La presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, ha decidido presentar su dimisión y abandonar la política activa tras una decisión "reflexionada" que ha comunicado por dos veces a María Dolores de Cospedal. Continuará como militante y ha reafirmado su confianza en Mariano Rajoy, con quien "no ha hablado en los últimos días", como candidato a las Elecciones Generales.

Quiroga ha revelado que ya había presentado su dimisión a la secretaria general del Partido Popular el pasado jueves después de que el partido le solicitase retirar la ponencia a favor de la paz y la convivencia a la que trató de sumar a Bildu sin exigirles condenar a ETA, solo un rechazo genérico a la violencia. Cospedal le pidió entonces que se lo pensase hasta el lunes.

Esta declaración contradice su primera versión de los hechos, cuando aseguró que la retiraba por la reacción de Bildu, no por las presiones desde su partido.

En referencia a la moción que ha ocasionado su abandono, ha afirmado que volvería a presentarla "una y mil veces" porque el PP debe ser "vanguardia en la búsqueda de la convivencia, verdad y justicia con las víctimas".  

Ha asegurado que, aunque "ahora no ha sido posible", dentro de un tiempo "se volverá a hacer" y ha deseado que quienes estén al frente del partido "sean valientes para verlo".

Ese ha sido el "detonante" pero Quiroga reconoce que su incapacidad de hacer girar al partido a una estrategia acorde con el fin de ETA y "aunar voluntades" detrás del objetivo de liderar una transición del partido "desde la resistencia  a la influencia".

Ha pedido disculpas a los que se han podido sentir incómodos con su silencio estos días y especialmente a las víctimas que se "hayan visto ofendidas" o "no hayan entendido por qué lo hizo".

"El tiempo pondrá a cada uno en su sitio"

La rueda de prensa celebrada en San Sebastián pone fin a los siete días en los que se ha mantenido en silencio y apartada tanto de los medios de comunicación como de sus compañeros de la dirección del partido.

La cancelación de su agenda y su desaparición de la escena política agravaron la crisis abierta a principios de la semana pasada cuando en menos de veinticuatro horas se vio obligada a retirar su propuesta al sentirse desautorizada por la cúpula nacional de Génova.



Su ausencia generó un vacío muy criticado dentro del PP vasco que obligó ayer a su secretaria general y máxima colaboradora, Nerea Llanos, a dar la cara tras la reunión del Comité de Dirección.
Mientras la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, confiaba desde Bruselas en la continuidad de Quiroga, Llanos - que no conocía aún su decisión- transmitía un discurso ambivalente de "apoyo unánime" por si se quedaba y de "respeto" por si se iba.

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