Durante el verano son muchas las personas que descuidan rutinas básicas que ayudan a proteger los ojos frente a agresiones externas.
Entre los errores más comunes, explica Beatriz Ávila Álvarez, oftalmóloga del Centro Médico Quirónprevención Príncipe de Vergara, se encuentran "no utilizar gafas de sol o bañarse en piscinas y playas sin lentes para natación o buceo".
Aunque no son los únicos. También menciona que es especialmente común el hecho de "frotarse los ojos si entra arena o algún otro cuerpo extraño con el viento, o no prestar atención a los síntomas, favoreciendo que se agraven antes de acudir a un profesional de la salud adecuado".
A esto se suma una mayor exposición a factores ambientales como el sol, el cloro, la sal, la arena o los alérgenos, que pueden provocar irritaciones, infecciones oculares y complicaciones visuales si no se toman las precauciones necesarias.
Una época de riesgo
"La salud ocular se ve especialmente comprometida durante el verano por la mayor exposición a la radiación ultravioleta, las altas temperaturas y la humedad, que favorecen el crecimiento de virus y bacterias", señala Ávila.
Esta combinación de elementos, sumada a la frecuencia del baño en piscinas o en el mar, aumenta los casos de conjuntivitis infecciosas, alérgicas, queratitis y síndrome de ojo seco.
De ahí que la oftalmóloga mencione un posible repunte en las consultas oculares durante esta época del año: "En vacaciones hay un incremento de la actividad al aire libre y, cuando se realiza sin la debida protección, pueden aparecer traumatismos, reacciones alérgicas, cuerpos extraños y conjuntivitis".
Uno de los principales riesgos es la exposición solar sin protección adecuada. Y es que la oftalmóloga subraya que "puede afectar a prácticamente todas las estructuras del ojo".
Existen consecuencias que van desde lesiones benignas —como el pterigión y las pingüéculas— hasta problemas más graves como queratitis, conjuntivitis, cataratas, degeneración macular y lesiones malignas en la piel de los párpados o la conjuntiva.
Además, recuerda que "los rayos UV pueden atravesar las nubes", por lo que el riesgo existe incluso en días nublados. Y advierte de la necesidad de protegerse también durante la conducción para evitar deslumbramientos, sobre todo durante la salida y la puesta del sol.
Mujer con molestias en los ojos.
Sin embargo, este no es el único peligro al que nos exponemos en verano. El contacto de los ojos con el agua de las piscinas o el mar es otro de los focos de complicaciones.
"La exposición al cloro y a las cloraminas —producto de la reacción con el sudor o la orina— es irritante para la superficie ocular", explica Ávila. También abrir los ojos bajo el agua del mar puede provocar conjuntivitis o síntomas de ojo seco.
Por otro lado, en caso de que entre arena o líquido irritante en los ojos, la indicación es clara: "Lavar inmediatamente los ojos con abundante agua limpia o suero fisiológico, y nunca frotar para evitar lesiones corneales".
Las lentillas
El uso de lentes de contacto durante el verano requiere especial atención. "El calor, el aire acondicionado y el viento resecan los ojos, lo que hace menos tolerable el uso de lentillas", según indica la especialista, quien recomienda el uso frecuente de lágrimas artificiales para mantener la hidratación ocular.
Respecto al baño con lentillas, Ávila es rotunda: "No es recomendable; si fuera necesario, es imprescindible el uso de gafas de natación y de lentillas desechables".
Además, insiste en extremar la higiene durante el uso y manipulación de las lentes, sobre todo en entornos con agua.
Recomendaciones para verano
Uno de los principales aliados para prevenir daños oculares en verano son las gafas de sol. Deben contar con "protección UVA/UVB del 100%, estar homologadas por la Unión Europea y tener lentes polarizadas que eviten los deslumbramientos", precisa la oftalmóloga.
Es crucial también que se ajusten bien al rostro para evitar la entrada lateral de la luz solar.
Los niños no quedan fuera de esta recomendación. "Es muy importante que se protejan del sol con gafas adecuadas a su edad, y también con gafas de natación o buceo en playas y piscinas", subraya.
Para cuidar la salud visual durante las vacaciones, Ávila recomienda incorporar algunos hábitos sencillos: "Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día, usar gafas de sol, proteger los ojos durante el baño y mantener la hidratación ocular con lágrimas artificiales".
También sugiere incluir en el equipaje productos básicos como lágrimas artificiales o suero fisiológico.
En cuanto a la alimentación, una dieta rica en frutas, verduras, legumbres, pescado azul, huevos y frutos secos, "aportan vitaminas, antocianinas y Omega 3, que favorecen la salud ocular".
Cuándo acudir al especialista
La oftalmóloga recuerda la importancia de realizar revisiones periódicas para detectar enfermedades de forma temprana.
Y recomienda acudir al especialista de forma inmediata si se presentan síntomas como "ojo rojo, picor, secreción, lagrimeo, fotofobia, dolor ocular o pérdida de visión".
