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El viernes 14, una protesta indígena bloqueó la entrada a la cumbre
El presidente de la COP30, André Correa do Lago, interactúa con los representantes del pueblo indígena Munduruku que impide el acceso a la conferencia de Naciones Unidas en Belém.
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Los Munduruku llegaron en barco a Belém el día 13
Este pueblo indígena brasileño, de origen guerrero, ha acudido a la sede de la COP para exigirle al Gobierno de Lula da Silva que frene los proyectos que están en marcha en la Amazonía.
Los Munduruku no quieren ni minería ni perforaciones petroleras ni que una nueva línea de ferrocarril deforeste el pulmón del planeta.
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La flotilla indígena se dirige a la cumbre del clima
Representantes de los pueblos indígenas de Latinoamérica acudieron en barco a la COP30 para pedir la protección del Amazonas.
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Un hombre indígena en la COP30
Los pueblos nativos se alojan en tiendas de campaña en uno de los pabellones facilitados para los asistentes a las negociaciones.
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Activistas medioambientales protestan contra la brecha global en la financiación de la adaptación energética
El jueves 13, mientras las comunidades indígenas se dirigían a la COP30, activistas de todo el globo demandaban un presupuesto mundial justo para que la descarbonización no deje atrás a los vulnerables.
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Mary de Dinamarca visita Belém
Durante el segundo día de la COP30, el martes 11, la monarca danesa acudió a la cumbre y, de paso, visitó una plantación de cacao cercana.
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El 11 de noviembre comenzaron las protestas indígenas en la COP30
El mismo día que Mary de Dinamarca acudía a la plantación, las manifestaciones de los pueblos originarios daban comienzo. Cientos de personas entraban en el pabellón donde se encontraba el presidente brasileño Lula da Silva para exigir más impuestos a los ricos y defender el Amazonas.
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Las fuerzas armadas custodian la COP
La seguridad de la cumbre del clima se reforzó después de que los manifestantes de movimientos sociales e indígenas intentaran irrumpir en las negociaciones el martes 11.
La primera semana de la 30ª Conferencia de las Partes (COP30) de Naciones Unidas sobre cambio climático llega a su fin. Por primera vez en la historia de las negociaciones climáticas, la cumbre de líderes se realizó —por decisión del país anfitrión, Brasil— la semana previa a la inauguración oficial de esta cita anual.
Eso ha hecho que estos primeros cinco días haya sido menos broncos, pero no por eso más livianos. Las discusiones entre delegados se han protagonizado a puerta cerrada.
Lo más probable, cuentan los compañeros periodistas que se encuentran en Belém, es que las presiones se estén produciendo en esas salas de donde entran y salen las delegaciones de los países.
Y no es de extrañar, pues porque, informan desde The Guardian, uno de cada 25 delegados en esta COP pertenece a grupos de presión relacionados con los combustibles fósiles.
Los 1.600 miembros de lobbies contaminantes hacen palidecer los esfuerzos que los pueblos indígenas del continente americano están haciendo para que se escuchen sus voces en las negociaciones climáticas. Son superados, sin duda, en número por aquellos que representan a algunos de los mayores contaminadores del planeta.
Dicen desde el medio británico que se les ve deambular por los "pasillos del poder" y las salas de negociación. Esto ocurre, encima, a pesar de que la presidencia brasileña afirmó que esta sería la COP de los pueblos indígenas.
Al menos, estos últimos están forzando a la organización a escucharles, aunque para ello hayan tenido que llegar a bloquear el acceso a la cumbre. Y es que, entre negociación y negociación, las imágenes curiosas se han ido sucediendo. Como lo han hecho las manifestaciones de organizaciones de la sociedad civil, activistas y comunidades indígenas.
