La transformación del parque automovilístico español avanza impulsada por nuevas exigencias ambientales, por la modernización de los sistemas de control de emisiones y por la necesidad creciente de alargar la vida útil de los vehículos.
Ante tal escenario, los talleres mecánicos han asumido un papel más amplio que el de simples puntos de reparación. Y es que se han convertido en agentes esenciales para garantizar que los vehículos continúen circulando en condiciones óptimas y conforme a la normativa vigente.
El motivo no es otro que la adaptación a los criterios ambientales —cada vez más presentes en los marcos regulatorios municipales y estatales— que, además, supone para muchos conductores un desafío técnico y económico. Pues, sustituir determinados componentes vinculados a las emisiones puede resultar costoso, especialmente cuando el vehículo acumula años de uso.
Por ello, la industria del recambio recuperado ha emergido como una opción viable, trazable y con garantías, que permite mantener operativos millones de vehículos sin comprometer su rendimiento.
Un aliado técnico
"El taller ha dejado de ser únicamente el lugar al que acudes cuando algo se rompe. Hoy es un aliado estratégico para el conductor que quiere seguir en circulación", afirma Jan Amat, consejero delegado de Recomotor, empresa distribuidora de piezas recuperadas para talleres y profesionales de la automoción.
Y es que, tal y como afirma, ahora los mecánicos ya no solo reparan, sino que orientan al cliente en procesos de actualización, sustitución de componentes emisores y toma de decisiones técnicas en un contexto normativo cambiante.
Un grupo de mecánicos trabajando en un taller.
Al mismo tiempo, Amat señala que los talleres disponen hoy de soluciones más asequibles para elementos críticos como catalizadores, filtros de partículas (DPF) o sondas NOx.
La clave está en que estas piezas, al proceder de cadenas de suministro certificadas, mantienen la trazabilidad y la garantía exigidas por los profesionales y por el propio usuario. Y esto, explican desde Recomotor, permite reducir los costes sin comprometer la legalidad ni la eficacia de la intervención.
El valor de la transparencia
La trazabilidad, además, se ha convertido en un pilar de confianza entre talleres y clientes. Porque, como afirma Amat, "no es solo un requisito técnico, sino una forma de decirle al cliente que sabemos lo que estamos haciendo y tú también puedes saberlo"
De hecho, según el CEO de Recomotor, cuando esta información es accesible "no solo se genera transparencia, sino que se reducen riesgos y se fortalece la relación con el cliente". En un mercado en el que las piezas recuperadas compiten con las nuevas, la certificación y la garantía se vuelven elementos decisivos para ganar credibilidad.
Contener costes
La presión económica sobre las reparaciones también es evidente. Datos sectoriales muestran que en el primer trimestre de 2025 los recambios representan ya el 61% del coste total de una intervención, muy por encima del 49% registrado en 2009.
Y es que la subida de precios de los componentes nuevos ha llevado a talleres y consumidores a buscar alternativas que mantengan la calidad sin disparar la factura.
Asimismo, España alcanzó en 2023 una tasa del 88% en reutilización y reciclado de vehículos fuera de uso, y un 93% en recuperación total, reflejo de una industria de valorización en pleno crecimiento.
De este modo, las piezas recuperadas, especialmente las certificadas a través de proveedores especializados, se consolidan así como un recurso técnico y económicamente competitivo.
Economía circular
El marco legal también acompaña esta transición. El Real Decreto 265/2021 establece que solo los Centros Autorizados de Tratamiento (CAT) pueden extraer piezas de vehículos al final de su vida útil, destinando al menos el 95% del peso del vehículo a procesos de valorización y un 85% a reutilización o reciclado.
De este modo, se garantiza que las piezas recuperadas proceden de circuitos controlados y cumplen con los estándares requeridos.
"Estamos en un punto en el que reparar mejor es también una forma de ser más sostenibles", señala Amat. "Cada pieza recuperada supone menos residuos, menos emisiones derivadas de fabricar un componente nuevo y un vehículo que puede seguir circulando con todas las garantías legales".
