El planeta está inmerso en una crisis medioambiental sin precedentes. La acumulación de residuos, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad afectan a todos los rincones del mundo; pero en el continente africano, estos retos se entrelazan con profundas desigualdades sociales y económicas, convirtiendo cada impacto ambiental en una amenaza directa para la vida humana.

Sin embargo, en este contexto complejo, surgen iniciativas capaces de impulsar una transformación real. Una de ellas es Plastic2Prosperity, una alianza pionera entre la ONG Ayuda en Acción, Indorama Ventures y Grupo IMG (empresa matriz de Evertis y Selenis), que ha comenzado a dar sus primeros pasos en Bamako, capital de Mali.

Este proyecto nace con el objetivo de convertir la gestión de residuos plásticos en una herramienta de regeneración comunitaria. En lugar de ver el reciclaje como una simple actividad técnica, Plastic2Prosperity lo plantea como una vía para reconstruir tejido social, crear empleo y fomentar la igualdad.

En una ciudad como Bamako, donde la basura plástica se quema a cielo abierto con consecuencias devastadoras para la salud y el medioambiente, esta visión no solo es necesaria, sino urgente.

La respuesta concreta a esta problemática se llama Bamagreen, el primer proyecto del programa adaPETation® Plastic2Prosperity, liderado por Grupo IMG.

Este plan no se limita a recoger residuos: busca construir una cadena de valor inclusiva que involucre a comunidades locales, especialmente mujeres y jóvenes, en todas las fases del proceso.

El proyecto se propone integrar a más de 1.950 personas, el 40% de ellas mujeres, en acciones que van desde la recogida de plástico hasta la reforestación y la educación ambiental.

Además, se espera un impacto indirecto sobre más de 100.000 personas, promoviendo una transformación cultural y económica a largo plazo.

La clave de esta transformación está en el enfoque centrado en las personas. El reciclaje, cuando se articula desde la inclusión y la justicia social, deja de ser una acción ambiental aislada y se convierte en motor de esperanza.

El plástico, tan habitual y problemático, adquiere un nuevo valor como recurso que puede ser aprovechado para generar economía circular y, con ella, nuevas oportunidades de futuro.

Además, el papel protagonista de las mujeres en el proyecto es fundamental. En contextos donde la desigualdad de género limita gravemente el acceso a oportunidades laborales, Bamagreen apuesta por empoderar a mujeres y jóvenes, ofreciéndoles formación y herramientas para convertirse en agentes activos del cambio.

De esta forma, se promueve no solo la sostenibilidad ambiental, sino también la equidad económica.

No es casualidad que este tipo de proyectos florezcan en contextos con altas necesidades: la economía circular tiene un enorme potencial como palanca de desarrollo.

Con un enfoque adecuado, puede abrir caminos hacia la formalización del empleo, la generación de ingresos estables y el fortalecimiento de comunidades resilientes. Es, en definitiva, una estrategia de desarrollo basada en la regeneración, no en la explotación.

En Grupo IMG, entendemos que la colaboración entre sectores es esencial para escalar este tipo de soluciones. Las alianzas como la de Plastic2Prosperity permiten combinar experiencia técnica, conocimiento local y visión social.

En un mundo interconectado, la cooperación es más que una buena práctica: es una responsabilidad compartida.

El ejemplo de Mali nos recuerda que los retos ambientales y sociales no pueden abordarse por separado.

La sostenibilidad, si quiere ser real y duradera, debe construirse desde una mirada integral, donde el bienestar de las personas y el del planeta se refuercen mutuamente.

Hoy más que nunca, necesitamos modelos como el de Bamagreen, que convierten la crisis en oportunidad y los residuos en esperanza.

***Carlota Calonje es social impact manager de Grupo IMG.