La Línea de la Concepción
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Yasmina Pérez lleva dos años siendo uno de los elementos clave del trabajo de la casa de protección para víctimas de trata y de violencia de género de Betania en La Línea de la Concepción.

Esta linense es una de las psicólogas que trabajan en la asociación gaditana que busca que las personas que sufren exclusión social recuperen su dignidad y autonomía.

Desde sus inicios, hace ya 13 años, Betania se convirtió en un referente social en La Línea. "Es muy muy conocida aquí y desde el principio ha hecho mucho ruido", asegura Pérez a ENCLAVE ODS.

Nos reunimos con ella en la casa de protección en la que trabaja, cuya localización no puede desvelarse, pues pondría en riesgo a quienes allí viven. El de Pérez no es un trabajo fácil, pero reconoce que, aun así, siempre quiso ser psicóloga en Betania.

"Las mujeres, cuando llegan, vienen muy dañadas, fruto de la explotación a la que se han visto sometidas. Es muy raro la que emocionalmente estén bien", asegura Pérez.

Por eso, afirma, el trabajo psicológico es "la pieza angular" del abordaje que realizan desde Betania. Y, en especial, en la casa de protección de La Línea.

Foto de archivo de una persona maniatada. iStock

Ahora mismo, aquí [en el alojamiento de Betania, en La Línea de la Concepción] conviven mujeres que llevan tiempo con vosotras y otras recién llegadas. Algunas con niños pequeños… ¿Cómo es ese primer contacto cuando entran por la puerta?

Vienen con trastorno de estrés postraumático y con ansiedad muy elevada. Muchas, incluso, con episodios de disociación… es como pueden afrontar en cierta manera las atrocidades que han vivido. Todas llegan hiperalerta y, a veces, agresivas.

¿A qué se debe esa agresividad?

Si nos ponemos en su situación, ¿cómo vendrías? ¿Te puedes fiar de otra española después de tantos engaños?

¿Cómo encaja ahí ese trabajo psicológico de primera respuesta que hacéis?

Es esencial, sobre todo, para que las mujeres forjen un vínculo tanto con las trabajadoras como con sus compañeras. Y para que se vayan abriendo un poco y sean cada vez más ellas, que tengan autonomía y se integren, poco a poco, en la casa.

Generar vínculos seguros

¿En qué consiste su día a día? ¿Cómo es ser psicóloga en un hogar para víctimas de trata y violencia de género?

Aunque tengamos nuestra categoría de trabajo, nuestra filosofía no es de tú eres la psicóloga, la abogada o la trabajadora social. No. Yo soy la psicóloga, pero voy a merendar contigo. O voy contigo a la habitación para ver qué tal está, si está limpia o no. Me voy a involucrar totalmente en tu día a día.

¿Por qué lo hacen así?

Es la forma de generar vínculos, porque no solo me estás viendo como la profesional, sino como esa compañera que está junto a ti en todo momento, que te está ayudando. Al final es intentar crear un clima de familia; eso es lo que intentamos.

Quién cuida a las que cuidan

¿Cómo lidia, a nivel personal, con lo que ve y escucha cada día?

Es muy difícil y te mentiría si te dijera que hay veces que me cuentan cosas y no me sale la lágrima. Porque al fin y al cabo soy psicóloga, pero somos humanos. Cada historia que te cuentan en más horrible que la anterior, pero no te insensibilizas. Así que sí que nos afecta.

Precisamente por eso, cuenta Pérez, las psicólogas han creado "grupos de desahogo" en los que se ayudan y dan apoyo entre ellas

"Obviamente, hay algunas historias que te afectan un poquito más. Igual que también hay algunas usuarias que por la circunstancia que sea te tocan más hondo", confiesa. Y eso es, precisamente, lo que trabajan en esos grupos de apoyo de Betania.

¿Es capaz de desconectar cuando sale de aquí?

Es irremediable que te lo lleves a casa. A lo mejor ves algo en la tele y dices 'ay, pues eso le puede gustar a fulanita'. Es muy difícil no llevártelas contigo a donde vayas. Ves y aprendes cosas que intentas integrar constantemente para su bienestar y para mejorar su situación.

¿Ha habido algún un momento en estos dos años en el que haya pensado "hasta aquí", "ya no puedo más"?

No, todavía no. Y espero que quede mucho para ello.

Todo sorprende

¿Qué es lo más duro, lo más complicado que se ha encontrado en estos dos años?

Cuando piensas que algo no te puede sorprender, viene otra cosa y lo hace. Pero, sobre todo, el deterioro de salud mental y los intentos autolíticos [se refiere a autolesiones e intentos de suicidio]. Muchas veces, cuando ya ven que no hay solución, es la forma que tienen de paliar ese sufrimiento, aunque sea la más dura.

¿Cómo se gestiona un intento de suicidio, aquí, en la casa?

Hemos tenido ya unos cuantos intentos autolíticos y tenemos un protocolo para cuando vemos que una persona está más inestable.

¿Y qué hacen?

Retiramos todo lo que puedan tener a su alcance. Tenemos en cuenta, por ejemplo, los hospitales que tenemos alrededor. Aquí, en el Campo de Gibraltar, La Línea es el único que tiene urgencias de Salud Mental, y eso hay que saberlo.

Intentamos controlar al máximo todas las actuaciones que podemos hacer en un momento de crisis, como llamar también al 024, que es la línea de ayuda a la conducta suicida.

Pérez cuenta que otra estrategia imprescindible es "es llegar a tratos con ellas". Esto es, por ejemplo, "que se corten, pero de una cierta manera que no ponga en riesgo su vida". La misión del equipo psicológico de Betania es, a fin de cuentas, desescalar la situación.

Asimismo, en Betania han elaborado un plan de seguridad para los casos de ideación de suicidio. Con él, exploran por qué han llegado a ello, qué desencadenantes la generan y qué estrategias le ha servido a la persona en el pasado para salir de ese bucle destructivo. 

¿Qué pasa con el resto de compañeras, de chicas que viven en la casa, cuando se dan casos así de extremos?

Generalmente, lo que hacemos es que la otra monitora en turno se lleva a las compañeras a hacer una actividad. Es decir, las sacamos del contexto de riesgo.

¿No les habláis de lo que está ocurriendo?

Ya después, cuando vuelven, se habla con ellas y se les explica lo que ha sucedido. Porque esta incertidumbre también les genera malestar.

En un primer momento, las sacamos del contexto para salvaguardar también la vida de cada una de las compañeras. Porque podemos pensar que es un intento autolítico, pero tampoco sabemos hasta qué punto puede ser eso o un ataque.