Una semana antes de ser detenido por un presunto delito de blanqueo al repatriar desde sociedades opacas dinero que, según la Policía, provendría del desfalco a Banesto a finales de los 80 y principios de los 90, Mario Conde cargaba en las tertulias contra el 'morbo' de la publicación en los medios de los presuntos evasores revelados en los papeles de Panamá.

Según el banquero reconvertido en coach tras su paso por prisión, el uso de sociedades off shore está legitimado y su percepción como un hecho delictivo provendría tanto de la injusta presión fiscal ejercida por los gobiernos como por la manipulación de los medios. En el centro de su diana se encontraba el diario El País, precisamente quien ha tenido en la mañana de este lunes la primicia de su arresto.

El primero de los largos textos que dedica Mario Conde al asunto lo escribe el día siguiente a la publicación inicial de los papeles, el 4 de abril. El argumento del exbanquero es que cada país tiene derecho a establecer su fiscalidad y los ciudadanos a aprovecharse de ello. La problemática, argumenta, es que debido a la lógica del capitalismo, solo los muy ricos disfrutan de tales ventajas, lo cual por un lado permite que se produzcan "excesos" fuera del alcance del regulador y, por el otro, arroja la sombra de la sospecha sobre cualquiera que tenga una sociedad off shore, una percepción magnificada en su opinión por la prensa.

Y, claro, el efecto mediático es implacable: todo aquel que aparezca en las listas queda definitivamente catalogado como criminal tributario, lo sea o no. Porque como se ha vendido la idea de que toda sociedad de ese tipo, de las llamadas Off Shore, de las establecidas en un paraíso fiscal, son meros instrumentos de defraudación tributaria o de lavado de dinero, pues ya se sabe.

Y es que no saben que sociedad off shore o sociedad en paraíso fiscal no implica automática y necesariamente ilegalidad ni ninguno de los dos delitos antes apuntados. Así que se puede ser dueño de esas sociedades y no ser delincuente ni tributario ni de otro tipo (...) Se trata de aprovecharse legalmente de las ventajas tributarias que funcionan en el mundo de los mercados internacionales.

A continuación, Mario Conde incide en su argumentación de cómo la asimilación del uso de paraísos fiscales es manipulado por la prensa e incluso por la jurisprudencia. Así, se asombra de que el diario El País le esté dando poca cobertura a los papeles de Panamá - el hecho de que su portada del lunes obviara la participación de la infanta Pilar hizo correr ríos de tinta - y ofrece su propia explicación. PRISA, la editora del diario, es quien está involucrada en movimientos opacos por el pago que realizó Banesto Industrial Investment - una off shore transparente según Conde - a Antonio Navalón, un "intermediario" a quien define como "protegido de El País".

El miércoles 6 insistía en la presunta conspiración entre medios, jueces y políticos para achacarle los fraudes a él.

Cuando me condenaron por Argentia Trust, El País se cebó en mi "apropiación indebida". Cuando consegui (sic) probar quién había cobrado ese dinero, no solo demostré que yo no toqué una peseta, sino que curiosamente lo cobraron, entre otros, un protegido de El País, Antonio Navalón, y lo que es mas llamativo un miembro del consejo de administracion de El País y el Grupo Prisa .Obvio señalar que silenció totalmente esta información. 

En el caso Argentia Trust pude comprobar la ignorancia —además de la mala fe— del “ponente” de la sentencia, un abogado laboralista vigués elevado a la categoría de “juez” por decisión política. Se llamaba Perez Mariño…

El caso Argentia Trust supuso para Conde una condena de seis años de cárcel por apropiación indebida tras gastar 600 millones de pesetas en presuntos informes nunca justificados. Precisamente de esa operación podría provenir parte del dinero que ahora aflora. La versión que ofrece hoy el diario en la noticia que firma José Antonio Hernández es distinta: 

Conde consiguió años después de entrar en prisión que un juez de Madrid abriese otra causa e investigase quién estaba detrás de los 600 millones de Banesto ocultados a través de Argentia Trust. Con ello, Conde trataba de convencer a la ciudadanía de que era inocente y de que los jueces se equivocaban condenándole. La justicia se negó a revisar la causa y dijo que todo era un asunto ya juzgado. Y no dio crédito a lo que consideró una artimaña autoexculpatoria.

También sostuvo que había sido víctima de lo que definió como el sistema (escribió un libro sobre ello en el que deja entrever la confabulación de una suerte de poderes fácticos, incluido el Gobierno del PSOE, que habrían conspirado contra él para atajar su fulgurante carrera en el mundo financiero y frenar sus aspiraciones políticas).

La cuenta de Twitter @BlogMarioConde, que promociona los libros y conferencias del exbanquero, es quien hoy encabeza la ofensiva apuntalada desde la semana pasada: que la operación contra Mario Conde es fruto de la "desinformación" y el "odio" de los periodistas, y en general de los "impresentables de este país".

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