Poco después de que acabase su discurso, uno de los líderes autonómicos de PSOE definía con una gráfica expresión el reto de Pedro Sánchez: “un marrón de puta madre”. Para este secretario general regional, Sánchez había estado bien “teniendo en cuenta las circunstancias”.

Es decir, que Sánchez gustó a los suyos pero no los entusiasmó.

“Eso pasa porque se juzga el discurso en función del resultado”, justificaba otro barón socialista cercano al candidato a la Moncloa. Los dirigentes y cuadros medios del PSOE, encabezados por Sánchez, parecen haber interiorizado este martes que su debate de investidura naufragará. Eso dio a entender el propio candidato: “Hoy todos sabemos de antemano el resultado de la votación final de esta investidura si nos atenemos a lo escuchado estos días. Sea cual sea ese resultado, quiero resaltar en esta tribuna que el PSOE se siente orgulloso”.

Es en ese momento en el que definitivamente parece haberse acabado la línea ascendente de Sánchez, vitaminada por el acuerdo con Ciudadanos. Fue poner un pie en el Congreso de los Diputados para que el discurso de investidura se convirtiese en un “al menos lo hemos intentado”. Pasó de una oportunidad para deslumbrar a “un marrón de puta madre”, en palabras de este dirigente.

“Pedro explicado bien en qué consiste el cambio, qué se puede cambiar y cómo hacerlo de manera transversal”, añade uno de los líderes autonómicos consultados. Entre los dirigentes y militantes cuya opinión recogió este periódico sí parecía haber una amplia coincidencia sobre el acierto de desplegar el discurso más social y colocar a Podemos en el centro de la responsabilidad. Ahora, el "la próxima semana " es un mazazo cada vez, según un miembro de la Ejecutiva presente en el hemiciclo. Fue una alocución “claramente de izquierdas”, según otro integrante de la Ejecutiva. “Ninguna de sus propuestas podría ser rechazada por Podemos”, añadía.

A Podemos le suena a broma

En las filas de Podemos, el discurso sonó a broma. Pablo Iglesias lo calificó como "decepcionante" y "más de lo mismo". Íñigo Errejón, el portavoz del grupo, advirtió a Sánchez de que no puede “contentar a todos” y pedir al mismo tiempo el apoyo a Podemos y a Ciudadanos, presentando un "discurso a la carta" para cada partido.

Otro diputado que votará “no” consideró el discurso un “acto de campaña electoral” que lo que hace es tapar “los líos internos del PSOE”. “El acuerdo podría haber sido posible y el PNV ha estado a punto todo el tiempo”. Finalmente, el portavoz de los nacionalistas vascos, Aitor Esteban, anunció que votará “no” tras quejarse de que el candidato no haya hecho “ningún guiño” al País Vasco en su discurso. Ana Oramas, de Coalición Canaria, el único apoyo seguro a Sánchez además de Ciudadanos, avanzó que se descuelga. Ya no votará “sí” este miércoles sino que se abstendrá.

“Si una cosa hizo bien es robar a Errejón toda su retórica del cambio, del diálogo, de la nueva política. Pero eso no es suficiente”, según un diputado de izquierdas.

“Cometió fallos de novato. Miraba a Rajoy todo el tiempo, como si siguiera siendo el jefe de la oposición. Su discurso tuvo algunas partes muy buenas, pero parece que se lo prepararon distintas personas y no había ningún hilo conductor”, según un diputado partidario del acuerdo. “El pacto estaba casi hecho, con el PNV, Coalición Canaria, Compromís e Izquierda Unida. Sumaba 143 diputados y al final se lo han cargado”, lamentaba.

Ciudadanos, ni frío ni calor

Ciudadanos, único apoyo de Sánchez, restó importancia a la omisión de las Diputaciones en el discurso, porque en su opinión hay un pacto firmado que lo recoge por escrito. El líder del PSOE omitió el párrafo que hablaba de la sustitución de este organismo por Consejos de alcaldes que figuraba en el texto que se distribuyó embargado a los medios de comunicación. Según su portavoz Juan Carlos Girauta, la eliminación de las diputaciones provinciales ha sido como "sacarle una muela al PSOE".

Era previsible que el discurso de Sánchez no gustase al PP, pero su portavoz Rafael Hernando, optó por un capote envenenado al decir que hay “algunas cosas” que han “gustado” al PP a pesar de su “petulancia”. A partir del viernes los dos principales partidos podrán sentarse a debatirlas, según Hernando. Si tu principal enemigo te elogia, es que algo va mal, podría pensarse.

Una frase de Sánchez con una intención muy clara abona el camino a elecciones. “Cualquier fórmula de Gobierno pasa por la implicación del PSOE. Somos 90 diputados. Ni más, ni menos. Pero, por nuestra posición ideológica, somos la piedra angular de nuestro actual sistema político”, dijo Sánchez.

Es decir, que si su investidura naufraga pero el PSOE tiene minoría de bloqueo, Sánchez pretende limitarse a esperar a que el desgaste de Podemos funcione y lo apoye como candidato. Y si no, elecciones confiando en que el desgaste sea más letal para Iglesias que para los socialistas.

Según uno de los barones cercanos a él, si se pierde el tren de la investidura este viernes, ese escenario es más que probable. “Podemos dice que quedan dos meses para negociar, pero me suena a excusa, porque a ellos les convienen más las negociaciones de 48 horas. Puede que Sánchez no sea investido, pero la aritmética no va a cambiar y medir cada movimiento como un acto de precampaña es una tentación difícil de resistir”, según él.

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