Vista del mirador de Aldehuela, en medio de la tercera ola de calor del verano en España.

Vista del mirador de Aldehuela, en medio de la tercera ola de calor del verano en España. Jon Nazca Reuters

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El calor extremo ya disminuye los ingresos económicos: “El efecto puede ser más intenso en los trabajadores precarios"

Un nuevo estudio de la Universidad de Oxford demuestra la relación entre las altas temperaturas y la inseguridad alimentaria en el hogar. 

21 agosto, 2023 17:00

Las semanas con una temperatura particularmente alta se asocia con una mayor inseguridad alimentaria en el hogar, según revela un nuevo estudio publicado en la revista Nature Human Behavior. La principal razón: la reducción de los ingresos a causa de estos episodios de calor extremo. 

Tras el análisis de encuestas de hogares de 150 países para examinar la evidencia de una asociación entre estos dos factores, la investigadora principal del estudio, Carolin Kroeger, descubrió que existe un vínculo entre el ingreso familiar, la inseguridad alimentaria y las semanas en las que al menos tres días se sitúan entre el 10% más caluroso del año

El modelo sugiere que una semana de altas temperaturas está asociada con un aumento del 0,58% en la inseguridad alimentaria del hogar y más del 60% de este efecto está condicionado por dificultades en los ingresos. 

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“Los resultados sugieren que lo que está sucediendo es que hace demasiado calor para trabajar y obtener ingresos para algunos hogares, que luego pueden tener dificultades para comprar alimentos”, indica Kroger, doctoranda en Filosofía, Intervención Social y Evaluación de Políticas de la Universidad de Oxford. 

En este sentido, si bien ya se ha demostrado que el calor está asociado con pérdidas de productividad, se trata del primer estudio que muestra que las pérdidas de productividad pueden traducirse en menores ingresos económicos y en la incapacidad de comprar alimentos. 

La inseguridad alimentaria, un problema mundial

Según el último informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) de 2022 de la ONU, alrededor de 2.300 millones de personas (casi el 30% de la población mundial) padecían inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021. Y el calor extremo, señala el estudio, tiene un especial impacto en los países con unos ingresos más bajos, donde se da un mayor empleo agrícola y un empleo más vulnerable. 

“Es probable que esto se deba a que las personas que trabajan en la agricultura están más expuestas al calor. Además, este efecto puede ser más fuerte para las personas con empleo precario porque sus ingresos pueden depender de su productividad”, explica Kroger. “Si, por ejemplo, hoy trabajo un poco menos, la universidad no me pagará menos. Pero si mi contrato me pagara por cada tarea realizada en un día, probablemente ganaría menos en los días calurosos”. 

Sin embargo, los países con ingresos bajos no serán los únicos que podrán sufrir las consecuencias de los episodios de calor extremo. Por ejemplo, los países mediterráneos como España también podrían verse muy afectados. “Las industrias particularmente afectadas podrían ser la agricultura o la construcción, pero también las fábricas mal ventiladas”, sugiere la autora del estudio.

La necesidad de medidas 

Además de los impactos agrícolas a largo plazo del cambio climático y las olas de calor en la inseguridad alimentaria, Kroger recuerda la necesidad de que los formuladores de políticas también consideren la importancia de la capacidad de trabajo de las personas. “Los gobiernos pueden trabajar en la respuesta inmediata a las olas de calor e implementar medidas a más largo plazo. A corto plazo, los gobiernos pueden actualizar sus planes de acción contra el calor”, explica. 

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En algunos países ya han puesto en marcha medidas para garantizar que los trabajadores sean compensados cuando no puedan trabajar por el calor. En China, por ejemplo, se paga un subsidio durante los meses de verano a los trabajadores afectados por el calor. En la India, una oenegé está probando actualmente un microseguro para el clima cálido entre los trabajadores informales. 

Por otro lado, añade la investigadora, los gobiernos pueden implementar medidas de “enfriamiento sostenibles”. Esto es, zonas verdes, techos blanco, edificios aislantes o sistemas de enfriamiento que ayuden a bajar las temperaturas. “Es importante no buscar soluciones rápidas como los aires acondicionados, que en conjunto son responsables de más del 10 % de las emisiones de gases de efecto invernadero”, concluye Kroger.