El frágil equilibrio entre las dos almas de la CUP ha estallado finalmente tras meses de tensión. La dimisión en bloque de 6 de los 15 miembros del Secretariado Nacional ha evidenciado lo que era un secreto a voces en la política catalana: las heridas que se abrieron en el debate sobre la investidura de Artur Mas no han conseguido cerrarse durante los primeros meses de la legislatura.

En un durísimo comunicado, los dimisionarios reprochan las “actitudes sectarias y maquiavélicas” de un sector del partido durante las negociaciones de la investidura y los presupuestos. También acusan a esta facción de “graves disfunciones democráticas” en la toma de decisiones, de haber incumplido “interesadamente” los estatutos de la formación y de “dificultar” la participación de la militancia. La CUP ha respondido mediante un comunicado en el que “lamenta” las dimisiones y defiende que la decisiones del partido se han tomado con “todas las garantías democráticas”.

Las renuncias de este viernes dejan a la formación muy tocada y está por ver qué efecto tendrán en la moción de confianza a la que se someterá Carles Puigdemont después del verano. A la espera de ver qué camino toma el sector más moderado de la CUP, estas son las principales claves para entender lo que ocurre en la agrupación anticapitalista.

¿Qué es el Secretariado Nacional?

A pesar de que en el partido rechazan este calificativo, el Secretariado Nacional -formado por 15 miembros- vendría a ser la Ejecutiva de cualquier organización al uso. Según la CUP, este Secretariado “coordina, desarrolla y ejecuta los acuerdos decididos en la Asamblea Nacional y en el Consejo Político”. El Secretariado Nacional también puede tomar, en casos urgentes, decisiones políticas cuando no se pueda reunir el Consejo Político -formado por representantes de todas las asambleas y organizaciones afines-. Estas decisiones, no obstante, deberán ser ratificadas posteriormente por el Consejo Político. Desde la CUP se intenta dibujar este órgano como un mero coordinador de lo que deciden las asambleas, pero realmente tiene mucho más poder y marca el día a día de la formación.

¿Por qué ha estallado ahora la crisis?

El ‘no’ al proyecto de presupuestos del Govern se entendió como la gota que colmó el vaso por una parte de la CUP. Miembros del grupo parlamentario lo reconocían en privado el pasado 7 de junio: el partido estaba a punto de romperse tras la decisión del Consejo Político de votar en contra de unas cuentas en las que se ampliaba significativamente el gasto social.

El Secretariado Nacional decidió el miércoles que se renovaría la Ejecutiva mediante elecciones internas y que sus 15 miembros dimitirían en bloque este lunes. A esa reunión, sin embargo, no acudieron los 6 cargos que han dimitido este viernes. Los dimisionarios han querido avanzarse y tomar la decisión antes de que se disolviera el Secretariado Nacional. De esta manera, han podido ventilar en público las luchas internas y han evitado que se transmitiera un gesto de falsa unidad.

¿Por qué han dimitido seis dirigentes?

El sector que ha dimitido no quería un simple cambio de caras en la Ejecutiva. Los miembros que han abandonado defienden que la militancia tenga más incidencia en la elección del Secretariado Nacional y que los diputados del Parlament voten en la cámara de manera proporcional a lo que opinan las bases. A su vez, defienden medidas de votación telemática que darían más poder a la militancia en detrimento del Secretariado Nacional.

Otra de las quejas reiteradas del sector más moderado de la CUP tiene que ver con el peso que tienen las formaciones afines que pertenecen a la llamada Crida Constituent. Entre ellas, hay partidos como la Lluita internacionalista o Corrent Roig, que están mucho más cerca de lo que sería Podemos, que no del independentismo catalán. A pesar de ser movimientos residuales, un amplio sector considera que están sobrerrepresentadas a la hora de tomar decisiones. Cada una de ellas tiene derecho a voto en las decisiones más trascendentales y precisamente acostumbran a ser las que acaban decantando la balanza hacia el sector más anticapitalista.

¿Quién libra la guerra interna?

Existen muchas familias dentro de la CUP, pero la guerra la libran principalmente dos sectores: Endavant-OSAN y Poble Lliure. El primero tiene un corte más anticapitalista mientras que el segundo prioriza el eje nacional. De los 10 diputados, están adscritos a Endavant Anna Gabriel, Eulàlia Reguant y Mireia Vehí. El diputado y portavoz Albert Botran milita en Poble Lliure mientras que el resto no está adscrito a ninguna de estas organizaciones. Los seis cargos que han dimitido son también próximos a Poble Lliure.

Ambas corrientes acusan al otro de intentar imponer su hegemonía dentro de la izquierda independentista. Las acusaciones van más allá y algunos militantes acusan a Endavant de ejercer un férreo control sobre las asambleas locales a través del despliegue de informadores en todas las reuniones territoriales.

¿Qué pasará en la CUP?

El sector encabezado por Poble Lliure está cada vez más incómodo dentro de la CUP. Algunos miembros de esta ideología ya abandonaron el Secretariado tras las municipales y las dimisiones de este viernes podrían ser el último intento de esta corriente para intentar cambiar el partido desde dentro. La renovación del Secretariado que se iniciará el lunes, en las condiciones actuales, no se prevé que dibuje grandes cambios en la manera de hacer del partido.

La formación asamblearia dispone ahora de unos días de tregua durante la campaña electoral ya que no se presenta a las elecciones generales. Dentro de unas semanas, no obstante, deberá abordar un proceso que puede suponer la estocada final a la CUP tal y como la hemos conocido: decidir si apoyan a Carles Puigdemont en la moción de confianza a la que se someterá después del verano.

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