La portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, que está siendo juzgada este jueves por un delito de ofensa de los sentimientos religiosos por el asalto a la capilla católica del campus de Somosaguas en 2011, ha admitido que participó en ese hecho y que se quitó la camiseta quedándose en sujetador, "para protestar por la ocupación de un espacio público".

Maestre ha dicho que "han pasado 5 años", "fueron 5 minutos" y "no recuerda la literalidad" de los gritos que profirió en la capilla dentro de un grupo "de unas 20 personas" que, según las acusaciones, corearon eslóganes como "vamos a quemar la Conferencia Episcopal", "el Papa no os deja comernos las almejas", "menos rosarios y más bolas chinas", "contra el Vaticano poder clitoriano", "arderéis como en el 36" o "sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios".

Maestre ha admitido que se situó en la zona del altar de la capilla cuando el capellán y varias personas se encontraban en el lugar rezando.

- ¿Usted fue de las personas que se quitó la camiseta?, preguntó la fiscal

-Sí

- Se quedó el sujetador

- Sí

- ¿No le parece ofensivo?

- Bueno... Un torso desnudo no tiene por qué ofender.

-¿Ni siquiera si eso se produce en un altar?

- Es que no se realizó en ningún altar, no hubo ningún contacto con el altar.

- Pero era la zona del altar, ¿le parece legítimo?

- Las protestas pacíficas son legítimas.

Rita Maestre, en el banquillo por la protesta en la capilla de la Complutense

Maestre se sienta en el banquillo de los acusados junto a su compañero de Facultad Héctor Meleiro acusados de un delito de ofensa a los sentimientos religiosos. El letrado del Centro de Estudios Tomás Moro, Javier Pérez-Roldán, ha propuesto al principio de la vista una prueba realizada por un psicólogo que ha analizado si, tal como ocurrieron los hechos, fueron intencionados y organizados.

El defensor de Maestre, Gonzalo Martínez-Fresneda, se ha opuesto vehementemente. "Este tipo de pruebas nos recuerdan a los juicios de la Stasi". La jueza Esther Arranz ha rechazado la prueba.

Maestre y su antiguo compañero en la Facultad de Políticas Héctor Meleiro se enfrentan a la acusación de haber cometido un delito contra los sentimientos religiosos, que castiga a quien "en un templo (...) ejecutare actos de profanación en ofensa de los sentimientos religiosos legalmente tutelados". Pese a su escasa comisión y el bajo índice de condenas, el Gobierno de Aznar endureció la pena en la reforma del Código Penal que llevó a cabo en 2003: mantuvo la prisión de seis meses a un año pero elevó la multa a una duración de 24 meses (antes 10 meses)

Las tres acusaciones que intervienen en este proceso (el fiscal, el partido Alternativa Española y el Centro de Estudios Tomás Moro) piden un año de prisión para la política, aunque las dos acciones populares plantean como posibilidad alternativa una pena de multa. La petición más benévola es la de la formación de extrema derecha, 3.600 euros, mientras que el Centro Tomás Moro eleva la cuantía a 144.000 euros.

El Ministerio Público reclama la imposición de una pena accesoria de inhabilitación para el derecho de sufragio pasivo (imposibilidad de ser elegido para un cargo público durante el tiempo de la condena), un gravamen que no piden las acciones populares.

El capellán dice que "me empujaron" y que "Rita era de las primeras"

El sacerdote Rafael Hernando, encargado de la capilla católica del campus de Somosaguas, ha declarado que las personas que integraban el grupo que ocupó el templo le empujaron y ha señalado que "entre las primeras estaba Rita". "Actuaba como la líder que iba delante", ha apuntado el testigo, que conocía a Maestre por ser compañeros de clase.

El capellán ha dicho que estaba en el despacho del templo y oyó gritos de personas que entraron en el recinto pese a su oposición. "Venían con pañuelos en la cabeza y gritando y les dije que así no podían entrar. Me empujaron. Yo me resistí pero no había manera de dialogar", ha relatado.

El testigo señaló que se sintió "incomodado" y que, aunque no entró en la capilla, sí oyó al salir gritos contra la Iglesia.

Una de las personas que estaban rezando le comentó que varias de las mujeres participantes en el acto se desnudaron, aunque él no lo vio porque no quiso entrar en la capilla. 

"¿Usted cree que ese acto era susceptible de ofender los sentimientos religiosos?", le ha preguntado la fiscal. "Sí", ha contestado el capellán.

