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"Hay que hacer nuestro propio mapa: mujerzuelas y burdeles". Esta fue la notificación que apareció en el teléfono móvil de Selene Yang hace casi 10 años. Provenía de uno de sus grupos de Telegram, donde se encontraba con distintos compañeros de OpenStreetMap (OSM), la base de datos geoespaciales abiertos más grande del mundo.

Por destino o por casualidad, a Yang le llevó allí la investigación en la que trabajaba para sacarse el doctorado en Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Plata (Argentina), que consistía en una radiografía del riesgo, desastre y migración de la gran inundación en Ciudad de La Plata en 2003. "Ahí me di cuenta de que necesitaba mapear", confiesa conversando con ENCLAVE ODS desde el otro lado del charco.

Rodeada de hombres, no se amedrentó ante aquel mensaje:

+"¿Después se preguntan por qué hay tan pocas mujeres en estos espacios?"

-"¿Y después se preguntan por qué las llaman feminazis?"

Fue en ese momento cuando se juntó "el feminismo y las ganas de pelear". Y de esa mezcla, como si se hubiera combinado en coctelera, nace Geochicas: la primera comunidad de mujeres mapeadoras que trabajan por el empoderamiento femenino y la reducción de la brecha de género en comunidades asociadas al mundo del software libre y datos abiertos.

Era 2016, y por entonces tan solo eran un pequeño grupo de jóvenes con ganas de reivindicar el papel de la mujer en la tecnología. Hoy, ya son más de 300. Trabajan "de manera altruista" desde 32 países del mundo, hay desde antropólogas hasta historiadoras –de hecho, muy pocas son cartógrafas–, y lo mismo te mapean las actividades simultáneas que recorren el mundo por el 8M como las calles en las que podrías encontrar 'un violador en tu camino'.

Un discurso "pesado"

"Se sigue repitiendo el mismo discurso de que las mujeres y los géneros disidentes no participan en la comunidad tecnológica porque simplemente no les gusta... y es pesado ya". Con la misma contundencia con la que habla de feminismo, Selene Yang se pronunció sobre cartografía con sus dos compañeras, la geógrafa-urbanista francesa Céline Jacquin y la experta en industria espacial y geoespacial mexicana Miriam González, antes de partir hacia São Paulo (Brasil) para la conferencia anual de OSM State of the Map (SoTM) LATAM 2016.

Juntas, cofundaron Geochicas, y fueron decididas a discutir, frente a la mesa de expertos que allí se encontraban, las causas y las implicaciones de la baja participación de mujeres en la construcción de mapas.

Selene Yang. Alma Rangel

"Si te vas a Django, que es un lenguaje de programación web, existe Django girls. Si te vas a R, que es otro lenguaje, existen R ladies, entonces ¿por qué con el resto de tecnologías no? Cansadas de la misma mirada de siempre, simplista y reduccionista, decidimos arrancar con una comunidad de mujeres hispanohablantes de Latinoamérica, también por una cuestión política de poder comunicar nuestras problemáticas en idiomas que no sean el lenguaje hegemónico de las tecnologías", explica Yang.

"Y así, en un abrir y cerrar de ojos... el próximo año cumplimos diez años". Después de casi una década de un proyecto tan ambicioso como era crear toda una red de mujeres tecnólogas y activistas, hoy son ya "toda una crisálida" de más de 300 mujeres de 32 países del mundo, entre los que también se encuentra España.

Hay desde lingüistas, arquitectas, antropólogas o historiadoras hasta periodistas, diseñadoras web o cartógrafas, y se definen como "una colectiva activista, transincluyente, autogestionada, autoconvocada y ordenada". Trabajan "de forma horizontal" en diferentes proyectos que, para ellas, distan mucho de ser una "simple visualización de datos".

"Es tener en cuenta todas las cuestiones de la espacialidad, el territorio y la tecnología pensadas desde el feminismo y el género. ¿Y a qué me refiero con esto? Pues a que mapeamos con datos de, por ejemplo, de clínicas que tengan servicios específicos para mujeres, baños públicos para mujeres, máquinas expendedoras de higiene femenina...", apunta.