El PSOE no está dispuesto a que Unidos Podemos le dispute la bandera de partido socialdemócrata. Tanto el candidato socialista, Pedro Sánchez, como la secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, han atacado el que para ellos es el flanco más débil del partido morado: sus bandazos ideológicos, más ahora tras su confluencia con IU bajo la marca Unidos Podemos. La más irónica ha sido Díaz, que no ha dudado en parafrasearle. “Si han querido situar a Marx y Engels en la socialdemocracia, se olvidaron de Lenin y Trotski, y de Anguita, Rejón y Cañamero, también”, ha dicho, soltando una carga de profundidad al apuntar a dos de los referentes de la formación.

Díaz, que ha ejercido de “ayudante” al ejercer de presentadora de Sánchez en un desayuno informativo organizado por Europa Press, ha querido así lanzar un mensaje claro al electorado: ahora que “se ha puesto de moda” ser socialdemócrata, lo mejor es “buscar el original” y no conformarse con la “copia” que sería la formación de Pablo Iglesias. El original, como ha recordado, no es otro que el PSOE. Lo otro es la "mayor operación de camuflaje de la historia", ha sentenciado.

Sánchez no le ha ido a la zaga. La estrategia del líder socialista ha sido ir directamente a desmontar a su rival. Con retintín ha repasado la trayectoria de Iglesias, mencionando que, además de socialdemócrata, es también “anticapitalista, comunista y feminazi su discurso con corbata”. “Iglesias es todo eso y mucho más, para llegar al poder”, ha subrayado.

Esta ha sido también una de las fórmulas del secretario general del PSOE para reafirmarse en su rechazo, por el momento, a la mano tendida del líder de Podemos para una futura alianza tras el 26-J. Horas antes en un mitin en Jerez, ya recordó su “rencor” hacia el PSOE y que quien le tiende la mano ahora, fue precisamente quien le acusó meses atrás de “tenerlas manchadas de cal viva”. Además, le ha colocado al mismo nivel que al rival popular, Mariano Rajoy. Para Sánchez, ambos sólo buscan al PSOE para firmar un "contrato de adhesión": uno para seguir haciendo lo mismo, y el otro en un juego de "trágala" y reparto de sillones.

“Es una forma de entender la política, pero el PSOE entiende que la nueva política es el acuerdo", ha dicho, insistiendo en que él lo ve no como Iglesias, "porque esto no es una cuestión de sillones, sino de soluciones". Como viene haciendo desde hace días, Sánchez plantea que ante la nueva cita con las urnas, el PSOE lleva en la cartera algo que le distingue de sus más directos contrincantes: ellos se situaron en el bloqueo y "los españoles han visto quién ha trabajado por el cambio".

De todas formas, para no dejar sin respuesta la invitación de Iglesias a que el PSOE pregunte a sus bases, Sánchez ha asegurado que consultará a sus militantes los pactos que pueda negociar con otros partidos después del 26-J. Eso sí, ha dejado claro que la consulta será “sobre contenidos” y no con “preguntas tramposas” como, a su juicio, hizo Podemos. “Nosotros lo que consultamos fue un acuerdo con más de 200 medidas para mejorar la calidad de vida, el bienestar y el progreso del país”, ha recalcado, insistiendo en que lo hará de nuevo “sobre esos presupuestos”.

El fantasma de la “desmovilización”

Aunque las encuestas reflejen un hipotético sorpasso de Unidos Podemos al PSOE, Sánchez prefiere mantenerse al margen de las encuestas, pero es consciente de que el riesgo está en la "desmovilización" de su electorado. Por eso, ha vuelto a desplegar el argumentario para tensar al partido, recordando que el "adversario" no son Unidos Podemos ni el PP, sino "vencer a la abstención".

Sobre ese anhelado sorpasso de Unidos Podemos se ha permitido bromear sobre su efecto en su futuro como secretario general, asegurando que el único sorpasso que va a haber es el del PSOE al PP y así "tener un congreso más tranquilo". La declaración tenía su doble sentido, porque la hacía delante de la secretaria general del PSOE-A y presidenta andaluza, Susana Díaz.

Chaves y Griñán

La ocasión también ha sido propicia para que Sánchez haya corregido la falta de tacto con la que muchos en el partido le han afeado hacia los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán, tras el auto de procesamiento abreviado por el caso de los ERE. Esta vez se ha mostrado convencido de su inocencia, no ha dudado de su honestidad y honorabilidad y les ha agradecido su gesto de asumir responsabilidades políticas. Esto dista mucho de cuando la semana pasada esquivó cuanto pudo el asunto, les reconoció sólo el haberse apartado de la política activa, y se desmarcó como un “político limpio” que aspira a formar el gobierno de la “honradez intransigente

Sánchez ha aprovechado su presencia en Andalucía, la comunidad más afectada por el paro, para presentar su programa sobre empleo que tiene por objetivo tanto acabar con la precariedad laboral y la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, como favorecer la reincorporación al mercado laboral de los parados de larga duración o potenciar la formación. Ha desgranado varios planes, medidas y leyes, entre las que destaca la de llevar el sistema de cuotas para la paridad del ámbito público al privado, poniendo el punto de mira en los consejos de administración de las empresas del Ibex35.

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