"Más de tres cuartas partes de los sistemas de soporte de la Tierra no están en la zona segura", asegura Johan Rockström, director del Instituto Potsdam de Investigación sobre el Impacto Climático (PIK). Esto significa que se están cruzando todas esas fronteras del planeta que hacen que la vida —en especial la humana— sea posible.
Fue Rockström el que, en 2009, junto a su colega Will Stefen, definió los límites planetarios: nueve procesos que hacen estable el sistema terrestre y que, de ser sobrepasados, ponen en peligro la habitabilidad de la Tierra.
Ahora, el informe anual del Planetary Boundaries Science Lab del PIK, publicado esta misma semana, asegura que siete de los nueve límites planetarios han sido ya traspasados.
"La humanidad está superando los límites de un espacio operativo seguro, lo que aumenta el riesgo de desestabilizar el planeta", indica el propio Rockström.
Los siete límites sobrepasados hasta el momento son los relativos al cambio climático: la integridad de la biosfera, el cambio en el uso del suelo, el uso de agua dulce, los flujos bioquímicos, la incorporación de nuevas entidades y, como novedad este 2025, la acidificación oceánica.
En todos los casos, estos siete límites muestran tendencias negativas. Con la inclusión de la acidificación de los océanos en la lista de fronteras superadas, el planeta se encuentra un poco más cerca del colapso —para el ser humano, al menos—.
Y es que solo la reducción del ozono estratosférico y la carga de aerosoles en la atmósfera se encuentran dentro de valores seguros. El motivo de ello son las medidas políticas adoptadas a lo largo de los años, como el Protocolo de Montreal y la regulación del transporte marítimo.
Adiós vida marina
Los datos del PIK apuntan a la quema de combustibles fósiles como responsable de que el límite planetario de acidificación de los océanos se haya excedido. Además, alertan de que se ha agravado por culpa de la deforestación y el cambio de uso del suelo, que están degradando la capacidad de los océanos para actuar como estabilizador de la Tierra.
Asimismo, el equipo de Rockström afirma que la acidificación oceánica ya habría superado los niveles seguros para la vida marina. Como consecuencia, sus ecosistemas están transformándose.
La teoría de los límites planetarios: la sostenibilidad como arma ante los riesgos climáticos
Esto se observa especialmente en el frágil equilibrio de los corales. Pues tanto los arrecifes de agua fría como los tropicales o la vida marina ártica sufren especialmente la acidificación.
Desde el inicio de la era industrial, el pH superficial del océano ha sufrido un incremento de entre el 30% y el 40% en su acidez. Lo que se traduce en amenazas para algunas especies, como los pterópodos o caracoles marinos, que ya muestran signos de daño en su concha.
Detalle que, aunque parezca insignificante, amenaza a todas las especies que se alimentan de ellos. Pues son clave en la cadena trófica.
"El rumbo que estamos observando va en la dirección equivocada. El océano se está volviendo más ácido, los niveles de oxígeno están cayendo y las olas de calor marinas están aumentando", explica Levke Caesar, del Planetary Boundaries Science Lab.
Y añade: "Esto está incrementando la presión sobre un sistema vital para estabilizar las condiciones del planeta".
Pues, como indica, la acidificación cada vez mayor "proviene principalmente de las emisiones de combustibles fósiles y, junto con el calentamiento y la desoxigenación, afecta todo, desde las pesquerías costeras hasta el océano abierto".
Un sistema frágil
Los nueve límites planetarios conforman el sistema operativo de la Tierra, y todos ellos demuestran cuán interconectado está el "soporte vital" planetario.
Los científicos monitorean estos límites mediante indicadores clave para rastrear la condición del planeta. "Los hallazgos apuntan a una aceleración del deterioro y al aumento del riesgo de cambios irreversibles, incluyendo un mayor riesgo de puntos de inflexión", explican.
Como indica Boris Sakschewski, del Planetary Boundaries Science Lab, "estas interconexiones muestran cómo un planeta bajo presión, tanto a nivel local como global, puede impactar a todos, en todas partes".
Por eso, advierte de que "asegurar el bienestar humano, el desarrollo económico y sociedades estables requiere un enfoque holístico donde las colaboraciones para encontrar soluciones en todos los sectores deben tener prioridad".