"Hubo agresividad verbal"

Un joven que se encontraba rezando cuando se produjo la ocupación de la capilla ha dicho que entraron unas 50 personas coreando gritos blasfemos. "La capilla tronaba", ha señalado el testigo, que no ha dudado en asegurar que el acto fue ofensivo para los católicos, que hubo "agresividad verbal" y que el hecho le generó a él y a otros feligreses "mucha ansiedad". "Lo que para algunos es pacífico para otros no lo es", ha indicado.

El testigo manifestó que no se expresaron consignas contra la ubicación de la capilla en el campus sino "textos de obispos descontextualizados con reivindicaciones feministas"y eslóganes contra la Iglesia.

También ha confirmado que alrededor del altar varias de las mujeres intervinientes leyeron unos papeles que llevaban preparados, luego se desnudaron y dos de ellas se besaron.

"La ofensa fue en primer lugar a Dios, en el que creemos los católicos. En la medida en que se ofende a Dios se nos ofende a los católicos. Desde fuera de la fe esto a lo mejor no se entiende, pero para los que tenemos fe es el mayor dolor", ha declarado.

El fiscal dice que Maestre "rebasó la línea de lo admisible"

La fiscal María Luisa Morando ha mantenido la petición de pena de un año de prisión para Rita Maestre por un delito de ofensa a los sentimientos religiosos al considerar que "rebasó la línea de lo admisible" en su forma de reivindicar que una capilla católica no debe tener lugar en un campus universitario.

"Es una pretensión perfectamente legítima. Lo que no está claro es si la forma que eligieron fue correcta".

Para el Ministerio Público, "lo que allí ocurrió va mucho más allá del derecho a la libertad de opinión y expresión" y consistió en una vulneración del derecho fundamental a la libertad religiosa. "La riqueza del Estado de Derecho", ha dicho, "es el respeto a los demás y había otros medios" para reivindicar la laicidad del Estado.

"Diríamos lo mismo si se hubiera ocupado una mezquita porque lo que aquí defendemos es que las personas que tienen una fe determinada sean respetadas", ha sostenido. "Decir 'me cago en Dios' o 'menos rosarios y más bolas chinas', desnudarse delante del sagrario es un acto claro de profanación". En cambio, rebajó la petición de pena para Héctor Meleiro, que se ha quedado en un multa, al apreciar que su participación en los hechos no fue tan relevante como la de Maestre. 

La defensa obvia el desnudo

El defensor de la hoy concejal de Ahora Podemos, Gonzalo Martinez-Fresneda, ha sostenido que la ocupación de la capilla no es "ni de lejos" delictiva. "La protesta no iba dirigida contra la Iglesia católica ni contra cosas sagradas, que ni se rozaron", ha dicho el prestigioso penalista, según el cual había una doble finalidad: reivindicar que una capilla no debe tener sitio en un espacio público de un Estado que se proclama aconfesional y hacer una reivindicación feminista contra la "concepción tradicional ultramontana, sexista y casposa que tienen de la mujer algunos intérpretes de la doctrina católica y con los cuales no están de acuerdo muchos católicos, ni siquiera el Papa actual".

La defensa ha subrayado que ningún testigo ha asegurado que Rita Maestre profiriera los gritos blasfemos que coreó el grupo ni que leyera el manifiesto que, para las acusaciones, sirvió de burla y mofa de textos y autores religiosos.

Ninguna mención a la conversación que tuvo en la puerta del templo con el capellán y en la que éste le pidió que no entraran de ese modo. Ninguna alusión tampoco al hecho, admitido por la propia Maestre, de que se desnudó en la zona del altar y se quedó en sujetador, dato del que tomó nota la jueza y que constituye uno de los aspectos más vulnerables para su defensa.

El abogado hizo una concesión: la protesta "no respetó las formas ni la buena educación" y los eslóganes estuvieron "absolutamente pasados de tono". "Pero eso no permite echarles encima el Código Penal", ha dicho.

En su opinión, "parece que se quiere hacer responsable a Rita Maestre de la culpa colectiva de lo que hicieron 60. ¿Dónde están los otros 58?".

Ignacio Martín Pina, defensor del otro acusado, Héctor Meleiro, ha incidido en el carácter "político" de este juicio, en el que se produce "un conflicto" entre dos derechos fundamentales, el de la libre expresión y el de la libertad religiosa.

Silencio sobre una eventual dimisión

Tras siete horas de juicio, Maestre abandonó los Juzgados sin aclarar si dimitirá como concejal en caso de ser condenada. "No depende sólo de mí", ha dicho. "Lo valoraremos en equipo cuando se produzca la sentencia".