Agencias
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La cumbre del clima de Belém ha pasado de una calma inusual al completo caos en cuestión de horas. Y todo, por un incendio que obligaba a evacuar la zona de negociaciones el penúltimo día y, por ende, paralizarlas durante varias horas.

Ahora, Brasil encara con incertidumbre la última jornada de la 30ª Conferencia de las Partes (COP30) de Naciones Unidas sobre el cambio climático.

Y lo hace, además, después de haber tenido que rebajar sus propias expectativas: la presidencia de la cita climática pretendía aprobar un borrador de acuerdo con dos días de antelación —se les olvidaba, tal vez, que las COP (casi) siempre acaban con retraso—.

Son muchos los asistentes a esta cumbre que aseguran que esta edición está siendo "más compleja" que las últimas. Y es que, normalmente, a estas alturas de las negociaciones, las conversaciones ya se habrían concentrado en un tema específico que se consideraría definitorio de la COP de turno.

Y esa era, de hecho, parte de la razón por la que el presidente brasileño, Lula da Silva, acudió en la mañana del jueves 20. Su intención no era otra que intentar hacer que las partes se pusieran de acuerdo mediante reuniones ministeriales de alto nivel. Su objetivo, que se tomara de una vez por todas alguna decisión —la que fuese—.

Antes de abandonar los pabellones de la cumbre de Belém —mucho antes del incendio que paralizaría las negociaciones— Lula insistió ante los periodistas que la propuesta de una hoja de ruta para acabar con el uso del petróleo no implica "imponer nada a nadie" ni "fijar plazos para que los países dejen de quemar combustibles fósiles".

Suavizando posturas

Lo que sí pretende es que el gran escollo de las negociaciones —todo lo relacionado con eliminar las energías sucias— forme parte del gran acuerdo de esta cumbre del clima y que, ataje de alguna manera, la principal causa de los gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global.

"Necesitamos reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. […] Y tenemos que empezar a pensar en cómo vivir sin combustibles fósiles", dijo Lula antes de irse de Belém, no sin antes repetir que "en la COP no se impone nada, sino que se llega a consensos a través de conversaciones". Sin embargo, esas discusiones parecen encalladas, tal y como dicen quienes están en Brasil.

Según informa EFE, en un intento de ayudar a suavizar posturas, la Unión Europea presentó en la noche del miércoles una lista de cinco sugerencias para incorporar al borrador de acuerdo

El comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, aseguró que esta nueva propuesta "podría ayudar a la presidencia brasileña a ampliar la alianza detrás de ella". Según datos ofrecidos el martes por la Alianza Más Allá del Petróleo y del Gas (BOGA, por sus siglas en inglés), más de 80 países ya se han sumado a ella, pero el documento enfrenta resistencias principalmente por parte de los grandes productores de petróleo de Oriente Medio.

Cuestión de género

No sólo los combustibles fósiles traen cola en la COP. Según informaciones de The Guardian, naciones conservadoras, entre las que se encuentran el Vaticano o Irán, están impulsando una redefinición más restrictiva del concepto de género para el texto final que salga de esta cumbre del clima.

El objetivo de esta medida sería excluir a las personas trans y no binarias, y amenaza con aumentar la dificultad de unas negociaciones que ya son tortuosas, según informa la AFP.

Pero ¿cómo están haciéndolo? De una forma, la verdad, bastante curiosa: con notas al pie en textos clave.

Así, se adjuntan interpretaciones específicas de cada país de las normas. Hasta el momento, Paraguay, Argentina, Irán, Indonesia, Malasia y el Vaticano habrían incorporado este tipo de apunte en el borrador del Plan de Acción de Género (GAP), que está destinado a guiar el trabajo durante la próxima década.

El Vaticano, por ejemplo, habría incluido una aclaración que indica que entiende el género está "basado en la identidad sexual biológica, que es masculina y femenina".

Tal y como informan desde el medio británico, habrían aparecido notas similares en un texto relacionado con la transición justa y el marco para lograr economías ambientalmente sostenibles sin dejar atrás a los trabajadores y las comunidades.

Al respecto, Alicia Bárcena, secretaria de Medio Ambiente de México, asegura a AFP que no están "en absoluto de acuerdo con lo que algunos países están incluyendo en las notas al pie de la agenda" y lo considera un "retroceso".

Bridget Burns, directora ejecutiva de la Organización de Mujeres para el Medio Ambiente y el Desarrollo, recuerda que "si cada país pudiera añadir notas al pie a términos esenciales como financiación, ambición o equidad, ya no tendríamos negociaciones, solo fragmentación. La igualdad de género es un principio acordado bajo esta Convención; no necesita ninguna condición".

El tema ha cobrado tal relevancia que la presidencia brasileña de la COP30 lo ha elevado del nivel técnico al político para que sean los ministros los que intenten negociar un compromiso al respecto.