han sido preguntados acerca de la capacidad de los calabozos de la Audiencia Nacional -que ha coordinado la operación- para albergar tanto detenido. “La circulación del tráfico en los alrededores de la Audiencia Nacional no es la más recomendable”, ha bromeado uno de los comisarios. La operación, en la que han intervenido cerca de 700 policías (60 chinos), sigue abierta y puede haber más arrestos.

Los miembros de la red realizaban estas labores de manera voluntaria. Eran trasladados desde China a España y después de unos meses a sueldo de la organización regresaban a su país. Todos van a ser acusados y China ya ha pedido su extradición. Se da la circunstancia de parte de los arrestados son de Taiwán, lo que podría generar complicaciones diplomáticas a la hora de efectuar la entrega. No hay ningún español la nómina de arrestados.