Un equipo de ingenieros del Instituto Químico de Sarrià (IQS) y científicos del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA – CSIC) ha desarrollado un sistema innovador para frenar el descenso de la posidonia.
Su objetivo es revertir esta tendencia y abrir la puerta a la regeneración a gran escala de estas praderas marinas. Y es que esta planta es crucial para el ecosistema.
Se encarga de producir oxígeno, almacenar carbono, albergar gran biodiversidad y proteger las costas de la erosión. De ahí que se la considere un verdadero tesoro ecológico.
Sin embargo, este hábitat se encuentra en retroceso debido a la presión humana y al impacto del cambio climático. Motivo por el que los expertos se han puesto a indagar para proponer soluciones que frenen el impacto del calentamiento global.
Así, el avance del proyecto BioTop, financiado por la Fundación Ona Futura, se enmarca entre las grandes apuestas del momento para hacer frente a esta situación.
¿Cómo lo han hecho? Han creado una estructura disgregable diseñada específicamente para facilitar el enraizamiento de fragmentos de posidonia. De este modo, favorecen a la recuperación de las funciones ecológicas que cumplen estas praderas.
Un ecosistema clave
Las praderas de posidonia desempeñan un papel que va mucho más allá de la producción de oxígeno. Estudios recientes estiman que un solo metro cuadrado de esta planta puede producir hasta 20 litros de oxígeno al día.
Además, sus raíces y rizomas actúan como un "cinturón natural" que fija los sedimentos, previniendo la erosión costera. Y su capacidad como sumidero de carbono es otro de sus atributos más valiosos: se calcula que la posidonia captura hasta 15 veces más que un bosque terrestre de tamaño equivalente.
Pese a su importancia, estas praderas han sufrido una notable regresión en las últimas décadas. Aunque esto no se debe a una única causa.
Entre algunos de los motivos se encuentra el fondeo de embarcaciones de recreo que dañan los rizomas, la contaminación derivada de vertidos urbanos e industriales, la construcción de infraestructuras costeras y el aumento de la temperatura del agua provocado por el cambio climático.
Y, a esto, se suma que la recuperación natural de la posidonia es lenta, lo que convierte en prioritario el desarrollo de soluciones activas de restauración.
Al servicio del mar
El sistema patentado combina el conocimiento en regeneración de praderas marinas del biólogo Jorge Terrados y la especialista en ciencias del mar Inés Castejón, ambos investigadores del IMEDEA – CSIC, con la experiencia en materiales sostenibles y diseño de estructuras del grupo GAM – Applied Mechanics and Advanced Manufacturing de IQS, liderado por Marco Antonio Pérez y Albert Forés, este último también director ejecutivo y cofundador de la startup NextReef Ecosystems.
La innovación consiste en una estructura fabricada con material disgregable en la que se fijan fragmentos de posidonia. Este soporte se coloca en el lecho marino y actúa como esqueleto inicial, protegiendo a los brotes frente a corrientes y depredadores mientras se afianzan sus raíces.
Con el tiempo, el material se degrada de manera natural, de modo que únicamente quedan las plantas enraizadas, sin dejar residuos artificiales en el medio.
IQS e IMEDEA-CSIC desarrollan un sistema innovador para la regeneración de praderas de posidonia en el Mediterráneo.
La bahía de Pollença, en las Islas Baleares, ha sido el escenario elegido para la primera prueba piloto del sistema.
Durante un año, el equipo de investigación monitorizó la evolución de los fragmentos plantados. Los resultados obtenidos fueron calificados como "muy esperanzadores", con una tasa de enraizamiento y crecimiento superior a la observada en otros métodos de restauración.
"La colaboración entre investigadores de diferentes disciplinas es muy interesante e importante. La experiencia de poder colaborar biólogos y ecólogos con ingenieros nos permite diseñar y ensayar distintas metodologías para facilitar y mejorar la eficiencia del sistema", explica Terrados.
El éxito de esta fase inicial ha impulsado la ampliación del proyecto hacia otras especies de fanerógamas marinas, como la Cymodocea nodosa, presente en las costas catalanas y que también cumple un rol relevante en la protección costera y en la biodiversidad del Mediterráneo.
A largo plazo
La iniciativa BioTop se presenta como un ejemplo de cómo la innovación tecnológica puede ponerse al servicio de la sostenibilidad ambiental.
Su objetivo no se limita a restaurar áreas degradadas, sino que busca generar un impacto duradero en la resiliencia del ecosistema marino frente a los desafíos actuales.
La degradación de la posidonia no es un problema únicamente ambiental, sino también económico y social. Y es que la desaparición de estas praderas afecta a la pesca, al turismo y a la estabilidad de las costas, incrementando los costes asociados a la protección frente a temporales y al mantenimiento de la calidad del agua.
Por ello, proyectos como BioTop se alinean con la necesidad de proteger el capital natural como un recurso estratégico para el Mediterráneo.
