Mariana Goya
Publicada

Un nuevo suplemento alimenticio creado mediante biotecnología ha logrado multiplicar por quince la cría de larvas en colonias de abejas melíferas.

Este ha sido el último hallazgo, publicado en la revista Nature, de un equipo internacional liderado por la Universidad de Oxford. Y así, abren una vía para reforzar la resiliencia de estos polinizadores en un contexto de declive global.

El trabajo se centra en un problema nutricional de fondo. Y es que el polen, principal alimento de las abejas, contiene lípidos conocidos como esteroles, esenciales para su crecimiento y reproducción. Sin embargo, el cambio climático y la intensificación agrícola han reducido la diversidad floral disponible.

Por este motivo, los apicultores recurren cada vez más a sustitutos basados en harinas vegetales y azúcares que no incluyen estos compuestos, lo que da como resultado una dieta incompleta que compromete la capacidad de las colonias para mantenerse activas.

Más abejas

El equipo investigador identificó los seis esteroles más relevantes para las abejas: 24-metilencolesterol, campesterol, isofucosterol, β-sitosterol, colesterol y desmosterol.

A partir de ellos, modificaron genéticamente la levadura Yarrowia lipolytica mediante la técnica CRISPR-Cas9 para que los produjera de forma precisa y sostenible.

Cría de abejas en jaulas en el laboratorio de Oxford Bee Lab. Caroline Wood

Este componente, ya empleado en la industria alimentaria y en la acuicultura por su alto contenido en lípidos y su seguridad demostrada, se cultivó en biorreactores. Y, a continuación, se transformó en un polvo que se incorporó a la dieta de las colonias durante ensayos de tres meses.

Los resultados mostraron que las abejas alimentadas con el suplemento enriquecido lograron criar hasta quince veces más larvas viables que las colonias que recibieron dietas convencionales.

Además, estas últimas dejaron de producir crías tras 90 días, mientras que las suplementadas continuaron activas hasta el final del experimento.

Al mismo tiempo, el perfil de esteroles en las larvas alimentadas coincidió con el de aquellas que se nutren de polen natural. Y esto indica que las abejas transfieren selectivamente los compuestos más valiosos a su descendencia.

Pero la cuestión aquí es que los esteroles de polen necesarios no pueden obtenerse a gran escala, lo que hasta ahora impedía crear un alimento completo para abejas.

Sin embargo, a raíz de este informe, Elynor Moor, miembro de la Universidad Tecnológica de Delft, ha asegurado la viabilidad de este nuevo suplemento. Y es que la diferencia entre esta alimentación y una con base en piensos tradicionales se muestra comparable "a la que existe entre una dieta equilibrada y otra carente de nutrientes esenciales en el caso de los humanos".

Levadura modificada

La elección de Y. lipolytica como "fábrica celular" se explica por su eficacia para producir compuestos derivados del acetil-CoA.

Según Irina Borodina, investigadora del Centro NNF para la Biosostenibilidad de la Universidad Técnica de Dinamarca, se trata de una levadura "segura, fácil de escalar y utilizada ya para producir enzimas, ácidos grasos, omega-3, edulcorantes sin calorías o feromonas de control biológico".

Jennifer Chennells pesando tubos de selección de alimentos para abejas, Oxford Bee Lab. Caroline Wood

De hecho, el suplemento desarrollado no solo aporta esteroles. También ofrece proteínas y lípidos beneficiosos, lo que lo convierte en un alimento potencialmente integral.

Impacto global

La repercusión de este avance trasciende el ámbito científico. Los polinizadores participan en la producción de más del 70% de los cultivos mundiales, pero las poblaciones de abejas atraviesan una crisis.

En concreto, en Estados Unidos las pérdidas anuales de colonias comerciales se han situado entre el 40% y el 50% en la última década, y algunos expertos estiman que podrían alcanzar hasta el 70% en 2025.

De ahí que Phil Stevenson, profesor del Real Jardín Botánico de Kew y la Universidad de Greenwich, apuntase que este suplemento podría reducir la presión de las abejas de colmenar sobre las especies silvestres al disminuir la competencia por el polen en zonas de cultivos intensivos como almendros o manzanos.

Por su parte, Danielle Downey, directora del Proyecto Apis m., valoró el descubrimiento como un posible punto de inflexión. Y recordó que "dependemos de las abejas melíferas para polinizar uno de cada tres bocados de nuestro alimento".

Ahora, el siguiente paso será comprobar los efectos del suplemento en condiciones reales. De momento, los investigadores prevén ensayos de campo a gran escala para evaluar su impacto a largo plazo en la salud de las colonias y en la eficacia de la polinización.