La transición hacia modelos de movilidad más limpios y eficientes es ya un desafío ineludible para empresas y administraciones.

El Global Corporate Sustainability Report 2024 de la OCDE lo confirma: siete de cada diez compañías han fijado objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, y casi la mitad se ha marcado 2030 como horizonte para cumplirlos.

No actuar hoy implica aceptar un coste futuro, tanto económico como medioambiental, que será mucho más alto que el de iniciar ahora una transformación estructural.

Por eso, en ERA Group defendemos que la sostenibilidad no debe verse únicamente como una obligación, sino como una auténtica ventaja competitiva. Conectar movilidad y sostenibilidad de forma estratégica significa mejorar la eficiencia, reducir costes y minimizar el impacto ambiental al mismo tiempo.

Diagnosticar para transformar

El primer paso hacia una gestión sostenible de flotas pasa por el análisis. Conocer al detalle la composición de la flota, los procesos internos, los costes reales y las políticas vigentes permite detectar ineficiencias y oportunidades.

Sobre esa base se pueden definir objetivos claros y medibles: desde la reducción de gastos hasta la optimización de procesos o la electrificación progresiva de los vehículos.

La sostenibilidad exige también un cambio en la forma de relacionarse con fabricantes y proveedores de servicios.

Negociar condiciones más ventajosas, estandarizar modelos de vehículos para facilitar el mantenimiento o establecer acuerdos de nivel de servicio con indicadores de calidad son decisiones que refuerzan la eficiencia global y aportan consistencia en mercados internacionales.

Con visión local

La implementación de una nueva política de flotas requiere coordinación y adaptación normativa. Elaborar marcos internacionales que recojan también las particularidades legales y fiscales de cada país es clave para que la estrategia no se quede en una declaración de intenciones, sino que sea viable y alcanzable.

La movilidad sostenible no debe concebirse como una carga regulatoria, sino como una oportunidad para transformar la forma en que las organizaciones gestionan sus recursos.

Aquellas empresas que sepan anticiparse y convertir esta transición en una palanca de innovación estarán mejor preparadas para afrontar los retos —y aprovechar las oportunidades— de la economía del futuro.

*** Fernando Vázquez es socio consultor de ERA Group.