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Sociedad CABALLADA DE ATIENZA, EN GUADALAJARA

Una gran fiesta con 8 siglos de antigüedad en Castilla-La Mancha, declarada Bien Inmaterial

28 septiembre, 2018 09:10

El Diario Oficial de Castilla-La Mancha ha recogido hoy el acuerdo del Consejo de Gobierno del pasado 18 de septiembre que ha declarado Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Bien Inmaterial, la fiesta de la Caballada de Atienza (Guadalajara), que arrastra ocho siglos de antigüedad. Esta fiesta se celebra el Domingo de Pentecostés en memoria de la liberación, por parte de sus arrieros, del rey niño Alfonso VIII en el año 1162, cuando las tropas de su tío Fernando II de León le perseguían. 

Cada Domingo de Pentecostés los cofrades de la Santísima Trinidad van en romería desde el casco histórico de Atienza hasta la ermita de la Virgen de la Estrella, a unos dos kilómetros de la población, en recuerdo de aquella gesta.

La cofradía, que tiene su origen en una agrupación gremial surgida entre los arrieros que se dedicaban al traslado de mercancías y la venta ambulante de sus productos, se rige por las ordenanzas redactadas en la época de Alfonso VIII y la mayoría de las prácticas rituales se desarrollan siguiendo las pautas establecidas en esas ordenanzas, según recoge la declaración de Bien Inmaterial publicada hoy.

De hecho, la inalterabilidad de los principales actos de la celebración ha sido una de las causas fundamentales para que la Caballada se haya transmitido, casi inmudable, durante varios siglos, según la declaración, que destaca que la implicación directa de los cofrades ha hecho posible el desarrollo de la actividad durante más de 850 años. 

No es una fiesta en la que las personas que vienen de fuera participen de manera directa, pues está todo reglado y contemplado para los cofrades de la Santísima Trinidad, y, al mismo tiempo, hay una fuerte implicación y sentido identitario, tanto para los actuales habitantes de Atienza como para las personas que proceden del municipio y que siguen acudiendo para participar en los rituales, bien como espectadores o como protagonistas. 

Además de ser una de las celebraciones más antiguas de España, es una fiesta muy hospitalaria, a la que se invita a amigos, familiares y personas procedentes de otros lugares para que asistan a presenciarla.