La contaminación por plásticos en los océanos es un problema de largo aliento. Aunque las imágenes de playas cubiertas de desechos o tortugas atrapadas en bolsas han despertado la conciencia global, la magnitud temporal del problema podría ser aún mayor de lo que se pensaba.
O, por lo menos, así lo defiende un nuevo estudio de la Universidad Queen Mary de Londres. En él, los expertos revelan que estos residuos flotantes podrían permanecer en la superficie del océano durante más de un siglo antes de desaparecer de forma natural.
La investigación, publicada en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society A: Mathematical, Physical and Engineering Sciences, presenta un modelo que explica cómo estos materiales se hunden gradualmente a través de las capas oceánicas.
Se trata del tercer y último artículo de una trilogía científica que examina el destino a largo plazo de los microplásticos marinos, completando trabajos previos aparecidos en Nature Water y Limnology & Oceanography.
El 'viaje' del plástico
El estudio fue dirigido por el Departamento de Geografía y Ciencias Ambientales de la Universidad Queen Mary, en colaboración con la empresa HR Wallingford Ltd.
Su enfoque combina la geoquímica marina, la dinámica de fluidos y el modelado ambiental para simular el viaje que realizan estos residuos desde la superficie del océano hasta el fondo marino.
Según el modelo desarrollado, incluso si cesaran de inmediato todos los vertidos al mar, los fragmentos existentes seguirían contaminando la superficie y liberando microplásticos durante más de un siglo.
El proceso que sigue el plástico desde la superficie marina hasta las profundidades.
Los investigadores describen un proceso lento y persistente en el que los grandes plásticos flotantes se deterioran en partículas cada vez más pequeñas, que finalmente descienden al fondo ayudadas por la llamada nieve marina, un material orgánico pegajoso que actúa como vehículo natural para transportar residuos hacia las profundidades.
"La gente suele asumir que simplemente se hunde o desaparece", explica la doctora Nan Wu, autora principal del estudio. "Pero este modelo muestra que la mayoría se degrada lentamente en la superficie, fragmentándose en partículas más pequeñas a lo largo de décadas".
"Estos diminutos fragmentos pueden luego viajar con la nieve marina para llegar al fondo del océano, pero ese proceso lleva tiempo. Incluso después de 100 años, todavía se puede encontrar alrededor del 10% del material original en la superficie", continúa.
Este hallazgo ofrece una explicación al llamado problema del plástico faltante, la discrepancia entre la enorme cantidad de residuos que se calcula entran en los océanos y las cantidades relativamente pequeñas que se observan flotando en la superficie.
El modelo sugiere que buena parte de este material "desaparecido" no se ha perdido, sino que se encuentra atrapado en tránsito entre las diferentes capas del océano.
Cuestión intergeneracional
Para Kate Spencer, coautora y supervisora del proyecto, los resultados apuntan a un problema de dimensiones generacionales: "Esto forma parte de una investigación más amplia que muestra la importancia de los sedimentos suspendidos finos y pegajosos para controlar el destino y el transporte de los microplásticos".
Al mismo tiempo, indica, "nos dice que la contaminación por este material es un problema intergeneracional y que nuestros nietos seguirán intentando limpiar nuestros océanos, incluso si detenemos la contaminación mañana".
Andrew Manning, científico principal de HR Wallingford y profesor asociado en la Universidad de Plymouth, coincide en que el estudio permite entender mejor por qué los niveles de plástico visibles no reflejan el volumen total de residuos presentes.
Pues, dice, "a medida que se fragmentan, se vuelven lo suficientemente pequeños como para adherirse a la nieve marina y hundirse. Pero esa transformación lleva décadas. Incluso después de cien años, los fragmentos siguen flotando y descomponiéndose".
Motivo por el que asegura que "para abordar el problema adecuadamente, necesitamos un pensamiento a largo plazo que vaya más allá de simplemente limpiar la superficie".
Residuos microplásticos contaminados con la arena del mar.
El modelo también advierte sobre un posible efecto colateral: el riesgo de que la "bomba biológica" del océano —el mecanismo natural que transporta carbono y partículas desde la superficie hasta el fondo— se vea sobrecargada por la acumulación de microplásticos.
Y es que, si las concentraciones continúan aumentando, podrían interferir con los ciclos biogeoquímicos que regulan la vida marina y el equilibrio del carbono a nivel planetario.
