"Las olas de calor afectarán cada vez a más gente con cada barril de petróleo consumido, cada tonelada de CO₂ soltada a la atmósfera y con cada grado de calentamiento terrestre", asegura la climatóloga Friederike Otto, cabeza visible del World Weather Attribution (WWA).
Y la última investigación realizada por la organización que representa junto a Climate Central y el Centro para el Clima de la Cruz Roja le da la razón.
Publicada en la mañana del 30 de mayo, asegura que, entre mayo de 2024 y el mismo mes de 2025, 4.000 millones de personas habrían vivido al menos 30 días extra de calor extremo que los que se hubiesen experimentado de no existir el cambio climático.
Esto significa que casi la mitad de la población mundial habría sufrido temperaturas por encima del 90% de las observadas históricamente en su zona.
En otras palabras, en 195 países y territorios —de los 247 analizados— el calentamiento global ha hecho que, al menos, se dupliquen los días de calor extremo.
Estos datos son, como indica la investigadora de World Weather Attribution en el Centre for Environmental Policy del Imperial College de Londres, Mariam Zachariah, "asombrosos".
La crisis climática, en el centro
Los investigadores tras este informe afirman que las olas de calor son cada vez "más largas" y "frecuentes". Y la evidencia científica apunta como responsable al "continuado uso de combustibles fósiles" que "sigue siendo una amenaza subestimada en muchos países".
Como indica Roop Singh, jefa de Urbanismo y Atribución en el Centro Climático de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, "el vínculo entre el cambio climático y las olas de calor es innegable".
Precisamente la organización que representa sabe, a través de sus operaciones sobre el terreno, que "las personas están sintiendo el aumento del calor". Aunque, matiza Singh, "no siempre comprenden que la situación se debe al cambio climático y que continuará empeorando mucho, mucho más".
La investigación, explican sus autores, no solo ilustra "la escala del problema". También pone el foco en la "urgente necesidad de adaptación" climática de las sociedades en su conjunto.
Porque, como recuerda Zachariah, "el cambio climático está desafiando claramente la vida en todos los continentes".
Más allá del clima
Zachariah recuerda, además, que "estas olas de calor frecuentes e intensas están asociadas con una enorme variedad de impactos" que no tienen que ver con el medioambiente.
Y destaca el aumento de enfermedades relacionadas con el calor, las muertes prematuras derivadas por las altas temperaturas o la presión que todo ello pone sobre los sistemas de salud.
También, apunta la investigadora, el calor extremo está detrás de las "pérdidas de cosechas, la disminución de la productividad y las alteraciones en el transporte".
Estrategias clave
Tal y como recuerda Otto, "sabemos exactamente cómo conseguir que las olas de calor no vayan a más".
Y explica que podría conseguirse "estructurando los sistemas de energía para que sean más eficientes y se basen en energías renovables y no combustibles fósiles".
Asimismo, Otto apunta a la "creación de sociedades más igualitarias y resilientes".
En esta línea, el estudio marca una serie de estrategias clave para que los países se enfrenten a las olas de calor que están por venir.
Entre ellas incluye la monitorización de los impactos del calor y el desarrollo de planes específicos para mitigar las consecuencias del aumento de temperaturas.
Todos ellos, indican los investigadores, están "contrastados" y han demostrado ser "extremadamente efectivos en la reducción de muertes durante las olas de calor".
Un calor que no cesa
El calor extremo no tiene visos de ir a menos, sino a más. Así lo ha asegurado la Organización Meteorológica Mundial (OMM) esta misma semana en un informe en el que asegura que hay un 80% de posibilidades de que uno de los próximos cinco años supere a 2024 como el más caluroso desde que hay registros.
Las temperaturas de récord, dice la OMM, están cada vez más presentes, y los modelos climáticos indican que los termómetros seguirán subiendo.
Y lo harán tanto que se espera, con un 86% de posibilidad, que en el próximo lustro se supere el grado y medio de calentamiento global que la ciencia considera seguro para la vida humana.
Además, se estima que entre 2025 y 2026 se supere el calentamiento de 1,5 °C por encima de la época industrial marcado por los organismos internacionales.