A duras penas, Albert Rivera ha conseguido este martes que el PP y el PSOE no voten el uno contra el otro en el primer pleno de la legislatura más allá del de investidura: ha sido una sesión extraña en la que, por primera vez en democracia, el Gobierno ha estado en funciones.

El Parlamento se ha llenado de acción. Dentro del hemiciclo se ha debatido sobre la unidad de España; el pacto de Toledo; los derechos de los empleados domésticos y la corrupción. Fuera, del inminente encuentro entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que ha enviado un whatsapp al líder socialista para encontrarse en el Congreso después de la votación. También, de la consternación del PP tras la rueda de prensa de Rita Barberá, que ha abochornado a muchos populares.

Rajoy no asiste; Iglesias, comedido

Las formas se han recuperado en este pleno tras el de investidura. Mariano Rajoy no ha asistido y Pablo Iglesias ha estado comedido. Atrás han quedado la cal viva y los lingotes de oro. Aún así, ni siquiera la unidad de España ha conseguido unir por completo a las tres fuerzas constitucionales. En el origen ha estado el hecho de que C's hubiese presentado primero su Proposición No de Ley (PNL) sobre la unidad de España y al día siguiente lo hiciera PP.

Este martes, los socialistas acabaron presentando una enmienda a la propuesta de C's que incluía la reforma de la Constitución. Eso es lo que ha provocado la separación de las tres fuerzas.

C's ha aceptado la enmienda. Fuentes del partido de Rivera han explicado que la PNL pactada con el PSOE es idéntica en su contenido al acuerdo de investidura y que ellos no tenían problema en votar la del PP con respecto a la unidad de España. A pesar del desencuentro, Rivera está convencido de que el mensaje que se ha enviado este martes es significativo: “Los españoles pueden estar tranquilos. La unidad no se negocia”.

Rivera, junto a Juan Carlos Girauta. Dani Pozo

La posición del PP ha sido errática: ha cambiado en el último minuto. Con el debate ya en marcha, los populares han cargado contra Rivera por “la sumisión absoluta a la reforma de la Constitución del PSOE”, según fuentes del PP. La imagen del desencuentro se ha producido cuando Rafael Hernando, el portavoz del PP, se ha acercado al escaño de Albert Rivera en medio del debate. Patxi López, el presidente del Congreso, les ha amonestado.

El PP no confiaba en un acuerdo y daba por hecho que “ambas propuestas iban a naufragar”. La kakfiana situación ha sido evitada in extremis a través de una conversación en el pasillo entre Manuel Gutiérrez (C's) y el popular Hernando.

Críticas del resto de partidos

Habría resultado muy embarazoso para las llamadas fuerzas constitucionales: el resto de la Cámara ha ridiculizado la moción con distintos calificativos que han ido desde el “panfleto político” (Compromís); el texto “propio de la España de Rinconete y Cortadillo (PNV); el “contenido anacrónico” (DiLl) o el “texto desconcertante” y la “obviedad” (Podemos).

Finalmente, Cs ha votado afirmativamente a las dos PNLs (la del PP y la enmendada) mientras que PSOE ha votado afirmativamente a la de Cs y se ha abstenido con la del PP. Del mismo modo, el PP se ha abstenido con la de Cs. Las abstenciones cruzadas de PP y PSOE han evitado el desastre.

Con el voto en contra del PP se ha aprobado también una moción sobre el pacto de Toledo y la creación de una comisión sobre corrupción.

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