Después de "muchos años de experiencia" en el sector textil, donde estuvo en contacto con procesos industriales y con el impacto ambiental que este genera, Alex Segura empezó a cuestionarse la dirección que realmente quería para su vida.
La pandemia se convirtió en "un punto de inflexión", donde tomó la decisión de que quería "construir algo propio, con propósito". Conectó con Carlos Conde, ingeniero industrial con un MBA en IESE, y juntos comenzaron a explorar cómo aplicar sus conocimientos manteniendo el objetivo primero de Segura.
Surgía así, en junio de 2021, Dapibus, un proyecto del que Segura es el CEO. Más adelante se unió Arturo Almazor, con experiencia en finanzas, y entre los tres fueron tejiendo lo que hoy es la compañía.
Pasaron casi tres años investigando, comprendiendo en profundidad los procesos productivos, la regulación y la viabilidad de lo que querían lograr.
"Teníamos claro que queríamos ofrecer una alternativa para reducir el impacto ambiental de la industria agroalimentaria y, al mismo tiempo, responder a una creciente demanda mundial de proteínas", explica Segura.
Y así, a finales de 2024, comenzaban a producir en su primer centro a escala industrial.
Compañía con propósito
Trabajan a partir de la larva Black Soldier Fly, que es el elemento clave encargado de transformar residuos orgánicos en ingredientes de alto valor añadido. Las crían en sistemas controlados y usan inteligencia artificial para optimizar cada etapa del proceso.
"Tiene un sistema digestivo muy eficiente que le permite descomponer gran variedad de subproductos en pocos días, sin químicos y con un impacto ambiental mínimo. Además, requiere menos agua y espacio que otras fuentes de proteína animal, lo que la convierte en una opción ideal para avanzar hacia una economía circular", expone Segura.
Centro de Biotransformación Dapibus.
Desde Dapibus gestionan el primer Centro de Biotransformación automatizado de España que, en pocas palabras, viene siendo "una instalación única dedicada a transformar subproductos de la industria agroalimentaria en materias primas de alto valor añadido para sectores como la alimentación animal, los biocarburantes y la cosmética".
Y aquí, dice Segura, el secreto está en contar con un "alto nivel de automatización" capaz de optimizar cada etapa del proceso: desde la recepción de los subproductos hasta la obtención de los artículos finales.
De este modo, indica su CEO y fundador, promueven la economía circular mediante la valorización de subproductos, transformándolos en recursos útiles para nuevas cadenas de valor. Además, "contribuyen a reducir la huella de carbono de la industria agroalimentaria y generan nuevas oportunidades de negocio en sectores que demandan soluciones más sostenibles".
La biotransformación
Su modelo permite convertir residuos orgánicos en tres productos de alto valor: harina proteica, aceite y fertilizante. Su target inicial es el segmento de pet food, especialmente para perros y gatos.
"Es un mercado en crecimiento en el que identificamos una gran oportunidad. A partir de ahí, estamos desarrollando una alternativa real completa a base de insectos, ideal para la alimentación animal", explica Segura.
Dapibus es una compañía española que revoluciona el aprovechamiento de residuos orgánicos reutilizables.
A diferencia de otras, Dapibus se caracteriza por una proteína rica en aminoácidos esenciales, lo que las convierte en una opción nutricionalmente equilibrada. Y lo explica su fundador: "Son altamente eficientes y sostenibles en comparación con las proteínas animales tradicionales: requieren mucha menos agua, tierra y recursos, y generan un impacto ambiental significativamente menor".
Producen aceite alto en contenido de ácido láurico, utilizado en dietas animales por sus propiedades antimicrobianas y su elevado valor energético. Motivo por el que lo consideran "un ingrediente funcional de gran interés para la formulación de piensos".
Al mismo tiempo, apunta Segura, el subproducto de sus procesos (frass) se emplea como fertilizante orgánico, "mejorando la salud del suelo y reduciendo la necesidad de insumos químicos". Y así, dice, consiguen cerrar "el ciclo de nutrientes" y proveen un modelo de producción verdaderamente circular.
Pero no solo eso; están desarrollando soluciones específicas para otros sectores como el porcino, las gallinas ponedoras, los pollos de engorde y la acuicultura. Todo esto, afirma Segura, operado de forma autónoma "gracias a sistemas de inteligencia artificial que controlan en tiempo real parámetros como la temperatura, la humedad o la alimentación".
Impacto en positivo
Procesan más de 17.000 toneladas de residuos al año y las transforman en unas 3.500 de harina proteica, aceite y fertilizante, sin generar desechos adicionales. Además, su proteína permite reducir hasta un 85% las emisiones de CO₂ en comparación con fuentes tradicionales.
"Aprovechamos subproductos de la industria alimentaria, como pieles de patata, pulpas de frutas y alperujo —el residuo resultante tras la extracción del aceite de oliva—, cerrando el ciclo de aprovechamiento de recursos y evitando que estos materiales terminen en vertederos", expone Segura.
Dapibus opera en el primer Centro de Biotransformación automatizado de España.
Lo hacen a partir de la biotecnología que, tal y como cuenta el CEO de la compañía, "permite transformar subproductos agroalimentarios en materias primas de alto valor, mientras que la IA analiza datos en tiempo real para ajustar automáticamente los parámetros de producción, maximizando eficiencia y calidad".
Y es que si de algo están convencidos es que su modelo "puede ser un verdadero punto de inflexión en la gestión de residuos orgánicos".
Así lo explica: "Al transformar subproductos de la industria agroalimentaria en productos de alto valor, demostramos que los residuos no tienen por qué ser descartados: pueden ser reutilizados de forma eficiente, reduciendo significativamente el impacto ambiental".
Segura cree que el enfoque empleado desde Dapibus es "fundamental para avanzar hacia una economía circular".
"Contribuye a cerrar el ciclo de vida de los productos, minimizando residuos y maximizando el aprovechamiento de los recursos. En lugar de ser eliminados, se convierten en materias primas para sectores como la alimentación animal, los biocarburantes o la cosmética. Esto reduce la dependencia de recursos vírgenes y disminuye las emisiones de carbono asociadas a su extracción y transformación", asegura.
La base: un modelo que no solo mejora la gestión de residuos orgánicos, sino que impulsa una economía más sostenible, donde los recursos se reutilizan continuamente para generar más valor.
Futuro 'verde'
Ahora, los objetivos de Dapibus se concentran en "escalar significativamente su capacidad productiva y ampliar su impacto positivo en múltiples sectores". Además, Segura confiesa que planean "construir una nueva planta con una capacidad de producción diez veces superior a la actual".
De este modo, indica el fundador de la compañía, podrán "responder a la creciente demanda de proteínas sostenibles, optimizar precios y aprovechar al máximo todos los componentes de las larvas, lo que facilitará la diversificación de aplicaciones en industrias como la alimentación animal, los biocombustibles y la cosmética".
Dapibus transforma residuos en más de 3.500 toneladas anuales de harina proteica, aceite y fertilizante de calidad.
Al mismo tiempo, están analizando "cuidadosamente" el potencial para replicar su modelo en otras regiones, abriendo nuevas oportunidades en mercados con alta demanda de soluciones sostenibles.
Porque, concluye Segura, la visión está más clara que nunca. Su objetivo es "liderar la transición hacia un sistema alimentario más circular, local y sostenible, reduciendo el impacto ambiental de la industria agroalimentaria a gran escala y generando valor para las comunidades y mercados en los que operamos".
