Mariana Goya
Publicada

Gran parte de la pérdida de biodiversidad vinculada al sector lácteo neerlandés no ocurre en el propio país, sino en el extranjero.

La causa principal es la importación de piensos, cuya producción suele implicar la conversión de tierras en ecosistemas sensibles.

Este cambio de uso del suelo en las regiones proveedoras es responsable de una parte sustancial de la degradación ambiental asociada a la industria láctea.

En contraste, la contaminación por nutrientes —un asunto central en el debate político y ambiental de Países Bajos— mostró un efecto mucho más limitado en la pérdida global de biodiversidad.

Este hecho subraya la necesidad de emplear múltiples criterios de medición para identificar con precisión dónde conviene intervenir. O, por lo menos, así lo muestra el estudio publicado en la revista npj Biodiversity, realizado por Universidad de Oxford, en colaboración con Duurzame Zuivelketen (DZK).

La investigación se basa en los datos de 2020 de casi 8.950 granjas en los Países Bajos, que sumaban alrededor de 1,6 millones de vacas. Su primer paso fue establecer una puntuación combinada para evaluar el impacto de la producción lechera en la biodiversidad.



Este índice traduce presiones ambientales —como emisiones de gases de efecto invernadero y de amoníaco, o uso del suelo— a una unidad común. De esta forma se calcula el grado de riesgo de desaparición de especies en una zona determinada.

El sector agrícola lácteo. Don Wu Istock

El análisis revela que, aunque útil para medir progresos generales, la puntuación única es insuficiente para reflejar la diversidad de impactos locales.

Problemas como la contaminación por nutrientes o la pérdida de hábitat pueden quedar enmascarados si solo se observa un valor agregado.

"Si bien son extremadamente útiles, basarse en indicadores simplificados y combinados para rastrear el impacto de la agricultura en la biodiversidad. Puede ser engañoso si se utiliza de forma aislada", señala el profesor asociado y autor principal del estudio, Joseph Bull, en el documento.

A lo que añade que, de "introducir salvaguardas con base científica, podemos garantizar que las mejoras en un área no causen daños en otras".

Un sistema de salvaguardas

Para corregir las limitaciones del índice único, los investigadores proponen un conjunto de salvaguardas.

Estas funcionan como mecanismos de control destinados a garantizar que los progresos en un área no enmascaren daños en otras. Se organizan en dos categorías principales.

Por un lado, la prevención de impactos. Esta incluye limitar el uso de piensos importados o reducir las emisiones de nitrógeno y amoníaco. Además, establece objetivos para conservar pastizales permanentes y hábitats ricos en diversidad biológica.

Por otro, la compensación de impactos. Es decir, cuando las pérdidas de biodiversidad son inevitables, mediante la restauración de hábitats equivalentes en las regiones afectadas.

Para que esta estrategia sea efectiva, las compensaciones deben implementarse de manera inmediata y mantenerse en el tiempo.

Este enfoque fue diseñado junto al propio sector lácteo holandés, incluyendo organismos industriales y organizaciones de conservación. Se adaptó para alinearse tanto con las políticas nacionales como con los compromisos internacionales de biodiversidad.

Escenarios de transición

El estudio también explora tres posibles vías de transición hacia una producción lechera más compatible con la biodiversidad:

  • Compensación adaptativa, que combina acciones de mitigación con programas de restauración.

  • Modelos híbridos, que equilibran la reducción de daños con medidas compensatorias.

  • Alto impacto neto positivo, basado principalmente en la prevención, con reducciones más drásticas en las presiones ambientales.

Cada escenario presenta compensaciones, en especial en términos de niveles de producción, uso del suelo y capacidad de restauración.

A futuro

El coautor del estudio, Joseph Poore, subraya la utilidad de avanzar en el desarrollo de marcadores precisos. "En general, nuestros resultados revelaron que estos indicadores desempeñan un papel muy útil y que la ciencia avanza rápidamente", afirma.

Pronto, continúa Poore, conoceremos "el impacto en la biodiversidad de cada producto que compramos en las tiendas y en las empresas y sus decisiones. Si bien no es la solución a estos problemas en sí misma, sin duda supone un paso hacia su solución".

Por el momento, los investigadores sostienen que, si se aplicaran plenamente las salvaguardas propuestas, el sector lácteo podría recorrer buena parte del camino hacia los objetivos del Marco Mundial para la Diversidad Biológica.