Daniel Pérez Rodríguez, director general de L’Energètica.

Daniel Pérez Rodríguez, director general de L’Energètica. Montaje a partir de imagen cedida.

Referentes Energía asequible y no contaminante

Daniel Pérez (L’Energètica): "Un tejado sin cubrir con placas solares es como un grifo abierto, un desperdicio"

El director general de la energética pública catalana desgrana las claves para que España se convierta en la "superpotencia renovable" que está llamada a ser. 

14 noviembre, 2023 01:44

La energía renovable será un “factor de riqueza extraordinario para la península ibérica”. Al menos, así lo asegura Daniel Pérez Rodríguez (Madrid, 1987), director general de L’Energètica, la empresa pública catalana que se encarga de producir y suministrar energía de origen renovable.

Sobre ello, precisamente, reflexiona en su libro La superpotencia renovable (Arpa, 2023). En él, analiza el impacto de la guerra de Ucrania en la decadencia del modelo energético fósil y posiciona a España como un posible catalizador del sol, el viento y el agua en Europa.

“El futuro es prometedor”, escribe; y lo repite al otro lado del teléfono, cuando atiende a ENCLAVE ODS. El que fuera directivo de Holaluz habla con este vertical desde Barcelona y en sus palabras se respira la pasión por un sistema energético verde que, dice, lo revolucionará todo.

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¿Realmente puede España tener esa ventaja competitiva en el sector energético renovable?

Es como si yo tengo un yacimiento enorme de petróleo en mi subsuelo: hasta que no lo exploto no tengo esa ventaja competitiva. Ese potencial no lo estás explotando. Pero en el momento en que pones una placa de silicio entre ese yacimiento y la red eléctrica y capturas esa energía, ya automáticamente empieza a aplicarse la ventaja competitiva.

Entonces es factible.

El hecho físico de que tenemos un 50% de sol más que Alemania es indudable. Ahora la cuestión es si lo utilizamos o no.

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¿Cuáles son las ventajas que tiene España para convertirse en superpotencia renovable?

Principalmente, la geografía. El futuro energético pasa por tres tecnologías: el agua, el viento y el sol. Con el viento estamos en los mismos niveles que el norte de Europa, que sería el alumno más aventajado. Si todo fuera eólico, empataríamos.

En agua estamos mejor que la media, porque tenemos más ríos y más potencial de generación de bombeo e hidráulica. Y en sol es donde tenemos la gran ventaja competitiva. Si empatamos en las otras dos y ganamos de goleada en la solar, con ese mix somos los ganadores.

¿Cuáles son los principales desafíos a los que nos enfrentamos?

La potencia renovable se ha multiplicado por cinco en los últimos tres años. Hemos pasado, en potencia solar, de 4.000 megavatios a más de 20.000 en muy poco tiempo. Pero, lógicamente, todo depende de que se acabe explotando. Porque podemos tener esa ventaja, pero si no la acabamos explotando, no servirá de nada.

El reto que tenemos es, por un lado, la implantación territorial. Es decir, conseguir aceptación del territorio para que los proyectos vayan más rápido. Y luego también el mercado. Es un poco más técnico, pero si las renovables hacen bajar el precio mucho, puede ser que sea tan barato que no sea rentable invertir en nuevas renovables.

Está claro que las renovables son el presente y el futuro, pero hay quienes critican la manera en que se están implantando. ¿Renovables sí, pero no así?

Se están tramitando decenas de miles de megavatios, con lo cual no podemos ser taxativos: ni todos lo están haciendo mal, ni todos lo hacen bien. Lo que hay que hacer es más pedagogía para que se acepten las renovables, pero también tenemos que hacer las renovables más aceptables. Tenemos que ponérselo fácil.

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¿Por ejemplo?

Si hacemos un parque eólico en una zona en la que el alcalde nos dice que no, porque es una zona muy sensible, es especial, es un paraje natural… hay que entender el territorio, y decir, 'vale, pues dime cómo lo hacemos'. Hay que dialogar y establecer compensaciones.

¿Cómo serían las compensaciones ideales?

Las compensaciones tienen que ser duraderas, no puede ser que se haga un descuentito pequeño en la factura de la luz. Tiene que suponer un cambio. Aquí la clave es lo que explico en el libro: si aceptar un parque solar o eólico va a traer puestos de trabajo a tu municipio, porque te va a abrir un centro de datos, una planta de hidrógeno verde o una fábrica va a ser mucho más fácil que se acepte.

¿Falta, al final, diálogo con los ayuntamientos?

Creo que sí. La fórmula mágica no existe, pero en algunos casos puede faltar diálogo. No en todos. También hay gente que hace las cosas muy bien y que tiene sellos de calidad y que son ejemplares en cuanto a comprender el territorio. Pero claro, también es normal que los que son noticia son aquellos que generan más enfrentamiento. Las decenas de parques que se hacen sin enfrentamiento, no abren portadas.

Dice en el libro que no es tan importante llegar al 100% de renovables como ser cada día un poquito más renovable.

