Isabella Tabacchi lleva desde 2014 capturando imágenes del lado más salvaje de su Italia natal. Galardonada con el International Landscape Photographer of the Year, sus fotografías de la naturaleza le han llevado a dar la vuelta al mundo.
Su trabajo, más allá de captar visualmente el mundo que nos rodea, revela estados de ánimo, historias interiores y conexiones profundas con el mundo silvestre.
Y eso es, precisamente, lo que la llevó a participar como ponente en el Encuentro Nacional de Fotógrafos de Naturaleza, organizado por FUJIFILM este mes de noviembre. Durante la cita, que tuvo lugar en Sevilla, Tabacchi abrió la puerta a ese universo íntimo donde luz, color y atmósfera se entrelazan para transformar el paisaje en una expresión poética del mundo interior.
Porque, como indica, el tipo de fotografía que realiza esta italiana tiene "el poder de reconectar a las personas con lugares que quizá nunca lleguen a conocer directamente".
Isabella Tabacchi.
Y lo explica: "Cuando una imagen transmite la fragilidad, la majestuosidad o la soledad de un paisaje, recuerda a los espectadores que estos entornos son finitos y vulnerables".
Aunque, reconoce, la naturaleza es "más poderosa que la propia humanidad, que siempre será la más fuerte, también en sentido negativo". Según Tabacchi, la fotografía tiene la capacidad de "despertar primero la conciencia emocional". Esta hace que, "a menudo" surja "un sentido de responsabilidad y protección".
Poesía visual
Tabacchi dispara su objetivo sólo en ubicaciones con alto valor ecológico. "Cuando fotografío, trato de minimizar mi impacto, viajando ligero, permaneciendo en los caminos marcados y trabajando respetuosamente dentro del ritmo natural del lugar", comenta.
Su intención creativa cuando apunta su objetivo a un lugar no es otra que "mostrar los paisajes como entidades vivas". Y lo hace "con la esperanza de que esta perspectiva fomente un mayor aprecio y cuidado".
Una de las fotografías de Tabacchi.
De esta manera, su trabajo se convierte en una suerte de "poesía visual". Y es que, en el fondo, trabaja como si fuera tal: "Dedico tiempo a absorber la atmósfera, el simbolismo de la naturaleza, creado por los elementos en primer plano o los sujetos, como montañas, árboles y su relación con el resto del entorno".
En sus instantáneas, Tabacchi captura cómo cambia la luz y juega con los contrastes de color. También, confiesa, busca "elementos que expresen el estado de ánimo del momento" en lugar de limitarse a describirlo.
Su misión como fotógrafa paisajística es interpretar lo que ve de una manera que refleja su respuesta emocional, lo que permite que "la imagen se convierta en una forma de narración visual".
Juego de luces
Por eso, en sus fotografías "la luz es esencial", dice. En concreto, porque "define el tono emocional de una escena. El color refuerza ese estado de ánimo, guiando la percepción del espectador hacia la calma, la tensión o el asombro".
Una imagen de Tabacchi.
Así, "la composición se convierte en la estructura que invita al espectador a adentrarse en la imagen y comprender el simbolismo oculto. Cuando los tres elementos funcionan conjuntamente, crean un espacio en el que nos podemos detener y reflexionar sobre nuestra propia relación con la naturaleza".
Ejemplo de la crisis climática
Para Tabacchi, las Dolomitas, en los Alpes orientales italianos, son un ejemplo claro de cómo la actividad humana transforma los espacios naturales. Allí nació su fotografía hace ya 12 años: "Los entornos montañosos me han enseñado que la naturaleza es a la vez poderosa y delicada. El tiempo cambia en cuestión de minutos, la luz aparece y desaparece sin previo aviso, y el paisaje exige respeto y humildad", cuenta.
Estas experiencias, confiesa, le recuerdan la "pequeñez" humana y, a la vez, "nuestra responsabilidad".
Y apunta a que "las montañas están muy influenciadas por el cambio climático". Pone como ejemplo esas Dolomitas que la inspiraron a ser la profesional que hoy es.
"A lo largo de los años, se han producido desastres como la tragedia de Marmolada, desprendimientos de rocas y corrimientos de tierra. Esto nos enseña que la naturaleza se rebela contra las acciones del ser humano, que siempre será más fuerte que nosotros. Pero, al mismo tiempo, muchos entornos naturales serán destruidos o ya no serán los mismos", admite.
Por eso, ella está obcecada en "mostrar la belleza y la vulnerabilidad" de estos entornos. Para, con suerte, "fomentar la reflexión sobre cómo el cambio climático y la actividad humana afectan a estos espacios".
