Alexandra Gil Gonzalo Araluce

En el mapa de la estructura de ETA apenas queda un puñado de nombres sin localizar, aunque algunos de ellos se han convertido en una obsesión para las Fuerzas de Seguridad del Estado. ¿Dónde está Josu Ternera? ¿Qué papel juega en la banda? ¿Y cuál fue su rol en las negociaciones fallidas transcurridas en Oslo? Pero la pregunta que se hacen las víctimas del terrorismo es otra: si se le detuviese, ¿podrían sus declaraciones ayudar a esclarecer algunos de los crímenes sin resolver perpetrados por la organización? Su hijo, Egoitz Urrutikoetxea, ha asistido este jueves en París a la primera sesión del juicio por su vinculación con ETA. ¿Servirá su testimonio para dar respuesta a alguna de estas cuestiones?

Tras las detenciones de Iratxe Sorzabal y David Pla el pasado mes de septiembre, la cúpula de la banda quedó descabezada. En el operativo, que transcurrió en la localidad francesa de Baigorri, también fueron detenidos Ramón Sagarzazu –exdirigente del aparato internacional de ETA– y Pantxo Flores, un ciudadano francés en cuyo hogar se celebró el encuentro entre los terroristas. En unos primeros momentos de confusión se especuló con la posibilidad de que Egoitz Urrutikoetxea también hubiese sido detenido en esta cita. Pero no fue así.

Su arresto no se produjo hasta dos semanas más tarde, en París. “Hemos capturado a su mejor relevo”, apuntó el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en referencia al papel que podría haber jugado Urrutikoetxea en la banda. “Quizás el único con algo de pedigrí que pudiera ser reclamado para gestionar lo poco que queda de la organización terrorista”, advirtió Fernández Díaz.

El papel de Egoitz Urrutikoetxea

El “pedigrí” al que hacía referencia el ministro del Interior está más vinculado al apellido del terrorista que a su función dentro de la banda. Fuentes policiales consideran que, aunque Egoitz Urrutikoetxea fuese vinculado con frecuencia al aparato político de ETA, su actividad en la misma era más bien escasa. Sin embargo, la alargada sombra de su padre, Josu Urrutikoetxea –más conocido como Josu Ternera- proyectaba sobre él el respeto de sus compañeros.

Ternera, con 65 años y aquejado de un cáncer de colon, tampoco toma decisiones en nombre de ETA. Su trayectoria, no obstante, rodea su figura de simbolismo: sin haber cumplido 20 años entró en la sección política de ETA-V Asamblea y su fama de hombre duro le valió para ir escalando puestos en la banda. Llegó a sentarse en el Parlamento vasco como adscrito a las listas de Euskal Herritarrok y en noviembre de 2003, perseguido por la Justicia, desapareció del mapa.

En libertad condicional

En los últimos años, sus opiniones han sido más que respetadas por la estructura de ETA. En ocasiones, han marcado la hoja de ruta de la organización terrorista. En las últimas negociaciones fallidas –con Oslo como escenario-, Ternera tenía previsto asumir el papel de interlocutor. Fuentes policiales señalan, además, que su hijo Egoitz podría haber ayudado en este proceso en cuestiones logísticas.

En la primera sesión del juicio sobre Egoitz Urrutikoetxea –celebrada este miércoles, a las 12.30, en el Tribunal Correccional de París- apenas ha habido movimientos o explicaciones. En la cita se han expuesto algunos de los motivos que han conducido al hijo de Josu Ternera, en libertad condicional, hasta el tribunal: tiene pendientes dos condenas, una de cuatro años y otra de seis, por pertenencia a organización terrorista y por alquilar un piso para miembros de ETA, respectivamente.

¿Quién queda al frente de ETA?

En 2009, Eusko Alkartasuna y Batasuna impulsaron un Foro de Debate Nacional, un espacio en el que se debatieron algunos aspectos relacionados con la política abertzale. Al frente del mismo estaba Mikel Irastorza, que actuó como portavoz. Apenas cuatro años después, Irastorza se trasladó a Francia y se incorporó en el aparato político de ETA, que ahora coordina. Atendiendo a las palabras que pronunció Fernández Díaz sobre Egoitz Urrutikoetxea, Irastorza no es un hombre con tanto “pedigrí”, pero en sus manos queda gestionar los residuos de la banda terrorista.

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