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En su nuevo informe, Riesgos de Desastres Interconectados 2025: una nueva página, publicado en la mañana del 9 de abril, el Instituto para el Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-EHS, por sus siglas en inglés), identifica cinco "cambios profundos urgentes" para construir "un mundo más seguro"

Como explica la directora del UNU-EHS, Shen Xiaomeng, "la sociedad se encuentra en un momento crucial". Y, por tanto, es necesario darle una vuelta de tuerca a la manera en que, como humanidad, afrontamos los retos que se nos ponen por delante. 

Por eso, ante el aumento de las desigualdades y la policrisis que vive la Tierra —se entremezclan el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y el aumento de la pobreza—, la Universidad de la ONU buscar "trazar soluciones" para salvar al planeta del colapso. 

Porque, como explica Xiaomeng, "durante años, los científicos nos han advertido del daño que estamos causando a nuestro planeta y de cómo detenerlo". Sin embargo, recuerda, "no estamos tomando medidas significativas".

Y eso a pesar de que hay evidencia científica que indica que "el cambio climático está empeorando". A pesar de ello, "el consumo de combustibles fósiles sigue batiendo récords", recuerda la directora del UNU-EHS. 

Los datos, recuerda, son preocupantes: "Ya tenemos una crisis de residuos, pero se prevé que los domésticos se dupliquen de aquí a 2050. Una y otra vez vemos el peligro, pero seguimos avanzando hacia él. En muchos casos, nos acercamos al abismo con los ojos bien abiertos, sabemos cómo dar la vuelta y, sin embargo, seguimos caminando como si no lo viéramos".

Las cinco 'R' del cambio

El informe identifica cinco áreas en las que, dicen sus autores, son necesarias transformaciones profundas y urgentes, a la par que sistémicas. Son en ellas en las que, según la ONU, se deben centrar los esfuerzos para transicionar hacia un mundo más sostenible.

La propuesta del Instituto para el Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de las Naciones Unidas es darle una vuelta de tuerca a la manera en que nos relacionamos con la naturaleza y con nosotros mismos, de manera integral. Es decir, dejar a un lado las medidas paliativas y transformar por completo los sistemas de producción. 

Repensar los residuos

Los recursos planetarios se consumen a una velocidad mayor de la que se regeneran. Por eso, dicen los autores del estudio, hay que empezar a pensar de verdad en la basura como un "tesoro".

Y aunque está habiendo avances en este sentido, el informe recalca que aún no se produce ni se consume de manera completamente circular. Desde Naciones Unidas apuestan por el compostaje para los residuos orgánicos de alimentación y la reutilización y reciclaje total.

Ponen como ejemplo, además, la ciudad japonesa de Kamikatsu. Desde 2003 trabajan para eliminar la mayor cantidad posible de residuos. Su tasa de reciclaje asciende al 80%, lo que contrasta sobremanera con la media nacional, que se sitúa en el 20%.

Sus habitantes, aseguran en el informe, separan sus residuos en 45 categorías y destinan buena parte de ellos al compostaje, el reciclaje, la reutilización o la reparación. 

Realinearse con la naturaleza

"La naturaleza está en crisis", aseguran los autores del informe, y ponen como ejemplo cifras con amplia evidencia científica como que el 95% de la superficie terrestre ha sido alterada por la actividad humana. O que cerca de un millón de especies de plantas y animales estén al borde de extinción. 

Para poner freno a la destrucción de ecosistemas que, además, tiene un impacto en la salud humana, la ONU propone "coexistir" con la naturaleza. En vez de vivir completamente separados de ella, optar por una existencia en armonía. Es decir, aprender de nuestro entorno natural para adaptarnos a la emergencia actual. 

Reconsiderar la responsabilidad

Pasar del yo al nosotros. Eso es lo que proponen los autores del informe. Insisten, así, en la necesidad de poner el foco en la responsabilidad colectiva.

Residuos alimenticios. Yan Krukov Pexels

Y, sobre todo, en que los líderes políticos y económicos empiecen a pensar en la humanidad como colectivo para avanzar hacia el mismo objetivo: la adaptación al cambio climático.  

Reimaginar el futuro

"La vida de las futuras generaciones que vivan en este planeta está a la merced de las decisiones que tomemos hoy", augura el estudio. Por eso, indican sus autores, se debe pensar en los siglos por venir cuando, en cuestión de segundos, se tome una decisión de cualquier índole. 

Por eso, insten a los líderes mundiales y locales, pero también a la ciudadanía, a dejar atrás el cortoplacismo en cualquier medida que se tome o acción que se lleve a cabo. 

Redefinir el valor

A pesar de que la riqueza ha aumentado de los 4,5 billones de dólares a los 100 billones en los últimos 50 años, las desigualdades también se han acentuado. El 10% de la población más rica tiene entre sus manos el 76% de la riqueza mundial. 

A eso se le suman las cada vez más enfermedades y trastornos relacionados con los niveles de contaminación y el estilo de vida actual. Por eso, los autores de la ONU proponen repensar la manera en que se mide el valor, para dejar atrás la riqueza monetaria y sustituirla por el concepto de salud planetaria. Es decir, empezar a incluir en los conceptos que miden el bienestar cuestiones no económicas.