En los años 60 del siglo pasado, el filósofo greco-francés Kostas Axelos propuso la existencia de un "pensamiento planetario", frente a la fragmentación del conocimiento en el mundo moderno. Su idea es que esa visión de conjunto podría ayudar a resolver los problemas de su época.
Axelos anticipó la globalización, pero no era eso lo que él proponía, y llegó a ser muy crítico con la misma por ser meramente económica. Apostaba por un mundo en el que tecnología, filosofía y poesía se diesen la mano, sin un centro de poder único.
Axelos murió en 2010 sin conocer el desarrollo de la inteligencia artificial, pero 60 años después de su "pensamiento planetario", el filósofo chino Yuk Hui lo ha recuperado para buscar la manera de combatir las formas más opresivas de la IA y el nacionalismo actuales.
En Machine and Sovereignty (Máquina y soberanía), publicado a finales de 2024, Hui ha analizado el actual momento de monopolio de la IA en manos de unas pocas multinacionales de EEUU y China y el peligro que suponen para la democracia y el planeta.
El filósofo nacido en Hong Kong y residente en Países Bajos es conocido por su concepto de "tecnodiversidad", paralelo al de "biodiversidad" que aplicamos al mundo natural. En primer lugar, porque no cree en el determinismo tecnológico, que solo pueda haber una forma de tecnología.
"Ecología técnica"
Como hongkonés que vive e imparte clases en su país y en Europa, el pensador y también ingeniero informático cree que a lo largo de la historia cada país o región ha desarrollado diferentes tecnologías en función de su propia idiosincrasia cultural.
Para él, la única forma de relacionarnos con la tecnología que garantiza una supervivencia de la biosfera es precisamente abrazar la idea de una "ecología de la técnica", o más bien de la cibernética, que permita muchos tipos de enfoques y tecnologías, menos opresivas.
Su pensamiento tiene una gran carga de crítica hacia el colonialismo occidental, pero también hacia algunas políticas de su propio país, China. Hui afirma querer "liberar" desarrollos como la IA de polos tecnológicos monopolísticos como Silicon Valley en EEUU o Shanghái en China.
Tecnología diversa
Si la tecnología no es diversa, con muchos centros y no solo uno, sea este Oriente u Occidente, en el futuro tampoco será diversa, y, por tanto, equivaldrá al colapso planetario. Solo un mundo sin guerras tecnológicas, en el que las soluciones se busquen de manera global, sobrevivirá.
El filósofo ha advertido contra declaraciones de líderes como Xi Jinping, Putin o Macron acerca de la carrera por la IA, también contra la idea de la singularidad que nos llevaría, supuestamente, a una gran superinteligencia capaz de superar las limitaciones tecnológicas de la actualidad.
Para él, esta idea es "casi como la del apocalipsis: nos movemos hacia un sitio que no conocemos". Como alternativa, propone movernos hacia una diversidad tecnológica, que cree que llevará a una diversidad de pensamiento, una biodiversidad.
Más allá de dominar el mundo
Hui busca tecnologías que no obedezcan a la lógica de dominar el mundo como simple recurso. Esa visión reduce todo a objetos calculables, útiles para producir sin importar las consecuencias, un pensamiento que borró otras formas de entender la relación con el entorno.
La idea de progreso de las últimas décadas pasa a significar hoy solo tecnología más rápida y eficiente, que explote la naturaleza, olvidando que los seres humanos debemos coexistir con ella, una alternativa que se encarnaría en la tecnodiversidad, con lógicas no destructivas.
La conclusión del filósofo es que sin diversidad tecnológica, la crisis ecológica y social empeorará, ya que una sola forma de tecnología, como la actual, uniformizará el mundo bajo una sola forma.
Eso sí, advierte también que no habla de entender todo esto como una especie de regreso a lo tradicional.
Soberanía empresarial
En su discurso, el filósofo chino es muy crítico con el nacionalismo, sea cual sea su lugar, y lo que pide es fijarse en tradiciones que estén lejos del individualismo.
Sobre todo, en Machine and Sovereignity, Yuk Hui aborda el problema de que la soberanía en nuestro hipertecnológico y todavía globalizado se encuentre más en las grandes empresas que dominan los algoritmos o el desarrollo de la IA que en los estados nación.
Aunque también crítico con China, Hui insiste en superar la lógica del colonialismo occidental de solo entender la tecnología como dominio sobre la naturaleza y abrazar otros saberes, no solo de su país, sino también indígenas, de equilibrio entre personas y cosmos.
El problema de una sola IA o algoritmo sería el mismo que hemos estado viviendo durante el siglo XX y comienzos del XXI con el Antropoceno: un solo modelo de desarrollo lleva a la crisis climática y crisis económicas como las derivadas de la globalización.
La diplomacia del futuro, teoriza el pensador chino, no debe ser entre Estados como los que en este momento compiten en guerras comerciales.
En cambio, debe darse entre formas de entender la tecnología que colaboren en lugar de enfrentarse unas con otras o tratar de imponerse sobre las demás.
