Cuando hablamos del país con mayor proporción de mujeres del mundo, uno puede caer en el prejuicio de pensar en Rusia o Letonia. Pero para ubicarlo en el mapa, hay que bajar ligeramente la mirada un poco y fijarse en la zona del Cáucaso: Armenia.

En este país, denominado Hayastán por los que allí habitan, hay más mujeres que hombres: ellas representarían el 55% de su población. Este dato del Banco Mundial contrasta con algunos países árabes cuya proporción de mujeres no llega al 40%, como Catar, Emiratos Árabes Unidos, Baréin o Kuwait. 

Localizado en la región de Transcaucasia, al suroeste de Rusia, entre el mar Negro y el Caspio, este país destaca por su fuerte tradición cristiana. Además, ha sido uno de los centros de la civilización, objeto de disputa de los algunos de los imperios más poderosos de la historia. Persas, romanos, otomanos y rusos, todos ellos participaron, de alguna manera, en la creación de la nación armenia.

En la actualidad, en Armenia viven, según los datos más recientes del Banco Mundial, alrededor de 2,8 millones de personas. Algo significativo puesto que se contrasta con otro que sorprende aún más: el número de personas de la diáspora armenia. El Gobierno armenio estima que hay alrededor de 7 millones de nacionales viviendo en el extranjero, con comunidades en más de 100 países de todo el mundo. Esta cifra languidece frente a la de otros países, como la India, que tiene más de 18 millones de indios viviendo en el exterior. 

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La historia no ha sido amable con este pueblo, uno de los más homogéneos de la región. En su historia reciente, Armenia ha sido una pieza más dentro del tablero geopolítico, al encontrarse en el Cáucaso, una región tapón entre los imperios ruso y otomano. Además, las disputas territoriales con sus vecinos, y especialmente con Azerbaiyán, han sido una constante que todavía persiste. El conflicto sobre el Nagorno-Karabaj es el más antiguo de la Eurasia postsoviética.

Este conflicto es el pretexto que explica por qué los armenios tienen una simpatía por Shakira, por encima de otras personalidades de origen armenio, como Cher o Kim Kardashian. En 2012, Shakira fue invitada a Bakú, capital de Azerbaiyán, para cantar en la final del Fútbol Femenino Sub-17 de la UEFA. Ante una gran audiencia, la cantante puso sobre su cabeza la bandera colombiana (amarillo, azul, rojo), pero del revés, simulando a la de Armenia (rojo, azul, naranja).

Pero el acontecimiento histórico que más huella ha dejado sobre la sociedad armenia fue el genocidio del Imperio otomano, que desde 1895 hasta 1915 acabó con la vida de 1,5 millones de armenios. Este episodio se ha convertido en el más importante dentro de la memoria histórica del pueblo armenio y ha despertado mucha polémica en los últimos años debido al firme apoyo y reconocimiento que goza por parte de Estados Unidos y al inflexible silencio del Estado turco. 

Devota y variopinta

La capital del país, Ereván, es una de las más antiguas del mundo. Y el alfabeto armenio, con 38 letras —31 consonantes y 7 vocales— es uno de los más avanzados y se podría equiparar con la complejidad del coreano o el georgiano.

En la actualidad, la mayoría de los armenios (un 97%) son cristianos. Esta impronta cristiana podría tener que ver con que Armenia fue el primer país en adoptar el cristianismo como religión de Estado. Además, la ciudad armenia de Etchmiadzin fue donde se erigió, en el siglo IV, la primera catedral del cristianismo.

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Este complejo de edificios, construidos inicialmente sobre un templo pagano, alojan al 'Católicos de Armenia y de todos los armenios', líder espiritual de la iglesia apostólica armenia. Junto a esta catedral, existen otros 2 ubicaciones religiosas incluidas en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO: el monasterio de Geghard y los de Haghpat y Sanahin.

En Armenia, no solo las catedrales son antiguas, sino que también lo son los zapatos. En septiembre de 2008, en el pueblo de Areni, en la provincia Vayots' Dzor, se descubrió el zapato más antiguo del mundo. Con 45 cm de profundidad y 44 cm de diámetro, gracias a un microclima especial, se ha podido preservar por más de 5500 años.

Un edén gastronómico

La cocina armenia es una de las que mejor ha sobrevivido en la región del Cáucaso. Sus bases se remontan a hace unos 2000 años. Los armenios emplean muchas hierbas y especias más de 300 en sus platos. Esta gran cantidad de especias podría impresionar, pero en el día a día, las especias más utilizadas en los platos armenios son las que podríamos encontrar en cualquier despensa: la pimienta negra, el comino, la canela y el zumaque (o sumac).

Originalmente, los armenios preparaban la comida en vajilla de cerámica y la cocían en un horno especial, llamado tonir. Es en este tipo de horno donde se hornea el pan armenio por excelencia: el lavash. Este pan tradicional fino, que recuerda a los populares panes de pita (originales de Oriente Medio) y al naan (muy consumido en Asia central y de Asia del sur) forma parte, desde el 2014, de la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

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El lavash, junto con el cordero, la berenjena y el yogur, son los cimientos de la dieta armenia. Los armenios se han decantado por el bulgur, por encima del arroz o el maíz. Los frutos secos y las legumbres ocupan un lugar importante dentro de esta cocina. Hay muchos platos que hacen uso abundante de albaricoques fruto autóctono de la región, la granada, las cerezas ácidas y las bayas de zumaque. Es una cocina que mezcla sabores dulces y agrios.

Si hay un pueblo muy orgulloso de sus guisos, ese es el armenio. Su plato tradicional, el dzhash, cocinado en el horno tonir, es un guiso de tomate especiado con carne o legumbres que siempre incluye vegetales. Al igual que otros países de la región, como aperitivos, la gastronomía armenia se sirve de los dolmas denominadas sarmas en Rumanía, Serbia y Bulgaria, que son hojas de parra rellenas de vegetales o carnes.

Un país patriarcal

La historia del pueblo armenio no es ni mucho menos una historia dominada por las mujeres, pero sí una moderadamente avanzada en lo que respecta a los derechos de estas. En 1919, el mismo año que otros países que ahora están a la vanguardia de la igualdad de género, como Luxemburgo o Suecia, Armenia permitió por primera vez el voto femenino (para mayores de 20 años) en las elecciones legislativas, donde un 8% de los miembros electos fueron mujeres.

La Constitución armenia establece que hombres y mujeres son iguales, pero como sucede en otros países, no existen mecanismos sólidos para conseguirlo en la vida cotidiana. Uno de los mayores escollos continúa siendo la violencia que sufren las mujeres y niñas en el ámbito doméstico. 

Según la Encuesta sobre Violencia Doméstica contra las Mujeres en Armenia, publicada en 2021, un 17,2% de las mujeres armenias experimentaron violencia física o sexual de sus parejas. Y dentro de este grupo, solo un 5% expresó que pediría ayuda a la policía. Otro dato salta a la vista, más de la mitad aseguró no esperar ningún tipo de ayuda por parte de nadie.

Armenia ocupa el puesto 89 en último Informe Global de Brecha de Género del Foro Económico Mundial (FEM). En los últimos años, ha demostrado grandes avances en lo que respecta a la igualdad de género, especialmente en el área de la educación.

Y el pasado mes de octubre, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) denunció algunos de los peligros a los que siguen expuestas las mujeres en Armenia. Un aspecto que destacó fue la importancia de abolir la lista de ocupaciones no recomendadas que restringen el acceso de las mujeres a determinadas profesiones.