“El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza”. Así definía Leonardo Da Vinci a este elemento que es vital para nuestra supervivencia, y no se equivocaba. La vida en la Tierra sería inconcebible sin agua. Los océanos impulsan los sistemas que hacen de la Tierra un lugar habitable para el ser humano, haciendo del agua el motor más potente del mundo.

Pero este motor está sufriendo. ¿Te has preguntado alguna vez dónde van a parar todos los desechos que generamos? Se estima que 13 millones de toneladas de plástico van a parar al mar cada año. Una situación alarmante, ya que, según datos de la ONU, si seguimos la actual tendencia, en 2050 habrá más plástico que peces en los océanos. Es prioritario ponerle remedio cuanto antes. La biodiversidad marina es vital para la salud de las personas y de nuestro planeta.

Los océanos cubren las tres cuartas partes de la superficie de la Tierra, contienen el 97% del agua del planeta y representan el 99% de la superficie habitable del planeta en volumen. El cuidado y la preservación de este recurso es esencial para un futuro sostenible, por lo que proteger nuestros océanos es una prioridad inaplazable.

La biodiversidad marina es vital para la salud de las personas y de nuestro planeta, y no solo es necesario poner en marcha reglamentos que reduzcan la sobrepesca, la contaminación marina y la acidificación de los océanos, sino que desde las propias empresas debemos implementar mecanismos que contribuyan a solucionar este problema y que ayuden a concienciar a la población de que hasta la acción más pequeña puede tener un gran impacto en nuestro futuro.

Desde la parte empresarial, debemos ser conscientes de que la sostenibilidad no solo tiene que ver con el reciclaje, sino también con el ciclo de uso de los productos, estableciendo compromisos apoyados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

Por ello, y especialmente las empresas que nos enfocamos en el sector del gran consumo como SodaStream, tenemos que impulsar soluciones que generen un impacto real en el medio ambiente, incentivando, entre otras cosas, el reciclaje, el ahorro energético o el uso de materiales reciclables y menos contaminantes, a través de una economía circular con materiales reutilizables que reduzcan el desecho constante de residuos.

Me gustaría citar a un conocido diseñador cuya afirmación me caló especialmente: “El propósito, desde donde yo empiezo, es desde la idea del uso. No es reciclar, es reutilizar”. 

En este sentido, es necesario poner foco en acciones determinadas con resultados reales, como nuestro firme compromiso de acabar con el plástico de un solo uso del planeta, incentivando, entre otras cosas, el uso de materiales con mayor vida útil que han dado como resultado la eliminación de más de 5.000 millones de botellas de plástico de un solo uso del planeta en 2022. 

Sin embargo, las empresas a veces tienen dificultades para cumplir los ODS, ya sea porque no saben muy bien como implementarlos o bien porque creen que es demasiado costoso. Esta actitud es errónea, aunque cierto es que se necesita de un buen departamento de I+D y una meta alineada con los objetivos empresariales. 

No obstante, ¡es posible! Como directivo de una empresa que lleva la sostenibilidad en su ADN, tengo la certeza de que, aportando nuestro granito de arena, podemos empezar una pequeña revolución y ayudar a concienciar a la población de que cambiando pequeños hábitos de vida podemos cambiar nuestro mundo. 

Incentivar el reciclaje y la reutilización de materiales, reduciendo al mínimo el impacto ambiental de la producción y el consumo, debe formar parte de la estrategia de cualquier compañía. Esto contribuye a reducir la cantidad de residuos que acaban en el mar y la necesidad de extraer nuevas materias primas para la producción de nuevos productos.

Si esto se hace a partir de materiales reciclados y también reciclables, consume menos energía y produce menos emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la producción de nuevos productos a partir de materias primas vírgenes, reduciendo así la huella de carbono.  

Pero, además de los beneficios ambientales, el reciclaje y el uso de materiales reutilizables también tienen un impacto positivo en las empresas. En primer lugar, ayudan a reducir los costes de producción, disminuyen los costes de eliminación de residuos, mejora la reputación de empresa y contribuye a atraer talento.

Por último, es necesario destacar que los ciudadanos están más comprometidos que nunca con el medioambiente y buscan un valor añadido en los productos que consumen. Es nuestro deber ofrecer productos que contribuyan a que adopten hábitos de vida más sostenibles y saludables que tengan un impacto positivo no solo en el planeta, sino también en su salud.

Alguien dijo una vez que “si hay magia en este planeta, está contenida en el agua”, y creo firmemente en esta afirmación. Revolucionemos nuestra forma de consumir, revolucionemos nuestra forma de producir. Revolucionemos nuestros hábitos de vida, revolucionemos la forma en la que bebemos agua… porque con tan solo un pequeño gesto, podemos cambiar el mundo.

***Eduardo Suárez es director general de SodaStream Iberia