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A diez metros de profundidad, donde la luz se filtra como un susurro dorado, un buceador sostiene entre las manos dos frascos de cristal. Dentro, casi inmóviles pero atentos, varios caballitos de mar esperan el momento de regresar a un hogar que no conocen, pero del que nunca debieron desaparecer.

Cuando finalmente se abre el frasco, uno de ellos —dorados los bordes, tímido el movimiento— se aferra a un alga de posidonia y se queda ahí, quieto, midiendo el pulso de un mar que también intenta sobrevivir.

Es la imagen más emocionante del proyecto Cavallets de mar balears, la iniciativa conjunta de la Fundación Palma Aquarium y Banca March que este otoño ha devuelto 70 caballitos de mar a zonas consideradas lugar de interés comunitario (LIC) de Mallorca. Una acción pequeña en tamaño, pero enorme en significado: el Mediterráneo aún puede regenerarse si se actúa a tiempo, con ciencia, con rigor y con unión.

"Devolver caballitos al mar es una pequeña victoria contra el declive de las especies marinas", dice Inés Sastre, bióloga de la Fundación Palma Aquarium, que los ha cuidado durante más de un año. "Cuando ves que salen adelante, te das cuenta de que cada día ha merecido la pena", añade.

Estos animales, nacidos y cuidados en Palma Aquarium, han estado entre un año y año y medio en sus instalaciones, especialmente dedicadas al proyecto, hasta obtener un tamaño lo suficientemente grande, de unos 12 cm, para procurar su supervivencia en el medio natural.

Uno de los buzos del proyecto 'Cavallets de mar balears', fruto de la colaboración entre la Fundación Palma Aquarium y Banca March. Cedida

El objetivo es reforzar las poblaciones de caballitos de mar salvajes de las dos especies existentes en el Mediterráneo, que han visto reducidas sus poblaciones entre un 25 y un 30% en las últimas décadas.

Las ubicaciones seleccionadas para estas liberaciones son espacios designados en la Unión Europea para la conservación de hábitats naturales y especies de flora y fauna de interés comunitario, contribuyendo a restaurar la biodiversidad y los ecosistemas de Europa.

Bioindicadores naturales

Los caballitos de mar son, quizá, los animales más frágiles del Mediterráneo. También los más simbólicos. No nadan bien, no recorren largas distancias, no pueden huir. Su supervivencia depende de la salud del ecosistema que habitan: si los hay, hay posidonia, y esta planta submarina está presente, es una señal de que hay vida.

"Los caballitos son bioindicadores. Cuando desaparecen, algo serio está pasando", explica Sastre. Y algo serio está pasando: entre un 25% y un 30% de sus poblaciones mediterráneas han desaparecido en las últimas décadas por la pérdida de posidonia, la contaminación, la pesca accidental y las olas de calor marinas.

Precisamente por eso, este proyecto —que combina ciencia, conservación marina y colaboración público-privada— es tan relevante. No se trata sólo de liberar animales, sino de reforzar poblaciones salvajes y reconstruir un equilibrio roto.

Ciencia y responsabilidad

Los 70 ejemplares reintroducidos este otoño pertenecen a dos especies presentes en el Mediterráneo: el Hippocampus hippocampus y el Hippocampus guttulatus. Todos ellos nacieron en Palma Aquarium y han sido cuidados durante entre 12 y 18 meses.

"Solo sobrevive un 0,05% de los caballitos salvajes que nacen", explica Débora Morrison, directora del proyecto. "Nuestro trabajo ha sido mejorar las técnicas de acuicultura para aumentar su supervivencia y poder reforzar poblaciones locales", explica.

La liberación, lejos de ser una escena romántica, es un trabajo milimétrico que requiere de:

  • Zonas LIC con posidonia o cymodocea bien conservadas
  • Origen genético idéntico al de los padres
  • Condiciones físicas y químicas del agua óptimas
  • Temperatura estable
  • Aguas tranquilas y sin corrientes bruscas
  • Revisión de amenazas humanas y naturales

Por eso, indica Morrison, buscan "el lugar donde tengan las mejores opciones de vivir". Eso, aclara, "es ciencia, pero también es responsabilidad".

La iniciativa existe gracias al apoyo del Mediterranean Fund, un fondo sostenible de Banca March que destina el 10% de su comisión de gestión a proyectos de conservación marina. En este caso, a financiar este programa de reproducción y reintroducción.

Para Sonia Colino, directora de Sostenibilidad de Banca March, el proyecto representa la esencia de su filosofía: "Pensar en el futuro implica cuidar el presente. No se trata de salvar especies por romanticismo, sino por responsabilidad social, ambiental y económica".

Hasta ahora, el proyecto ha logrado:

  • Reintroducir 1.517 caballitos de mar en Baleares
  • Crear una red activa de pescadores colaboradores
  • Desarrollar técnicas de cría más efectivas
  • Generar mapeo ciudadano gracias a buceadores
  • Formar a 2.634 niños en educación ambiental

Regeneración marina

La escena final es tan poderosa que cuesta olvidarla. Desde el velero solar-eléctrico Galaxie Stenella, operado por TrueWorld, los frascos con los caballitos se iluminan con la luz del atardecer.

Marco Mendoza, del equipo TrueWorld, lo describe así: "No es sólo una liberación. Es un recordatorio de que la regeneración marina es posible si todos remamos en la misma dirección. El mar no necesita compasión, sino compromiso".

El silencio a bordo es casi ceremonial. Los frascos se abren. Y las pequeñas colas prensiles se aferran a la posidonia como quien vuelve a casa.

Salvar a los caballitos no es solo salvar a un animal bonito y carismático. Es entender que la regeneración marina es bienestar social: más pesca sostenible, más turismo responsable, más resiliencia frente al clima, más salud.

Es, también, una llamada de atención: si desaparecen ellos, desaparece su mundo… y el nuestro.