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Si no se modifican los hábitos, más del 50% de la población mundial será miope en 2050. O, por lo menos, así lo alertan desde la OMS y la Asociación Internacional de Oftalmología. Y es que donde antes se veían a niños y niñas paseando al aire libre, jugando e imaginando, hoy solo quedan jóvenes sedentarios, cada uno con su móvil. 

Pero las pantallas no solo impactan negativamente en ese sentido. Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), una exposición prolongada se relaciona a alteraciones del sueño, menor rendimiento académico y dificultades cognitivas. De ahí que recomienden evitarlas antes de los 6 años. 

A esto, además, se suma un incremento de retrasos en la adquisición del lenguaje, dificultades en la lectoescritura, problemas de atención, irritabilidad, peor sueño y fatiga visual. Es decir, hablamos de menores totalmente desconectados del mundo que los rodea. 

Y, ante esta realidad, Fundación Multiópticas, junto al Festival ABRAPALABRA, no ha querido mantenerse al margen. Han optado por promover un cambio entre las generaciones venideras con el objetivo que siempre han defendido: cuidar la mirada de las personas, especialmente la de los más pequeños. 

Así, explica Salomé Suárez, directora de corporativo y personas de Multiópticas y de su fundación, además de experta en innovación social y salud visual, surgían las Jornadas Miradas del Futuro, que el pasado 23 de octubre celebraban su segunda edición para anunciar el arranque del Concurso Literario Infantil. 

Con preguntas como qué sorprendería a un visitante de otro mundo, cómo nos recibiría o si se quedaría a vivir entre nosotros, el certamen invita a los niños y niñas de 8 a 12 años a ponerse en la piel de un extraterrestre y relatar cómo verían nuestro planeta. ¿Su objetivo? Estimular la creatividad y la mirada crítica, fomentando valores como la empatía, la diversidad y el respeto. 

Foto de familia de los portavoces en el lanzamiento de la segunda edición del Concurso Literario Infantil y Juvenil 'Con la mirada de…'. De izquierda a derecha: José Gutiérrez Caballero, director de programas de Down España; Carmen Posadas, escritora y ensayista galardonada con el Premio Planeta; Ana Cristina Herreros, escritora, narradora, editora y directora artística del festival Abrapalabra; Salomé Suárez, directora de corporativo y personas de Multiópticas y de Fundación Multiópticas; y Lucía Galán, pediatra y escritora. Cedida

En esta edición los siete relatos ganadores serán publicados en un libro solidario, cuyos beneficios se destinarán íntegramente a Down España. Y, al mismo tiempo, la Federación Down España se unirá a la iniciativa con varios talleres de ilustración inspirados en la temática del concurso, que después se empleará para acompañar la portada del ejemplar. 

Mirada inclusiva

"Es un proyecto que busca promover la reflexión sobre cómo estamos educando la mirada de nuestros hijos en una era en la que la tecnología, las pantallas y la inmediatez ha transformado por completo nuestra forma de ver y relacionarnos con el mundo", explica Suárez. 

Y es que, aunque Multiópticas tiene claro que su identidad se basa en cómo proteger la vista, también quieren poner el foco en el futuro. Persiguen un enfoque "más humano, creativo y empático", y lo hacen a través de iniciativas que combinan educación, cultura y salud visual, como el concurso que han presentado esta semana en La Casa Encendida (Madrid). 

Entre los ponentes del evento, Carmen Posadas, escritora y ensayista galardonada con el Premio Planeta, además de patrona honorífica de Fundación Multiópticas, apuntó que "la literatura tiene mucho que ver con la mirada". Pues, dice, "es una forma de enseñar a los niños, y a los adultos, a mirar el mundo con curiosidad, con empatía y con sentido crítico". 

Para ella, los cuentos y las historias son, en el fondo, "pequeñas escuelas de humanidad" que nos permiten "ponernos en la piel de otros, viajar a mundos desconocidos y entender mejor nuestras propias emociones". Y eso, subraya, en tiempos de inmediatez y pantallas, es "más necesario que nunca". 

