El auditorio de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) se fue llenando con un murmullo expectante. Directivos, expertos en tecnología, representantes de oenegés y emprendedores —muchos de ellos protagonistas silenciosos de historias de superación— aguardaban la llegada de S. M. la Reina.
Bajo su presidencia, la fundación presentaba Datos que mejoran vidas, un encuentro concebido para mostrar cómo la analítica, aplicada con sensibilidad social, puede convertirse en un instrumento de inclusión, bienestar y desarrollo.
A las pocas palabras de bienvenida, Doña Letizia marcó el tono de la jornada: "La tecnología y la analítica de datos deben contribuir a mejorar las vidas de quienes más lo necesitan". Y este, no era un enunciado abstracto, sino un reconocimiento a la labor de la FMBBVA, que apoya a más de tres millones de emprendedores vulnerables en cinco países de América Latina.
La Reina subrayó el valor de un modelo centrado en datos que nacen del terreno, recopilados por los más de 4.000 asesores que visitan a los clientes, incluso en los parajes más difíciles de acceder.
Uno de ellos, el peruano Luis Miyahara, tomó la palabra poco después. Con la serenidad de quien ha visto de cerca el impacto de su trabajo, explicó que llegar a la vivienda del emprendedor —observar su negocio, su hogar, su forma de organizarse— es imprescindible: "Visitar en persona permite detectar carencias que no aparecen en un formulario. Solo así se diseñan productos adaptados a sus necesidades reales".
Durante esas visitas se revela una de las brechas más profundas de la región: la pobreza digital. Y es que, de acuerdo al último Informe de Impacto de la FMBBVA, el 52% de la población de los países donde opera la fundación la sufre. Frente a ese dato, la respuesta son programas de educación financiera y herramientas digitales básicas que pueden cambiar el rumbo de una familia.
S.M. la Reina, en su intervención en el acto de la FMBBVA Datos que mejoran vidas.
Como el de Elix Orozco, colombiana, apoyada por Bancamía. Emocionada, contó cómo la formación financiera y el uso de una aplicación móvil fueron la palanca para transformar su peluquería: "Aprendí a manejar el dinero, a usar la app y a planificar. Ver todo lo que hemos construido me llena de orgullo porque sola no hubiera podido. Ser pobre no te impide salir adelante".
Futuro vulnerable
La entidad es pionera en aplicar, desde el sector privado, el Índice de Pobreza Multidimensional de la Universidad de Oxford, una herramienta que permite medir la pobreza más allá de los ingresos: vivienda, salud, educación, acceso al agua potable o a Internet.
"Hemos acompañado a más de siete millones y medio de personas desde que se creó la fundación. Gracias a los datos sabemos que hoy el 32% de los emprendedores que apoyamos supera la pobreza después de tres ciclos de crédito", explicó el director general, Javier M. Flores.
El presidente de BBVA, Carlos Torres Vila, recogió esa idea al recordar que "el valor del conocimiento y la innovación son motores de transformación social y económica. Cada dato es una oportunidad para mejorar vidas y crear un futuro con más bienestar y progreso para todos".
Destino: España
La jornada avanzó y con ella el foco se desplazó a la innovación hecha en España. El Hospital Universitario Gregorio Marañón presentó el proyecto que lo ha convertido en referencia europea: su Centro de Control Asistencial, un auténtico "cerebro digital" que integra información clínica y logística.
La doctora Sonia García de San José lo expuso con contundencia: "Si un paciente presenta riesgo de sepsis, el sistema nos alerta de inmediato. Solo el año pasado generamos más de tres millones de pruebas diagnósticas; con esos datos hemos creado modelos predictivos con más del 90% de precisión".
El cierre vino desde el campo, con el testimonio de la agricultora extremeña Belén Cavestany y el ingeniero Pablo Morán, fundador de Agrodato. Ambos ilustraron cómo la monitorización digital permite optimizar recursos y cuidar el medioambiente.
Las cifras internacionales acompañan: según la FAO, la digitalización y la inteligencia artificial pueden aumentar hasta un 30% el rendimiento agrícola y reducir un 20% las pérdidas postcosecha. Y España va en esa dirección —casi el 90% de las explotaciones ya recolecta datos de sus parcelas— y lo hace, como recordó Morán, "para producir mejor, no solo más".
El acto concluyó como empezó: con un mensaje nítido. Innovación no es solo una palabra asociada a laboratorios o algoritmos; es una herramienta que, bien utilizada, puede abrir puertas a la salud, la sostenibilidad y el bienestar de quienes más lo necesitan.