Tenemos que llegar al 100% renovable antes o después. La cuestión es que a veces entramos en ese bloqueo de 'a ver cómo llegamos al 100%' y perdemos decenas de horas pensando en cómo llegar ahí cuando, en realidad, todavía hay tejados sin ocupar y zonas altas que son ocupables.

Vamos a centrar los esfuerzos en el hoy, en un megavatio más, porque siempre se puede hacer un megavatio más, y no tanto en debatir sobre el 100%. Porque al final los objetivos que se fijaron para el 2030 se van a superar: la crisis de Ucrania ha acelerado tanto las renovables que se han tenido que revisar los objetivos al alza.

Es optimista, entonces.

De aquí a 30 años habrá cambiado tanto la tecnología como ha cambiado desde 1990 hasta ahora. Porque nadie pensaba en los 90 que en tres décadas tendríamos la energía solar y la eólica como las más baratas. De aquí al 2050 pueden pasar tantas cosas que tampoco me obsesionaría con ese 100% renovable, porque la mirada larga está en la descarbonización, la electrificación, etc.

¿Con qué habría que obsesionarse, pues?

Para mí el foco tiene que ser como hacemos el siguiente megavatio. Porque en realidad dejar un tejado sin cubrir es como dejar el grifo abierto cuando te vas de casa; estás desaprovechando el recurso solar.

¿Se debería apostar más por el autoconsumo en los hogares, por ese "cubrir todos los tejados", que por los grandes parques energéticos?

La solución pasa por la combinación. El autoconsumo, los tejados no nos van a dar el 100% del suministro, igual que los huertos urbanos no nos van a dar el 100% de la alimentación. Es lógico.

Ahora, si hay una parte que la podemos hacer en huertos cercanos a las ciudades, de proximidad, bienvenida sea. Pues con la energía, lo mismo. Eso sí, una de las cosas que habría que hacer es ocupar el 100% del tejado. No soy partidario de dejar tejados a medias, porque una vez que sube el instalador y lo instala, ya que lo haga en todo.

¿Se puede?

Hay que revisar la normativa, hay que ampliar el límite del autoconsumo colectivo para que se pueda colectivizar más. Las instituciones han de dar un mensaje de que hay que hacer las instalaciones todo lo grande que se pueda, porque así ocupamos más tejados y, por lo tanto, menos territorio. Pero, dicho esto, habrá que ocupar territorio. No es viable hacer la transición energética solo con los tejados.

¿Los movimientos a nivel de legislación, a nivel político, van por ahí, por ocupar todos los tejados?

La apuesta por el autoconsumo y las instalaciones de autoconsumo, sobre todo en el año 2022, han tenido año récord, pero sí que todavía hay instalaciones con las que no se ocupa todo el tejado, que ocupan una pequeña fracción. Y es una pena, porque las propias subvenciones llegan con ese enfoque: el consumo de energía tiene que ser de, al menos, el 80% de la producción.

Luego está el tema de que si generas una factura que te salga a cobrar, hay que pagar IVA. Ha mejorado mucho la normativa de autoconsumo, pero todavía se puede ir un paso más allá.

El mix ideal

Para Pérez Rodríguez, el modelo energético ideal para España buscaría, siempre, el 100% de consumo y producción renovable. Sería, explica, “un modelo mucho más eléctrico” en todos los aspectos.

La electrificación, asegura el director de L’Energètica, es “el gran reto de Iberia”. Porque, recuerda, respecto a otras zonas de Europa, “no hemos avanzado lo suficiente en vehículo eléctrico”. Vamos, matiza, “intolerablemente lentos” en este aspecto. Como también sucede en autonomía. “Estamos a verlas venir”, zanja.

Su gran crítica está en que se instalen renovables, pero “luego no electrificamos toda la economía”. Esa incoherencia, dice, hace que sea imperativo que España “espabile”.

Cuando habla de electrificación, matiza, también pone el foco en el transporte ferroviario. “Electrificar también significa más tren, y también sacar camiones de las carreteras y meter más ferrocarriles”, indica.

Pero el modelo energético ideal para Pérez Rodríguez no acaba ahí: habría, recuerda, que “reforzar la línea eléctrica”. En caso contrario, insiste, podemos “correr el riesgo de que haya industrias que quieran conectarse a España y no puedan”.

Si no hay línea eléctrica para ello, esto es factible que ocurra, advierte: “Sería una pena que dejemos de captar inversión extranjera o local por no tener línea a la que conectarse”.

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Para este experto en renovables, el hidrógeno verde sería el último pilar de su mix ideal. Eso sí, alerta de que “hay un cierto boom o una cierta sobreexposición” a esta fuente de energía. Y recuerda que “no todo” requiere de hidrógeno verde para funcionar.

Sin embargo, es un gran defensor de su uso para la industria pesada, el transporte marítimo y aéreo, y “todo aquello que no se pueda electrificar, porque la batería pese mucho o no sea lo suficientemente potente”. Ahí, insiste, “sí que tiene sentido apostar por el hidrógeno verde”.