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En el 99,5% de los hogares españoles que cuentan con un miembro de 16 a 74 años hay un teléfono móvil. De hecho, se estima que el 93,1% de los y las menores de 10 a 15 años usan el ordenador, el 94,7% navega por internet y el 70,6% utiliza un smartphone. Estas son las últimas cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), dadas a conocer por el Consejo General de la Psicología en España. 

Si hacemos zoom in a los datos y los desglosamos por franjas de edad, los números son incluso más esclarecedores. Un 23,3% de los menores de 10 años ya tiene móvil propio. El 45,7% lo obtiene con 11 años, el 72,1% con 12 años, el 88,2% con 13 años, el 94,1% con 14 años y el 94,8% con 15 años. 

En 2023, de acuerdo con Naciones Unidas (ONU), se estimaba que, en todo el mundo, un niño o niña se conecta a internet por primera vez cada medio segundo. Mostraban, además, que los menores pasan ahora más tiempo que nunca online: el 75% de los jóvenes de entre 15 y 24 años tienen conexión a internet, en comparación con el 65% del resto de población mundial. 

Casi podríamos decir que la generación Alfa, es decir, aquellos nacidos entre 2011 y 2024, han dado la vuelta a la tradicional frase de que 'los niños vienen con un pan debajo del brazo'. Ahora lo hacen con un móvil y esto ha generado que cada vez sean más las madres y padres preocupados por el tiempo que sus hijos e hijas pasan ante las pantallas, que en España se encuentra en torno a las nueve horas diarias, tal y como señalan en el proyecto Bienestar Digital de ING

La realidad es que el mundo ha cambiado (y sigue haciéndolo). La tecnología ha llegado para quedarse y, como era de esperar, en lo últimos años no ha hecho otra cosa sino aumentar su peso en el día a día de las personas. Por ese motivo, pero también con objetivos marcados para el desarrollo de nuevas habilidades, nace el proyecto Infants European Valley en el Colegio Europeo de Madrid (CEM)

Tecnología "desenchufada"

En 2016, el CEM sorprendía con un programa innovador y pionero en España: European Valley, un laboratorio tecnológico que permite integrar la tecnología en la educación de manera inmersiva. Ahora, casi 10 años después, han decidido extender esta iniciativa para que llegue hasta los más pequeños, es decir, a aquellos niños y niñas que están cursando Educación Infantil.

El aula de 5 años asiste a su clase semanal del Infants European Valley. Cedida

La idea, cuenta Jorge Calvo, profesor y director de innovación y analítica del Colegio Europeo de Madrid, era "conseguir llevar el concepto del pensamiento computacional desde edades muy tempranas". Buscan que los menores tengan "otro tipo de habilidades, otras competencias, para poder resolver problemas". 

Trabajan para que los pequeños puedan abrir la mente y ampliar su abanico de opciones. Y así lo explica Calvo: "Ya no solo tiene el pensamiento matemático, el crítico o el reflexivo, sino que también cuentan con el computacional, que es otra manera en la que ellos pueden entender cómo enfrentarse a situaciones". 

Al final, continúa Calvo, "hay que saber que ellos van a estar en una sociedad muy digitalizada, con muchas computadoras, ordenadores e inteligencia artificial. Esto les permite tener una visión desde muy pequeños de cómo realmente van a poder estar". 

Sin embargo, a diferencia de la versión más adulta de este proyecto, "aquí se trabaja de manera desenchufada". Su objetivo, indica el director de innovación y analítica del centro, es desarrollar ese pensamiento computacional, que no quiere decir que sea a partir de una herramienta digital. Porque, insiste, "lo que trabajamos es la manera de pensar". 

Jorge Calvo, profesor y director de innovación y analítica del Colegio Europeo de Madrid. Cedida

La clave es conocer "cómo lo haría una máquina". Para ello, emplean "mucho material fungible, mucha idea y mucha preparación" con el propósito de lograr "descender la resolución de las cosas que pueden ser más complicadas o que se trabajan desde primaria o secundaria, de acuerdo a un niño de tres, cuatro o cinco años". 

Adaptación al detalle

El proyecto inició su recorrido (en su versión infant) allá por abril de 2024, y aunque Calvo llevó la idea principal, reconoce que "el gran mérito" es de sus compañeras: las docentes. Fueron ellas quienes adaptaron los conceptos a las edades del alumnado con el objetivo de poder transmitirles esta visión. Porque, en su caso, cuestiones como el contar o las posiciones todavía no están integradas.

El concepto base, señala Calvo, es entender qué es un ordenador. Aquí, dice, "no hace falta saber que un ordenador es lo que hemos visto siempre, sino identificar, por ejemplo, si ven un móvil actual o uno de hace muchos años". 

Por otro lado, está el concepto de los patrones, y es que una de las grandes cosas que tiene el pensamiento computacional es la capacidad para identificar códigos. Un caso práctico sería aplicar los términos input output, como actualmente están haciendo desde el grupo de cinco años. 

Esa fue la premisa de la clase del CEM en la que ENCLAVE ODS se pudo colar: el input da una información a la máquina (una niña dice de qué sabor quiere un cupcake), el ordenador piensa y actúa según la información que ha recibido (un niño dibuja un cupcake de los sabores elegidos) y el output muestra un resultado (otra niña enseña al resto de alumnos el dibujo del cupcake con los sabores indicados). 

Los alumnos del Infants European Valley aprenden los conceptos de 'input' y 'output'. Cedida

Y aunque aquí los alumnos tienen el reto de comprender correctamente estos conceptos, más complejo es el escenario de los docentes que deben enfrentarse a algo que, dice Calvo, "se les escapa". Motivo por el que el profesorado ha tenido que prepararse y estudiar mucho hasta que se ha sentido con seguridad para transferir estos términos en el aula. 

¿Éxito o fracaso?

Tras unos primeros meses de rodaje, el centro sometió al programa a una serie de mediciones. El objetivo no era otro que establecer qué se había conseguido hasta el momento y cuál será el objetivo de los próximos meses, teniendo en cuenta los aspectos a mejorar. 

En lo alcanzado hasta la fecha, Calvo se muestra "encantado y sorprendido". Asegura que no pensaba que podrían llegar a conceptos tan avanzados en las clases de cinco y cuatro años. Pero, al final, "los niños te sorprenden". Sin embargo, de cara a los próximos meses, aspira a seguir "puliendo las cosas" e ir mejorando. 

Pese a la posible reticencia de algunos padres a la relación de sus hijos con las pantallas, el director de innovación y análisis del centro subraya que la base de este programa no es "la tecnología como herramienta". La clave está en entender la ética del buen uso a la vez que se comprende cómo funciona. Y es que, dice Calvo, cuando conoces el desempeño de algo, puedes ser más crítico y reflexivo sobre lo que es. 

Si bien es cierto que los indicadores señalan que el Infants European Valley va en camino de ser un programa de éxito, no se podrá confirmar hasta pasados unos años. Porque, en palabras de Calvo, el resultado y su fuerza no serán visibles hasta que estos niños y niñas, que ahora están en infantil, pasen a primaria y secundaria, siguiendo el método de enseñanza del CEM y completando la educación escolar en su totalidad. 

Uno de los alumnos del CEM durante su clase del Infants European Valley. Cedida

Para los nuevos alumnos que se incorporen al centro en aulas con varios años de experiencia en el European Valley, dice Calvo, será necesario "un trabajo de adaptación", al igual que podrían requerirse en otras materias. Y es que la competencia lingüística ha sido y es muy importante, pero ahora, concluye, el pensamiento computacional "también tiene mucho peso y lo tendrá en el futuro".