"[Los cuentos] son un espejo porque reflejan nuestras emociones, nuestros miedos y sueños. Y una ventana porque nos permiten asomarnos a mundo de otros", insiste Posadas. "La escritura no solo educa la mente, también al corazón. Y eso es esencial para construir una sociedad más empática y menos acelerada". 

Un momento dura la mesa redonda realizada en las II Jornadas Miradas del Futuro de Fundación Multiópticas. Cedida

Por su parte, José Gutiérrez Caballero, director de programas de Down España, enmarcaba su pensamiento en una línea similar a la escritora. Indicaba que la literatura promueve la participación activa de los niños con discapacidad intelectual en espacios culturales y definía la creatividad como la herramienta que "elimina barreras y permite que todos tengan voz".

Y precisamente en ese pretexto surge esta iniciativa de Fundación Multiópticas. Porque, como mencionó Suárez, "llevamos mucho tiempo observando cómo los hábitos de los niños están cambiando. Pasan muchas más horas frente a las pantallas y cada vez menos al aire libre, leyendo o realizando actividades que estimulen su vista de forma natural". 

El reto de las pantallas

En ese cambiar la mirada de los más pequeños, la pediatra y escritora Lucía Galán, presente también durante las jornadas, hizo hincapié en la preocupación relativa al impacto acumulado del exceso de pantallas sobre el desarrollo. Y advirtió que "cuánto más las usan los padres durante los momentos de crianza, más y peor las emplean los hijos". 

"El cerebro infantil necesita movimiento, contacto humano, juego simbólico, aburrimiento y creatividad. Y todo eso se pierde cuando una pantalla ocupa ese espacio", sentenciaba Galán. 

Lucía Galán, pediatra, escritora y referente en bienestar familiar. Cedida

Por el contrario, mencionaba que actividades como la lectura, la escritura o el propio juego estimulan la atención sostenida, la comprensión profunda, el lenguaje y la empatía. Y, al mismo tiempo, señalaba que fortalecen el vínculo emocional entre padres e hijos. 

De ahí, que abogue por "volver al papel, a la lectura compartida y al juego libre" como forma de cuidar la salud mental y visual de las nuevas generaciones. Porque, tal y como defendió,  este "nos obliga a frenar, a mirar de cerca, a concentrarnos y a conectar con lo real. Es, en definitiva, una forma de autocuidado familia en esta era hiperconectada". 

Las normas de Galán

En un contexto donde el uso elevado de pantallas se asocia a una peor calidad del sueño, senderismo, fatiga visual y dificultades cognitivas, la pediatra aprovechó la ocasión del evento organizado por Fundación Multiópticas para enumerar tres consejos de cara a conocer cómo gestionar este desafío en cada familia.

Normas claras, coherentes y zonas libres de pantallas. Estas herramientas deben tener un tiempo, un lugar y un propósito. De acuerdo a la AEP de los 0 a los 6 años se deberían evitar, hasta los 12 el máximo sería una hora al día y hasta los 16 un total de dos horas. Y nunca, insiste Galán, durante las comidas o antes de dormir. 

Más tiempo al aire libre. La OMS recomienda un mínimo de 1,5 horas, así como aplicar la regla 20-20-20 (cada 20 minutos de pantalla, mirar 20 segundos a más de seis metros de distancia). 

Predicar con el ejemplo. Pues, dice Galán, de nada sirve pedir a los niños que desconecten si los adultos no lo hacen.

Para la pediatra, "mirar lejos —literal y metafóricamente— no es solo un gesto simbólico, sino una forma de proteger su salud y su futuro". "La verdadera mirada el futuro es la que se levanta del móvil para leer un cuento, observar un atardecer o mirar a los ojos a quien tienes delante. Solo así construiremos una generación capaz de ver —y cuidar— lo que realmente importa". 

Y ese, precisamente, es el objetivo que persigue Fundación Multiópticas a través de la iniciativa que ha reactivado con la segunda edición del Concurso Literario Infantil y Juvenil 'Con la mirada de...', dirigido a niños y niñas de 8 a 12 años y cuyos beneficios se destinarán a Down España.