Durante la mayor parte de nuestra historia como especie, los humanos hemos dependido de formas muy simples de energía, como la propia fuerza humana, la fuerza animal o la quema de biomasa. Sin embargo, a partir de la Revolución Industrial, los humanos hemos pasado a depender de un nuevo tipo de energía, mucho más potente, aunque también más escasa: la energía fósil

A pesar de los intentos por reducir el consumo de energía no renovable, esta sigue siendo la fuente principal de energía en el mundo. y según las Naciones Unidas, el 80% de la demanda total de energía se nutre de la energía fósil

Los combustibles fósiles proceden de restos orgánicos de plantas y animales que se descompusieron hace millones de años. Su proceso de formación es muy lento, por lo que tardan mucho en reponerse, de ahí la denominación de energía no renovable. 

[El mundo alcanza el pico de consumo de energía fósil, las renovables ganan la partida]

Hay tres tipos de combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas natural. Cada uno de ellos presenta características distintas, y su proceso de formación también es diferente. Asimismo, no todos los combustibles fósiles son igual de contaminantes. 

Carbón

En el caso del carbón, suele encontrarse en la roca sedimentaria, y su origen se remonta al período carbonífero (hace entre 300 y 360 millones de años), cuando los restos vegetales comenzaron a depositarse bajo tierra y a sufrir una serie de transformaciones químicas y geológicas que darían lugar a lo que hoy conocemos como carbón.

Millones de años después, los humanos dedican tiempo y dinero a extraer este elemento de las capas más profundas de la Tierra. El carbón fue clave en la Revolución Industrial, y, en la actualidad, representa un tercio de la demanda de energía mundial, aunque su demanda ha caído en las últimas décadas en favor de otros tipos de energía. 

[La solar acaricia convertirse en la principal fuente de electricidad este verano por primera vez en España]

Los países que más dependen del carbón hoy en día son China, la India y Estados Unidos. Igual que los otros combustibles fósiles, el carbón tiene fecha de caducidad, aunque se calcula que, al ritmo actual de consumo, seguirá habiendo reservas suficientes de carbón hasta dentro de 200 años. 

Petróleo

El petróleo o crudo tiene su origen en la era Mesozoica, hace entre 252 y 66 millones de años, cuando restos de organismos vegetales y animales quedaron sepultados bajo mares y océanos. 

El petróleo se obtiene en pozos petrolíferos, ubicados en lugares de la Tierra, donde hay abundantes depósitos de este elemento. Los países productores de petróleo más importantes del mundo son Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudí, los cuales representan en torno al 40% del suministro global

Sin embargo, para que sea útil, el petróleo ha de pasar por un proceso de refinamiento. El proceso da como resultado distintos productos petrolíferos, entre los que están el diésel, la gasolina y el gasóleo de calefacción, todos ellos con diferentes utilidades. 

El uso del petróleo supone aproximadamente un tercio de las emisiones de carbono en el mundo, que provienen no sólo de su uso directo, sino también de los procesos de extracción y de refinación. 

Gas natural

El gas natural consiste en una mezcla de gases —principalmente metano— formado hace millones de años a partir de materia orgánica en descomposición. A diferencia del petróleo, el gas natural se ha popularizado sobre todo en las últimas tres décadas, y su uso es relativamente más limpio que el de los otros combustibles fósiles.

[La lucha energética se abre paso con el oro líquido: las cuatro claves del 'boom' del Gas Natural Licuado] 

Al igual que el petróleo, el gas natural se obtiene en pozos de extracción, a través de la técnica conocida como fracking. El perfeccionamiento de esta ha permitido que cada vez el gas natural sea más accesible y que, en muchos lugares, se use más que el carbón. En Estados Unidos, por ejemplo, es el principal combustible implicado en la producción de electricidad

Como cualquier combustible fósil, el gas natural produce CO₂, aunque en menor medida que el carbón o el petróleo. Las emisiones de carbono del gas natural representan en torno a un 40 o 50% menos que las del carbón y son entre un 25 y un 30% menores que las del petróleo.

El carbón, el más contaminante

Según Our World in Data, en 2020 los combustibles fósiles fueron responsables del 91% de las emisiones globales de CO₂, lo que las convierte en las principales impulsoras del cambio climático. 

[Veto a los combustibles fósiles: España se une a los 30 países que quieren acabar con su financiación en 2022]

Dentro de las distintas energías fósiles que son explotadas en el mundo, la que más contamina es el carbón, no sólo por la cantidad de CO₂ que libera a la atmósfera, sino también por cómo perjudica a la calidad del aire. Según la organización ClientEarth, anualmente la temperatura del temperatura asciende de media 1 grado centígrado, aunque 0,3 grados pueden atribuirse solamente al carbón

Por ello, muchos gobiernos han tratado de limitar el uso del carbón sustituyéndolo por otras fuentes de energía. En los países desarrollados, el abaratamiento del gas natural ha permitido hacer realidad este objetivo, pero en los países en vías de desarrollo, como India o China, el carbón sigue siendo la energía más usada, y se espera que la demanda siga aumentando durante los próximos años. 

En China, el carbón proporciona el 80% de la electricidad del país, aunque esta no es su única finalidad. También se emplea para producir decenas de químicos industriales y combustibles, como ocurre con el petróleo en otras partes del mundo. Esta fuerte dependencia del gigante asiático de una fuente energética tan contaminante como el carbón ha situado a China como líder global de emisiones de carbono